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La crisis política de Senegal dispara las llegadas de cayucos a Canarias

Solo en el último mes y medio llegaron a las Islas 19 barcazas desde África occidental, mientras que en todo 2022 lo lograron tres

Migrants
Migrantes en el puerto de Los Cristianos, sur de Tenerife, el pasado 4 de julio, junto al cayuco en el que viajaron hasta Canarias desde Senegal.DESIREE MARTIN (AFP)

La crisis política y social que atraviesa Senegal y que derivó en violentos disturbios el pasado mes de junio, con el resultado de una veintena de muertos, al menos 600 detenidos y numerosos daños materiales, está en el origen, junto al buen tiempo, de la intensa salida de cayucos desde las costas de África occidental hacia Canarias, según coinciden en señalar el Frontex, así como migrantes y asociaciones senegalesas. Mientras en todo 2022 llegaron apenas tres cayucos desde Senegal y Gambia, solo en el último mes y medio 19 embarcaciones lograron tocar tierra en Canarias desde esos dos países. “Hay una enorme frustración entre la juventud”, asegura Saliou Diouf, presidente de la asociación senegalesa Boza Fii.

Lamine (nombre ficticio) tiene una furgoneta y su principal dedicación es llevar pequeños grupos de turistas hasta los enclaves turísticos de Casamance, en el sur de Senegal. A mediados del pasado mes de junio recibió un encargo para trasladar a siete jóvenes desde Dakar, capital del país, hasta Kafountine, en el sur. “Ellos salieron en un cayuco y fueron interceptados en Mauritania. Había muchísima gente, esos días zarparon al menos cuatro embarcaciones desde esta zona, una de Kafountine, otra de Dianah y dos de Abene y luego hubo muchas detenciones de personas. La policía anda buscando a los responsables”, asegura.

En el último mes y medio, una treintena de embarcaciones zarparon desde Senegal y Gambia, de las que 19 consiguieron llegar a Canarias. El resto fueron interceptadas en aguas senegalesas, al poco de partir, o en las de Mauritania y Marruecos. La ONG Caminando Fronteras asegura que hay tres embarcaciones desaparecidas con unas 300 personas a bordo, aunque el Gobierno senegalés lo ha desmentido en un comunicado. “Según las verificaciones realizadas, esas informaciones carecen de todo fundamento. Entre el 28 de junio y el 9 de julio, 260 senegaleses en peligro fueron socorridos en aguas territoriales marroquíes”, asegura el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Lo cierto es que la ruta canaria sigue alumbrando tragedias. Hace un mes que Pape Malick Diouf busca a su hermano mayor, Saliou, comerciante de 37 años, casado y con dos hijos. “Salió sobre las nueve de la noche del 7 de junio desde Saint Louis con otras 40 personas. Desde ese día no tengo ninguna noticia ni se sabe nada de sus compañeros. Es frustrante”, asegura por teléfono. Precisamente en aguas próximas a Saint Louis se produjo este martes el último naufragio conocido, cuando un cayuco procedente del sur del país volcó debido al sobrepeso y el oleaje. Ocho cadáveres fueron rescatados del mar.

Tras dos años de inestabilidad, la crisis política senegalesa explotó el pasado 1 de junio con la condena a dos años de cárcel del líder opositor Ousmane Sonko, muy popular entre los jóvenes. Sonko estaba siendo procesado por los delitos de violación y amenazas de muerte, pero fue condenado por “corrupción de la juventud” tras mantener relaciones sexuales con una joven de 19 años. El opositor asegura que todo es un montaje del presidente Macky Sall y su gobierno para eliminarlo de la carrera presidencial. El día de su condena y los dos siguientes se produjeron graves disturbios en Dakar y Ziguinchor. Sonko lleva casi un mes y medio retenido en su casa por la policía porque el Gobierno no se ha atrevido a dictar orden de prisión ante el temor a nuevos disturbios.

“No hay empleo, no hay expectativas de futuro. Si a eso le sumas que ves a tus amigos en la cárcel por manifestarse o una situación de incertidumbre total, los jóvenes se desesperan”, añade Diouf, de Boza Fii. Mohamed Diop, un joven de la localidad de Mbour, asegura que “ahora mismo la gente no tiene ganas de quedarse en Senegal, está todo alterado, no hay paz. La crisis política tiene un impacto, sin duda”. Las elecciones se celebran en Senegal el próximo mes de febrero. El propio Ousmane Sonko ha querido enviar un mensaje a los jóvenes que se suben a los cayucos: “No huyan de su destino, quédense y luchemos juntos el único combate que vale la pena: la construcción soberana de nuestro desarrollo económico y social”, dijo el opositor.

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La intensa actividad migratoria del pasado mes de junio en Canarias atrajo todos los focos. Ese mes, que históricamente no es especialmente caliente en esta ruta, se registró la llegada de 2.807 personas, casi cinco veces más que en junio del año pasado. Era un pico inesperado tras el periodo de relativa calma que trajo la mejora de las relaciones con Marruecos en marzo del año pasado. Dos fuentes dedicadas al control de fronteras explican a EL PAÍS qué factores están contribuyendo al alza de las llegadas al Archipiélago. Principalmente, explican estas fuentes, las condiciones meteorológicas que han facilitado la navegación, el resurgir de nuevas redes que organizan los viajes y la presencia, tanto en Mauritania como en Marruecos, de decenas de miles de migrantes y refugiados desesperados por salir. Un último elemento explica el repunte: los cayucos que están saliendo de Senegal.

La llegada de estas grandes embarcaciones se había convertido en un acontecimiento casi extraordinario en el último año. Las autoridades de Gambia, Senegal y Mauritania, de donde salen estas barcazas en las que pueden viajar hasta 200 personas, estaban ejerciendo un control más exhaustivo e impedían la partida de cayucos. Así, en todo 2022, según los datos que manejan agentes españoles, llegaron solo tres, mientras que en el último mes y medio se contabilizaron 22, de los cuales 19 zarparon desde Senegal y Gambia y tres de Mauritania, según se deriva del relato de los propios migrantes y del tipo de embarcación utilizada.

Frontex también se detiene en la coyuntura de Senegal y asume que influirá en los flujos migratorios. “La situación política actual actuará como un factor de empuje que impulsará a más personas a abandonar el país y fomentará la demanda de traficantes en la ruta de África occidental. Al mismo tiempo, el creciente número de refugiados y nacionales de terceros países que se trasladan a Mauritania puede aumentar el número de personas que intentan llegar a las Islas Canarias”, analiza la agencia en un documento interno. Según fuentes de Frontex, si las llegadas persisten, la agencia tendrá que reajustar sus equipos en islas donde actualmente no tiene presencia como Tenerife o El Hierro que, junto a Gran Canaria, acaban siendo el destino principal de este tipo de barcazas.

Se prevé que las llegadas a las Islas sigan en aumento, teniendo en cuenta además que los meses de más actividad (agosto, septiembre y octubre) están aún por llegar. Frontex lo da por hecho en sus informes: “Se espera que la presión migratoria sobre las Islas Canarias persista en un futuro próximo si las condiciones meteorológicas son adecuadas para la navegación. Las malas perspectivas económicas de los países de África occidental, agravadas aún más por la sequía y la escasez de alimentos, llevan a muchos de sus habitantes a trasladarse a la UE. La creciente pobreza en Marruecos está alimentando los flujos migratorios irregulares hacia los Estados miembros de la UE”.

Las llegadas a Canarias, en cualquier caso, acumulan una caída del 18,5% respecto al año pasado. Es un descenso más pronunciado del 11,5% que se ve en el conjunto de las rutas que llevan a España, que incluye Ceuta, Melilla, Canarias, Baleares y las costas peninsulares.

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