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El general del ‘caso Mediador’ se presenta como víctima de una “pérfida estafa” del delator de la trama

El alto mando de la Guardia Civil no logra justificar el origen de todo el dinero en efectivo localizado oculto en su casa

El general de la Guardia Civil Francisco Espinosa, presunto cabecilla de la trama desmantelada en el 'caso Mediador', en una imagen de 2020. Foto: ABEL ALONSO (EFE) | Vídeo: EPV

El general de la Guardia Civil Francisco Espinosa Navas, presunto cabecilla junto al exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, Tito Berni, de la trama desmantelada en el caso Mediador, ha decidido defenderse de las graves acusaciones de corrupción que le han llevado a prisión con un furibundo ataque a Antonio Navarro Tacoronte, su delator. En el escrito con el que el pasado 26 de febrero pidió a la jueza María de los Ángeles Lorenzo-Cáceres, que instruye la causa, que le excarcelara —Espinosa es el único imputado que ha ingresado en prisión preventiva― el alto mando del instituto armado acusa al mediador de crear una “ficción paralela”, un “rocambolesco entramado”, “una realidad fabulada” a la que llega a denominar “el teatro de Tacoronte”, en el que supuestamente cayeron tanto él como los empresarios imputados.

Espinosa, que asegura que tras la difusión mediática del caso es ya “un cadáver social”, intentaba en el escrito rebatir los indicios recopilados por la investigación contra él en la causa, no siempre con éxito. De hecho, no es capaz de justificar el origen de todo el dinero encontrado oculto en su domicilio y reconoce que tiene una cuenta en Bélgica que no había declarado a la Agencia Tributaria, aunque niega irregularidades en ninguno de estos hechos. La magistrada rechazó días después su petición y le mantiene en prisión.


En el escrito, al que ha tenido acceso EL PAÍS, la defensa del general ataca al mediador, al que considera “la principal y casi única fuente de prueba” contra él. Para desacreditarlo, destaca sus antecedentes penales ―que incluyen siete condenas por diferentes delitos, entre ellos un robo con violencia―, su paso por prisión y su supuesta “relación” con otros dos casos judiciales, uno de ellos de narcotráfico. Espinosa también fue investigado antes por la justicia, en concreto, en 2010, por otro caso de corrupción en Canarias, el llamado caso Unión. Entonces los investigadores le consideraron sospechoso de filtrar información confidencial a algunos implicados, pero finalmente la justicia archivó la causa contra él.

El alto mando también que Navarro Tacoronte intentó presuntamente engañar a un alcalde canario y a una senadora del PSOE presentándose con cargos en el partido y en gobierno canario que no tenía. “Este es el perfil personal y delincuencial de Antonio Navarro, que se jactar de ser el ‘mediador’, que va de periódico en periódico y de radio en radio, sembrando ‘su ficción’ a todo aquel que le preste atención y manipulando groseramente y a su antojo la realidad”, añade el escrito.

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En su defensa, el general argumenta que los audios que el mediador grababa con su móvil y que se han incorporado al sumario (en total 128 gigas de información que aún es analizada por la Policía), junto a sus tres declaraciones judiciales, llevan “a una distorsión de la realidad tal” que le permitió no solo embaucar a los empresarios y al alto mando, sino que “está proyectando el engaño” tanto a la propia jueza como a la Fiscalía. “En todo este montaje propiciado, urdido, ejecutado y aprovechado por el propio Navarro Tacoronte lo que subyace es una gran estafa que le tiene a él como único beneficiario”, continúa en el escrito, en el que no duda en calificar al general y al resto de empresarios implicados como “perjudicados y víctimas”. El alto mando asegura que él cayó en el “engaño” porque el mediador le propuso que, una vez se jubilase, lo “incorporaría a su proyecto empresarial como director de Relaciones Institucionales” a cambio de un sueldo mensual de 5.000 euros y una tarjeta para gastos de representación.

Espinosa también intenta explicar algunos de los indicios recabados contra él por los investigadores. Sobre la cuenta de Bélgica, de la que la Agencia Tributaria había informado que no la tenía declarada, asegura que la “tuvo que abrir, hace varios años y por exigencia de su cargo”, en referencia a su condición del director del Proyecto GAR-SI Sahel, financiado por la Comisión Europea para reforzar la seguridad en Mauritania, Burkina Faso, Malí, Níger, Senegal y Chad. Según recalca en su escrito, en esa cuenta, recibía sus “emolumentos procedentes de la UE”, además de “algunos ingresos” procedentes del depósito que él y su esposa tenían en una entidad bancaria en España. Sin embargo, el informe elaborado por el Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil recoge que, al menos entre enero y mayo de 2021, las nóminas por su trabajo en el Proyecto GAR-SI Sahel no los recibió en esa cuenta belga, sino en la que tenía en España.

Sobre los 61.110 euros en fajos de billetes que la Guardia Civil localizó en su domicilio de Madrid, el general alega que procedía de las extracciones de efectivo que hizo en sus cuentas entre 2019 y 2021, aunque admite que esos movimientos suman 51.500 euros, es decir, casi 10.000 euros menos del dinero encontrado. Durante su declaración ante la jueza, afirmó: “Yo he ganado mucho dinero durante mi vida profesional”. Ahora en su escrito, arguye que “no es necesariamente ilegal tener efectivo en casa”. No obstante, admite que recibió 1.500 euros en efectivo de mano del mediador en un encuentro cuyo sonido fue grabado por este último. El general intenta justificarlo en que ese dinero era “con cargo a la futura sociedad” en la que ambos iban a participar y asegura que Navarro “le obligó a contar los billetes para dejar constancia sonora de esa única entrega” y, de este modo, “tener cogido” al alto mando.

Espinosa, que niega haber pedido dinero a ningún empresario ni haberlo recibido, sí admite la recepción de regalos, como puros y una botella de vodka, así como varios viajes, estancias en hoteles y comidas, aunque los justifica en que “pensó” que todo ello lo pagaba el mediador y no los empresarios. Incluso intenta reducir varias de sus afirmaciones presuntamente incriminatorias ―entre ellos su petición de un trabajo para una mujer con la que mantenía una relación sentimental― asegurando que fueron “producto de la fanfarronería”.

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