Mucha hambre atrasada de viñeta en el Salón del Cómic de Barcelona

El joven que caminaba abismado en un álbum de la multipremiada serie Blacksad estaba a punto de chocar con todo el mundo, incluido Son Goku. No le importaba, parecía levitar: había conseguido que se lo dedicara Juanjo Guarnido con un dibujo del detective gato protagonista y estaba exultante. “He tardado dos horas, pero ha valido la pena”, decía. Era uno de los muchos visitantes del Salón del Cómic de Barcelona para los que lograr la firma (y con suerte el dibujo) de un autor favorito constituye un ritual imprescindible. Dondequiera que había alguien firmando en una caseta se formaba una cola; algunas más impresionantes, otras menos.

La vuelta a la presencialidad del salón, tras dos ediciones virtuales a causa de la pandemia (la cita, hasta el domingo, es en la Fira de Montjuïc, donde hasta hace poco se vacunaba), ha devuelto el alegre espectáculo de la muchedumbre volcada en el mundo del cómic. Esta 40ª edición, que ha tenido pastel de cumpleaños en su inauguración hoy viernes y que ha otorgado su Gran Premio a Daniel Torres, el creador de Roco Vargas (un autor con el que no va a haber polémica como el año pasado), ha arrancado poco a poco. No ha habido apreturas en toda la tarde y sí algunos espacios muy vacíos (que seguramente se llenarán el fin de semana), como la planta dedicada al cosplay, donde Noel, de rol en vivo, se aburría en su armadura gondoriana y daba la chapa (!) ante una reproducción del tapiz de la Dama del Unicornio. Se ha podido ver, sin embargo, a bastante gente disfrazada deambulando por la feria, desde la niña caracterizada del Jocker a la chica que componía una Hiedra Venenosa (la rival de Batman inmortalizada por Uma Thurman) de apretada villanía mientras daba cuenta de unas patatas fritas con kétchup.

El Salón, en el que firmaba con mucha cola Paco Sordo El pacto (Nuevo Nueve), premio a la mejor obra de autor español, brinda la oportunidad de experiencias tan intensas como cruzarte con Jacques Tardi, que firma ejemplares de Elise y los nuevos partisanos (Salamandra), un emocionante viaje a la Francia de los 50 sacudida por la Guerra de Argelia y protagonizado por la cantante Dominique Grange, guionista del libro, compañera sentimental del dibujante y que ha acudido con él.

También permite el Salón disfrutar de las exposiciones, participar en numerosas actividades, comprarte un kimono o un añejo Power Ranger, empuñar el martillo de Thor o probarte el casco de Boba Fett. La oferta de cómics es inabarcable: están todas las novedades, de lo más sesudo a lo más descerebrado, y se tiene además la posibilidad de comprar nostálgicos ejemplares de segunda mano o planchas originales. Precios para todos, desde los 2 euros de un viejo TBO a los 150 de una página original de La última misión del Barón Rojo, de Victor Hugo Arias (una plancha de Salomé de Maroto cuesta mucho más). Hablando de Richthofen, Carlos Puerta, autor de una moderna revisión del aviador, firmaba Maldito seas tú (Norma), la integral de la serie con Zarofff y el doctor Moreau, entre otros, que él ha dibujado, con guion de Philippe Pelaez.

Los otros premios del Salón han recaído en Piel de hombre (Norma), de Hubert y Zanzim, como mejor obra extranjera. Nicoleta y el misterio del colmillo (Sallybooks), de Katia Klein y Rut Pedreño, premio al mejor cómic infantil y juvenil; Cols Vol.2: Una noche en el infierno, de Clara Cábez y Olivia Cábez, el de mejor fanzine. El premio de votación popular ha ido para THE’(Fandogamia), de Manuel Álvarez, y el Premio Miguel Gallardo al autor o autora revelación ha recaído en Genie Espinosa.

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han visitado el Salón y Colau se ha mostrado emocionada en la exposición consagrada al fallecido Miguel Gallardo, “uno de los dibujantes más queridos de la ciudad y de más fama internacional”.

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