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Maracena, ‘Rusia chica’ en los 70 y un paseo para el PSOE en los últimos 15 años

El secuestro de una concejala y el ‘caso Juana Rivas’ han puesto de actualidad a esta localidad del área metropolitana de Granada, que vive ajena a la polémica

La alcaldesa de Maracena, Berta Linares (segundo por la izquierda), durante el pleno extraordinario celebrado el pasado día 1 en la localidad granadina.
La alcaldesa de Maracena, Berta Linares (segundo por la izquierda), durante el pleno extraordinario celebrado el pasado día 1 en la localidad granadina.miguel angel molina (EFE)
Javier Arroyo

Algo más de medio millón de habitantes viven entre Granada capital y los 33 pueblos que componen con ella su área metropolitana. En población, el tercero mayor de esos municipios es Maracena, con 22.293 personas, pero probablemente es el más conocido fuera de la geografía granadina. Y eso porque en los últimos seis años la localidad ha vivido dos de los casos más mediáticos de España. En julio de 2017 saltó a los medios de comunicación nacionales el caso Juana Rivas, cinco años de titulares surgidos a partir de la negativa de la madre que viajó al pueblo desde Italia con sus dos hijos menores y nunca los llevó de vuelta con su padre. Cuando ese asunto ya empieza a olvidarse, hace algo menos de dos semanas, Maracena volvió a los medios por todo lo alto por el rapto de una concejala a manos del entonces novio de la alcaldesa, presunto secuestrador ya detenido.

En Maracena viven esos titulares con normalidad y una división entre dos esferas: la política, más o menos tormentosa según el momento, y la social, tranquila en una localidad que disfruta de servicios que cubren lo necesario para no tener que pisar la capital, colindante.

La localidad recibió el sobrenombre de “Rusia chica” al final del franquismo y en la Transición, por acoger un grupo amplio de militantes comunistas. Las primeras elecciones municipales democráticas las ganó el PCE que, con un nombre u otro, gobernó la ciudad en los ochenta. Las disputas internas derivaron en una alternancia entre el PSOE e IU en los noventa. En 2003, el PP gobernó durante una única legislatura y desde 2007 la alcaldía ha estado siempre en manos del PSOE con mayorías cada vez más consolidadas, pero ahora está por ver cómo se dirige electoralmente, el próximo mayo, el secuestro, aún por esclarecer y bajo secreto de sumario, de la concejala socialista Vanessa Romero.

La mayoría absoluta de 11 concejales socialistas se confronta con seis grupos municipales que tienen entre uno y tres ediles cada uno. Eso incluye un grupo mixto con gente que empezó la legislatura como de Podemos, con un Partido Socialista de Libre Federación formado por un ex del PSOE y un antiguo representante de Cs con poco porvenir de cara a las elecciones de mayo. Las disputas y el transfuguismo es un clásico en la política local maracenera. Ya apareció en la transición en el PCE y continúa hoy: seis concejales que estaban ya apalabrados en las listas del PP para mayo se han apeado para unirse al de Juntos por Maracena, liderado por un exconcejal del PSOE. Desde 2007 hasta que en 2022 cedió el puesto a la actual alcaldesa Berta Linares, Noel López ha sido alcalde socialista durante 15 años sin oposición.

Fuera de las cuitas políticas, la ubicación geográfica afecta al día a día de Maracena, municipio limítrofe con la capital de la ciudad, una linde que al forastero le resultará difícil distinguir. Para Antonio García Leyva, concejal socialista y mano derecha del anterior alcalde y de la actual alcaldesa, sostiene que su localidad no es “una ciudad dormitorio como tal porque aquí la gente hace vida en el día a día” aunque la gran parte de maraceneros trabaja en la capital. La idea la completan Marta y Nadia, dos jóvenes de 16 años, que charlan el jueves por la tarde en un banco del centro de la ciudad. “Aquí hay poca diversión para gente como nosotros. Para eso vamos a Granada, salimos allí. Aquí solo hay un pub y es para gente mayor”, explican. Y concluyen, “Maracena es para niños y personas mayores, para ellos sí hay muchas cosas”.

La industria en Maracena se concentra en el polígono de La Paz, con Pollos Payán como empresa más relevante con sus algo más de 40 empleados. Atrás quedaron las dos grandes industrias que daban empleo a los maraceneros. JIMESA, la empresa de pavimentos y material de construcción que llegó a emplear a varios cientos de trabajadores, y CETARSA, la Compañía Española de Tabaco en Rama que, aunque situada en terrenos de la capital, se nutría de gente de Maracena, ya cerraron. Hoy día, la fuerza laboral se concentra en un fuerte tejido comercial y muchos bares.

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Javier Martín, gerente de una tienda de fotografía en la zona norte, la de expansión en la actualidad, asegura que el hecho que ha supuesto un giro fundamental para la ciudad ha sido la llegada del metro. En 15 minutos se pasa de Maracena al centro de Granada y eso “ha hecho que mucha gente decida invertir aquí donde es –o era– más fácil y barato encontrar vivienda”.

Mientras en los medios siguen apareciendo informaciones sobre el secuestro de Vanessa Romero y algunas listas municipales se construyen a empellones, el interés de los maraceneros está ya en otro tema. En los últimos tiempos, ha surgido una oleada de robos en vehículos alrededor del casco urbano que tiene nerviosos a la gente. El jueves, la Guardia Civil detuvo a un tipo que había robado siete ocasiones y otras tantas había quedado libre. Eso es lo que tiene en vilo a la gente de la ciudad.

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