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Macron y Sánchez consolidan su alianza en la UE con un tratado equiparable al franco-alemán

El acuerdo busca estrechar la cooperación bilateral, crear instancias compartidas como consejos de ministros conjuntos y facilitar una actuación más coordinada en el ámbito de la Unión Europea

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, el 27 de mayo de 2019 en El Elíseo.
Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, el 27 de mayo de 2019 en El Elíseo.Getty Images

Pocos países europeos tienen un vínculo tan íntimo —por la historia a veces trágica, las migraciones y exilios, los intercambios comerciales, la proximidad geográfica y cultural— como España y Francia. Muy pocos comparten en tantos aspectos su visión sobre la Unión Europea y su papel en el mundo. La intimidad que une ahora a ambos vecinos —y a veces, en el pasado, los ha separado— se plasmará este jueves en el ambicioso Tratado de Barcelona, un acuerdo bilateral que equiparará la relación hispano-francesa con la franco-alemana o la franco-italiana.

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron rubricarán en la capital catalana un texto que se suma al histórico Tratado del Elíseo entre Francia y Alemania, cuyo 60º aniversario se conmemora este domingo, y el más reciente Tratado del Quirinal entre Francia e Italia, de 2021. Con este nuevo acuerdo, París habrá sellado y codificado su amistad con sus mayores vecinos, en un contexto de transformación de Europa por la guerra de Ucrania.

Las alianzas entre los países sureños pueden ser un factor de equilibrio en una Europa cuyo centro de gravedad se desplaza hacia el este. A Francia, sin menoscabar su amistad fundamental con Alemania, también le interesa diversificar sus alianzas en un momento en el que el motor franco-alemán muestra signos de fatiga. El acercamiento a España coincide con tensiones de París con la Italia de la ultraderechista Giorgia Meloni.

El tratado franco-español busca estrechar la cooperación bilateral, crear instancias compartidas como consejos de ministros conjuntos y facilitar una actuación más coordinada en el ámbito de la Unión Europea. Entre los contenciosos sin resolver, figura el cierre en 2021 de una veintena de pasos fronterizos en los Pirineos. El motivo eran los controles de sospechosos de terrorismo y de inmigrantes sin papeles. Dos años después, nueve pasos siguen cerrados, pero no está previsto que en Barcelona haya un acuerdo para reabrirlos todos.

Macron ha movilizado a sus ministros de mayor peso —de Bruno Le Maire, titular de Economía y Finanzas, a Catherine Colonna, de Exteriores y Europa, o Gérald Darmanin, del Interior— para reunirse con sus homólogos españoles. Sánchez llevará a 10 ministros. Pero durante todo el día el presidente francés y su equipo tendrán un ojo atento a su país, donde está convocada la primera jornada de huelgas y manifestaciones contra la reforma de las pensiones. Es la reforma más importante de Macron en su segundo mandato, y choca con la oposición frontal de casi todo el espectro político y de los sindicatos.

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Otra manifestación se desarrollará en Barcelona durante la cumbre. En La Moncloa se trata de limitar la posibilidad de que las protestas independentistas puedan desviar la atención de una cumbre que se ha trabajado mucho para darle el máximo realce político. El hecho de que Pere Aragonés haya decidido finalmente acudir al saludo a Macron minimiza el impacto negativo, según el Ejecutivo español, que no quiere valorar el hecho de que ERC se manifieste contra la cita mientras Aragonès acude a ella.

Sánchez eligió Barcelona para la cumbre con Francia para dar un nuevo mensaje de que cree de verdad en la idea de un país descentralizado —con Alemania se hizo en A Coruña, con Portugal en Trujillo, con Rumania en Castellón— y también con un mensaje político de normalización de Cataluña. Además, y aunque no se tratará mucho en la cumbre porque la cuestión ya está acordada, el proyecto BarMar de un gasoducto bajo el mar entre Barcelona y Marsella es todo un símbolo de apuesta por Cataluña. También refleja la entente entre Sánchez y Macron, que han conseguido resolver su mayor disputa reciente, el rechazo del francés al MidCat, el gasoducto a través de los Pirineos.

Barcelona es también la más francesa de las grandes ciudades españolas: no solo por su cercanía a la frontera e históricas afinidades culturales, sino porque acoge a una numerosa comunidad de este país. Macron, después de la cumbre, prevé visitar el Museo Picasso y reunirse con sus compatriotas en el Liceo Francés.

Sánchez y Macron han mantenido siempre una buena relación, aunque nunca han sido los más estrechos amigos. Han sumado sus fuerzas en muchas ocasiones en las que les interesaba, en especial en la colosal batalla contra los países llamados frugales para lograr los fondos de recuperación europeos en 2020, en una cumbre histórica que duró cinco días, pero en cuestión de alianzas políticas Sánchez busca más a los socialdemócratas Olaf Scholz y Antonio Costa. Scholz incluso invitó a Sánchez a un retiro del Gobierno alemán cerca de Berlín, en un gesto inédito entre los dos países. Aun así, La Moncloa tiene interés en cuidar la relación con Francia y esta cumbre es una buena muestra de esa intención.

En el pasado ha habido recelos con Francia en la diplomacia española porque, según explican algunos de los negociadores de varios ejecutivos a lo largo de los años, París siempre juega a varias bandas y en el último momento puede cambiar de bando si ve que puede ganar más. España siempre ha buscado más a Italia, pero en este momento la distancia política entre Sánchez y Meloni es enorme, aunque se mantengan las formas, así que una alianza es impensable. Por eso tiene tanta relevancia política este salto de las relaciones entre Francia y España hasta colocarlas al nivel del eje franco-alemán.

Ya en la última cumbre en Montauban, en 2021, especialmente simbólica porque ambos líderes visitaron juntos la tumba de Azaña, el último presidente de la II República, se dio un salto con un acuerdo de doble nacionalidad entre España y Francia que España solo tiene con toda Iberoamérica, incluido Portugal, pero con ningún otro país europeo. Y ahora se da el avance definitivo con un tratado de amistad del nivel del que Francia tiene con Alemania e Italia y España solo tenía hasta ahora con Portugal.

Macron y Sánchez tienen distancia política —el francés es liberal y el español socialdemócrata— y biográfica —el primero viene del mundo financiero y dejó a los socialistas para hacer su propio partido mientras el segundo es un hombre de partido desde muy joven—, pero eso no ha impedido que hayan reforzado sus relaciones en los últimos años hasta llegar a este hito de la cumbre de Barcelona .

Entre los ministros de Sánchez, algunos insisten en que su gran mérito es haber logrado, gracias al giro a la izquierda que supuso su victoria en las primarias de 2017 frente a Susana Díaz, que el PSOE no siguiera los desastrosos pasos del Partido Socialista Francés, devorado entre Macron a su derecha y Jean-Luc Mélenchon a su izquierda. Pese a que su verdadero aliado político en Francia sería el PSF, Sánchez ve a Macron como un referente europeo y por eso ha buscado reforzar al máximo las relaciones hasta conseguir este salto que, en Barcelona, colocará a España junto a Alemania o Italia como país estratégico para Francia.

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