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Izado el autobús que cayó al río Lérez tras siete horas de trabajos

Equipo de rescate logró reflotar más de 12 toneladas de carrocería y el tacógrafo que ayudará a conocer las causas del accidente, en el que han fallecido siete personas

En medio de un ruidoso río Lérez, aún muy caudaloso como consecuencia de la intensa borrasca de los últimos días, concluyó este martes una ardua operación logística para reflotar el autobús que el día de Nochebuena se despeñó desde un puente, provocando la muerte de 7 de los 9 viajeros que iban a bordo. Un numeroso equipo humano y técnico se desplegó desde las 8 de la mañana en la zona del siniestro, en el municipio pontevedrés de Cerdedo-Cotobade, con una tensa carrera de cálculo por delante para medir la resistencia del viaducto, una tarea que se prolongó durante casi siete horas.

Dentro de un perímetro de seguridad de casi medio kilómetro en torno al lugar del accidente, un grupo de expertos en ingeniería y operarios de empresas externas contratados por el Ministerio de Transporte, apoyados por buzos y equipos de rescate de montaña de la Guardia Civil, trabajaron a destajo para reflotar a más de 30 metros de altura, hasta la plancha del puente, unas 12 toneladas de peso estimado del autobús.

Era un ir y venir de operarios por el viaducto, donde no pasaba desapercibido el ramo de flores en recuerdo a las víctimas de la compañía Monbus, propietaria del autocar siniestrado. Mientras unos desplegaban planchas en la calzada para hacer de contrapeso y estabilizar el puente para accionar la grúa, otros equipos colocaban desde el agua los enganches de la máquina elevadora al autobús y retiraban toda el agua posible que todavía quedaba en su interior para aliviar el peso.

Por fin, las pruebas de carga del puente y las cinchas de sujeción resistieron. A las 15.45 comenzó a elevarse el autobús con una grúa de casi 70 metros de altura y 300 toneladas de peso de la empresa Rubio. Minutos después, el autobús quedó perfectamente acoplado sobre un camión. Una escena que puso al descubierto las huellas del terrible impacto frontal, aunque toda la carrocería del vehículo ha quedado dañada.

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Una vez concluido el operativo de búsqueda de las víctimas con la localización del cadáver de una mujer de 50 años en la mañana del lunes, las tareas se concentraron en la retirada del autobús, aunque hasta mediodía de hoy los resultados eran una incógnita. El objetivo era recuperar el autobús de forma íntegra, pero trocearlo era el plan alternativo en el caso de que el puente no resistiese el peso.

Un equipo especializado en la reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil se hará cargo del caso. Esperan que el tacógrafo también recuperado este martes se encuentre en buenas condiciones para poder analizarlo; un estudio cuyas conclusiones tardarán varias semanas en conocerse. La velocidad, unido a una tormenta perfecta de lluvia y los relámpagos, pudieron ser el detonante de la tragedia.

El accidente acaeció sobre las 21.20 de este sábado, cuando un autobús que hacía la línea regular entre Lugo y Vigo se precipitó al río a la altura del puente de la parroquia de Pedre, un tramo peligroso por la estadística de accidentes que arroja, tanto para vehículos como peatones. De hecho, el alcalde de este Ayuntamiento, Jorge Cubela, solicitó en septiembre al Ministerio de Transportes que tomara medidas para acometer mejoras en seguridad vial.

Dos de los fallecidos fueron rescatados la misma noche del suceso, mientras que otras cuatro víctimas fueron localizadas durante la jornada del domingo. Poco después del accidente, los servicios de emergencia rescataron con vida al conductor del autobús y a una mujer. Ambos han sido dados de alta hospitalaria y prestarán declaración como testigos en un primer atestado de esta investigación. El hombre, de 63 años, dio negativo en los test de alcoholemia y de drogas.

Fue un conductor que pasó por la zona poco después del siniestro el primero que alertó al 112. El hombre se percató que no había barandilla en ese tramo, según los servicios de emergencia. Además, observó que bajo el puente alguien hacía señales con luces intermitentes. Era el chófer que había quedado atrapado dentro del autobús accidentado en un momento crítico porque se estaba llenando de agua y no podía salir. Poco después, emergencias recibía la llamada de alerta de la otra pasajera superviviente que puso en marcha los medios de rescate.

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