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“Nos han dado la estocada final”

Restauración, ocio nocturno y turismo critican al Govern por unas medidas “desproporcionadas”

Blanca Cia
cataluña restricciones navidad
Un grupo de jóvenes bailan con las mascarillas puestas en la sala Apolo en la primera noche de reapertura en octubre pasado.Albert Garcia (EL PAÍS)

Una caja con unos impresionantes centollos entraba en el restaurante Botafumeiro de Barcelona a primera hora de la mañana. Los responsables de ese restaurante, al igual que decenas de la capital y de otras localidades catalanas, se enfrentan al anuncio de nuevas restricciones de aforo decididas por el Govern ante la escalada de la sexta ola del coronavirus. Y en el caso del ocio nocturno al cierre, de nuevo, de toda la actividad después de que reabriera en octubre pasado. La alcaldesa Ada Colau ha anunciado que debido a la situación pandémica y las restricciones planteadas se cancelaba la fiesta de Fin de Año en la avenida Reina Maria Cristina.

“Nos han dado la estocada final”, han resumido en una comparecencia conjunta los representantes de las patronales de la restauración, del ocio nocturno y de Pimec turismo. Sectores que han anunciado que impugnarán las medidas restrictivas del Govern ante los tribunales: “No es de recibo que con indicadores que no son tan malos como en el resto del país, la Generalitat se presente como la campeona de las restricciones sin ni siquiera esperar a lo que se discuta en la conferencia de presidentes -se celebra este miércoles- ni avisar a los afectados”, ha apuntado este mediodía Roger Pallarols, director del Gremio de Restauración.

En estas 48 horas a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia resuelva sobre el toque de queda que propone el Govern desde la una de la madrugada a las seis a partir de la medianoche de este jueves, algunos sectores ya se enfrentan a la que se avecina. “El teléfono ya empezó a sonar hace días para cancelar reservas de grupos, ahora vemos que pasa lo mismo con las reservas de Navidad y sobre todo las de Noche Vieja”, explica el gerente del grupo Sagardi de Barcelona.

La restauración había calculado que esta campaña de Navidad, antes del anuncio de las restricciones, les hubiera supuesto llegar al 60% de la de 2019. No se atreven a calcular cuál será la cifra final con el aforo interior al 50% y tampoco saben como resolver el otro 50% que se quedará sin mesa. Todo eso, además, con la sensación de que siempre pagan los mismos: “Hemos contribuido a que aumentaran las vacunaciones al exigir el pasaporte covid en bares y restaurantes”. “En el sector del ocio ya se habían vendido 200.000 entradas porque la venta anticipada se ha generalizado y ahora habrá que devolver ese dinero”, apuntaba Fernando Martínez, secretario general de la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (FECALON) que calculaba las pérdidas de los locales nocturnos cerrados en Noche Vieja en unos 50 millones de euros en toda Cataluña.

“Y todo eso sin ayudas de verdad, a un sector que ha estado cerrado 72 semanas seguidas y ahora nos cierran de una forma drástica después de 10 semanas”, se lamentaba Ramon Mas, secretario general del Gremio de Empresarios de Discotecas de Barcelona. La comparecencia de todos los sectores se ha realizado en la discoteca Luz de Gas, de Barcelona, donde los responsables de las entidades advertían que el cierre de las persianas, en el caso del ocio nocturno, y la reducción de aforos en la restauración tendrá otro efecto, la vuelta de los ERTE y la pérdida de los contratos laborales de la campaña de Navidad. “Si cierran los locales y hay toque de queda a la una volveremos a los botellones y a los encuentros sin control”, apuntaba Mas.

“Tradicionalmente, hay un número importante de turistas franceses e italianos que desde hace años escogen Barcelona para pasar el Fin de Año y con el anuncio de toque de queda está claro que ese turismo ya no vendrá”, apuntaba Daniel Brasé, de Pimec Turismo. Esa medida solo afectará -si la confirma el Tribunal Superior de Justicia- a poblaciones de más de 10.000 habitantes con una incidencia semanal mayor a 250 casos por cada 100.000 personas. Una medida que, por ejemplo, no afecta a otras zonas con mucha actividad turística, como Val d’Aran y Cerdanya.

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En el caso de la programación de conciertos, Lluis Torrents, de la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña (ASACC), apuntaba que las nuevas restricciones perjudicarían mucho una temporada de conciertos muy intensa que arrancaba a partir de enero con una media de 200 conciertos semanales, una cifra superior a la de 150 antes de la pandemia y que se explica precisamente por el cierre obligado durante gran parte de ella. “En las 80 salas de conciertos de Cataluña trabajan de forma directa más de 2.000 personas y es evidente que les afectará”, ha añadido.

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Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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