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El desafío de una azafata por vivir “con los precios por las nubes”

La inflación es uno de los problemas que más preocupa a los españoles

Ana y Ruth, en su casa en el barrio de Pueblo Nuevo, en Madrid
Ana y Ruth, en su casa en el barrio de Pueblo Nuevo, en MadridJaime Villanueva
Mariel Delgado

Ana Otero es una madrileña de 53 años que ejerce como azafata en la estación de Atocha. Cada día amanece a las 5.30 y parte del barrio de Pueblo Nuevo, al este de la capital, hacia una de las más concurridas bases de comunicaciones ferroviarias del país. Allí pasa siete horas de pie durante la jornada laboral. Cuando finaliza, recoge a su hija Ruth, de 15 años, a la salida del colegio. La tarde de este pasado viernes, mientras esperaba el reencuentro diario con su hija, confesaba su mayor preocupación: “El futuro de los jóvenes. Los precios están por las nubes. Yo cobro hoy menos que hace 15 años”.

Otero ha sentido con especial virulencia la subida de la cesta de la compra en los últimos meses. El ascenso dio un respiro en abril. El encarecimiento de los alimentos registró un incremento del 12,9% respecto al mismo mes de 2022, pero se moderó en más de tres puntos respecto al pasado mes de marzo en la mayor caída de la serie histórica según el INE. “Una compra que antes podía rondar los 100 euros, ahora llega a los 120″, calcula Otero. “Hay productos como la carne que parecen artículos de lujo. Prefiero ir a tiendas de barrio. Así compro lo que necesito y no me dejo llevar por la cantidad de cosas que hay en las grandes superficies”. El último barómetro de 40dB. para EL PAÍS y la SER mostraba que la inflación es la principal preocupación de los españoles.

Madre e hija llegan sobre las cinco de la tarde a casa durante los días laborables. Y se echan en el sofá a ver la tele. “Es el único momento que tengo para descansar”, dice Otero. Su marido, fontanero de 49 años, llegará tarde. Apenas coinciden entre semana. “Cuando me jubile dejo la casa pagada para que mi hija no tenga que pasar la pesadilla de la hipoteca”. La familia tiene que pagar este año 100 euros más al mes que en 2022, unos 600 cada letra. “A ver qué familia puede llevar este ritmo”.

La madre de Ana Otero es Anita Díez. Su visión sobre los problemas actuales de la sociedad española se concentra en uno, el colapso de la sanidad pública. “Lo de las citas es un horror”, explica Díez. “No es que te la retrasen, es que te mandan cada día un mensaje diciendo: cita anulada”. A sus 77 años, tiene que subir a un autobús que tarda tres cuartos de hora desde su casa hasta el hospital para que la vea un médico. “Hace unos meses no me hacía falta porque había todo tipo de especialistas en el centro de salud de Modesto Lafuente, a diez minutos de donde vivo. Podía ir andando”. Los madrileños suspenden la atención sanitaria que reciben, según el CIS, y señalan que el principal problema de la región es la sanidad, según una encuesta encargada por la Comunidad.

Vicente, el marido de Otero, no llegará a casa hasta bien entrada la noche. Aunque suele llegar cansado, está contento por tener trabajo. “Encadenó contratos basura durante muchos años”, explica su esposa. “Llegó a tener un contrato de obra y servicio para una semana”. Él realiza tareas de mantenimiento en un edificio con un contrato fijo desde hace cinco meses. Otero prepara el final del día para volver amanecer al siguiente a las 5.30. “Si no trabajas estás jodido. Pero si lo haces también; es complicado no tener tiempo para nada”.

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