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Abascal advierte a Feijóo de que Vox se ha convertido en imprescindible para echar a Sánchez

El líder de Vox reitera que no regalará su apoyo para que el PP gobierne en ayuntamientos y autonomías, pero descarta votar con la izquierda

El líder de Vox, Santiago Abascal, comparecía el domingo ante los medios para valorar los resultados de su formación en las elecciones del 28-M.Foto: Javier Lizón (EFE) | Vídeo: EUROPA PRESS
Miguel González

Vox ha conseguido este 28-M su principal objetivo: convertirse en indispensable para que el PP pueda gobernar en numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos. Y está dispuesto a hacer valer que tiene en su mano la llave. El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha asegurado que estos comicios han convertido a su partido en “absolutamente decisivo” para construir la alternativa al Gobierno socialista y a sus aliados “comunistas, separatistas y terroristas”, pensando más en las elecciones generales de diciembre que en las autonómicas y locales que acaban de celebrarse. Pero ha reconocido que esa alternativa necesita la aceptación del PP y ha emplazado al presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, a elegir entre pactar con los socialistas o con él.

Abascal ha comparecido al filo de la medianoche en la sede central de su partido para reiterar, como ya hizo al final de la campaña, que no regalará al PP los votos que necesita para hacerse con alcaldías y presidencias de comunidades autónomas. Eso sí, ha descartado sumar sus votos a los de la izquierda, al señalar que tampoco participará en chantajes contra el PP. Lo ha hecho tras recordar que su partido es decisivo en autonomías como la Comunidad Valenciana, Aragón, Murcia, Baleares, Extremadura “y, quizá, Castilla-La Mancha”; así como en un tercio de las capitales de provincia. Tras hacer una breve declaración sin preguntas, Abascal ha salido a la calle donde le aguardaban varias decenas de simpatizantes convocados a través de las redes sociales. En vez de dirigirse a ellos desde la tribuna que estaba preparada, ha bajado a saludarlos personalmente y a hacerse selfis con ellos, dado su escaso número.

Antes que Abascal, ha comparecido desde un hotel de Barcelona el secretario general del partido, Ignacio Garriga, quien ha sido el primero en sacar pecho de que Vox se haya consolidado como tercera fuerza política y sea “decisivo para desalojar a la izquierda” del poder en numerosas instituciones. Entre aplausos y cánticos de sus seguidores, Garriga ha proclamado eufórico que Vox ha duplicado sus votos de hace cuatro años (al aumentar del 3,5% a más del 7%) y triplicado sus concejales, al pasar de unos 500 a más de 1.600 en toda España. El número dos de Vox ha subrayado que su partido es imprescindible para que el PP pueda gobernar en ayuntamientos como los de Sevilla, Valencia, Zaragoza (donde ya tenía la alcaldía), Palma de Mallorca, Toledo o Valladolid y varias comunidades autónomas. Según Garriga, Vox entra en la mayoría de las capitales de provincia y en todos los parlamentos autonómicos; aunque en realidad sigue ausente del gallego, que no se ha renovado en estas elecciones. El borrón en unos resultados mejores de lo esperado lo ha puesto la Comunidad de Madrid, donde Vox, incapaz de resistir el empuje de una Díaz Ayuso que le roba el discurso, ha perdido tres diputados. En realidad, Abascal la daba por perdida y no pisó la capital de España durante toda la campaña electoral.

Lo que ni Abascal ni Garriga han revelado es qué precio pondrá al PP para darle su apoyo. El segundo ha dicho que su partido “hará valer” los sufragios que ha recibido y no permitirá que “nadie los desprecie ni [los] pisotee”; pero, a continuación, ha añadido que será “responsable” y estará “a la altura de las circunstancias para que, si [echar a la izquierda] depende de un voto de Vox, lo hagamos posible”.

Pasadas las ocho de la tarde, el partido había convocado a través de las redes sociales a sus simpatizantes para que acudieran a su sede, con banderas españolas, para celebrar que Vox era la fuerza política que más crecía, lo que se daba por descontado. A esa hora, la calle del Bambú, en el madrileño barrio de Chamartín, se encontraba desierta y, bajo la intermitente lluvia, solo se encontraban los periodistas de EL PAÍS y la Cadena SER, a quienes Vox negó el acceso con el argumento de que el aforo (90 plazas) se encontraba completo. Un fallo en la aplicación utilizada por el partido ultra para la noche electoral dejó expuestos los datos personales de todos los acreditados: un total de 84 periodistas en Madrid y 33 en Barcelona. Además de webs de extrema derecha y antivacunas, había sitio para el canal de una universidad privada y la radio de una pública. El único medio extranjero presente era la agencia italiana ANSA.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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