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Un grupo de Facebook acaba con uno de los ciberdelincuentes más activos de España

La Guardia Civil se apoyó en la página creada por sus decenas de víctimas para detener al sospechoso de cometer 250 delitos de estafa y extorsión

Ginés Donaire
Agentes de la Guaria Civil llevan detenido al ciberelincuente Jordi Otero.
Agentes de la Guaria Civil llevan detenido al ciberelincuente Jordi Otero.

Una motosierra por 160 euros, una desbrozadora por 780, un comprensor de aire por 250, y hasta una moto Yamaha (sin especificar antigüedad) por 300 euros. El grupo de Facebook Engañados por Jordi Otero o José Barro echaba humo en las últimas semanas con los lamentos de las decenas de víctimas que habían sido estafadas, y en ocasiones extorsionadas, por el que estaba considerado como uno de los ciberdelincuentes más activos del país.

Jordi Otero Barro, de 31 años de edad, ha pasado su primera noche en prisión después de que la Guardia Civil lo detuviera este miércoles en Madrid tras una intensa investigación. Al detenido le constan más de 250 delitos, entre estafas y extorsiones, cometidos todos ellos por medios tecnológicos, así como numerosas reclamaciones de detención y penas pendientes de cumplir tras haber sido condenado por distintos juzgados del territorio nacional.

Otero nunca llegó a tener en su poder ninguno de los productos que utilizaba como cebo ante sus víctimas. Según la investigación del Equipo @ [arroba] de la Guardia Civil de Jaén (en esta provincia se inició el historial delictivo del detenido en municipios como Jamilena, Villacarrillo, Alcalá la Real o Pozo Alcón), el presunto autor de los hechos denunciados tenía creadas cuentas en diferentes plataformas de Internet —con predilección por los portales de citas con mujeres— en los que ofertaba mobiliario de jardinería y otros productos a precios muy competitivos. En sus ofertas rebajaba sustancialmente los productos para animar a los compradores a completar las transacciones.

El detenido se ganaba la confianza para actuar, según el relato de los investigadores, enviando a sus víctimas fotografías de otras personas diciendo que su identidad era auténtica, así como documentos de identidad falsificados y hasta llegó a identificar en alguna ocasión como miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad o como familiar de algún integrante.

Otero lo tenía todo estudiado. Tanto que también engañaba a terceras personas para que colaborasen como mulas de dinero —como se denomina a las personas que reciben dinero de origen ilegal en su cuenta bancaria y lo transfieren a otras cuentas a cambio de una comisión―, en el blanqueo de sus beneficios, todo ello tras ganarse la confianza en distintas aplicaciones de citas y redes sociales. De este modo, facilitaba a sus víctimas los medios de pago de esos intermediarios, quienes recibían en sus cuentas el dinero, con el encargo de entregárselo a él por otras vías, y bajo la excusa de que era un envío de fondos de un familiar y que se encontraba en una situación de necesidad, según indicó la Guardia Civil, que ha bautizado esta trama como Operación Oterwanted.

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Cuando las víctimas advertían el engaño o lo extraño de esas transacciones, el detenido, presuntamente, las amenazaba y extorsionaba, para que siguieran colaborando en los mecanismos de blanqueo, según los agentes que han llevado la investigación,

Conforme la actividad del presunto estafador iba creciendo, los afectados se iban organizando en foros de Internet para intentar poner fin a sus fechorías. “Me quería vender una desbrozadora que ya ha sido vendida por su dueño en Wallapop”, se quejaba uno de los componentes del grupo de damnificados que, como la inmensa mayoría, nunca llegó a recibir su compra pese a haber realizado la transacción económica.

La Guardia Civil calcula que los beneficios por sus recientes actividades criminales pueden superar los 100.000 euros. Más allá de la estafa, Otero Barro está acusado también de varios delitos de extorsión a sus víctimas.

El Equipo @ de la Guardia Civil recomienda que se desconfíe de los “chollos”, especialmente cuando resulten excesivamente atractivos o cuando el vendedor desee concretar con urgencia o rapidez la transacción. En todo caso, los agentes especializados en investigar delitos cometidos a través de las nuevas tecnologías creen conveniente realizar comprobaciones fidedignas sobre la identidad del vendedor, por videollamadas o documentación personal, verificando su reputación en las plataformas y la existencia del producto que se desea adquirir.

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