El rechazo de García-Page a cuestionar la solvencia de Feijóo socava la estrategia del PSOE

La estrategia que La Moncloa y Ferraz han diseñado en el arranque del curso político para remontar las encuestas, y que consiste en desgastar día tras día la figura de hombre de Estado y buen gestor de Alberto Núñez Feijóo, ha terminado poniendo en aprietos al PSOE y abriendo una crisis imprevista con uno de sus barones más importantes. El rechazo del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, a cuestionar la solvencia del líder del PP ha provocado una grieta en la hoja de ruta del Gobierno y del PSOE, donde focalizan la atención en los errores cometidos por Feijóo desde que relevó a Pablo Casado y los episodios más peliagudos de su gestión al frente de la Xunta de Galicia.

La contundencia con que García-Page ha discrepado de su partido respecto a la forma de confrontar con Feijóo contrasta con las críticas diarias que le dedican el presidente del Gobierno o sus ministros. “No comparto que Feijóo sea insolvente ni es acertado decirlo”, sostenía, en cambio, el presidente castellano-manchego en una entrevista publicada por El Mundo este lunes, en la que aseguraba además que tenía “un buen concepto en lo político y en lo personal” del líder de la oposición y dirigía una pulla hacia La Moncloa: “Los gobiernos no pueden buscar el papel de víctima, porque entonces convierten a los ciudadanos en los culpables, y eso no sale nunca bien”.

Feijóo reaccionó así al salir de un acto del presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, celebrado esta mañana en Madrid: “Se lo agradezco mucho al señor García-Page. El señor García-Page sabe mucho de esto”. El coordinador general del PP, Elías Bendodo, ha sido menos comedido: “García-Page, por mucho que se disfrace, es un sanchista más, pero de todas formas agradecemos la rectificación que hace porque evidentemente Feijóo claramente tiene solvencia y capacidad de gestión, la ha demostrado con cuatro mayorías absolutas en Galicia”. Y, refiriéndose a ese desmarque, ha asegurado: “Vendrán más, se acercan las municipales y todos quieren estar lejos [del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE]”.

Las palabras de García-Page han metido en un serio aprieto al PSOE, que ha tratado de cortar de raíz el último incendio interno. “En el Consejo Político Federal [celebrado el sábado en Zaragoza] se trasladó un mensaje claro, que es que el PSOE es un partido fuerte y unido. En ese Consejo intervinieron todos los presidentes autonómicos y secretarios generales y fue el mensaje que repitieron todos”, trató de zanjar la portavoz de la dirección federal del PSOE, Pilar Alegría. “Las guerras en solitario no funcionan”, han reprochado fuentes de la ejecutiva a García-Page, mientras fuentes presentes en el Consejo Político Federal, entre ellos varios barones, coinciden en que el presidente de Castilla-La Mancha no cuestionó la estrategia seguida con Feijóo, y que lo que hizo fue advertir del riesgo que suponía “infravalorar” al actual líder del PP.

“Mis discrepancias a ese respecto, sin necesidad de hablar en Zaragoza, ya se las he dicho antes a quien tenía que saberlo”, remarcó este lunes García-Page tras conocer el malestar y las críticas veladas en Ferraz y en el Gobierno. “Yo juzgo a las personas, me da lo mismo que militen en un partido que en otro. Mis opiniones son personales y además, sinceramente, que no me busquen, ¿eh? Y si alguien quiere que hablemos de la mecánica de la reunión de Zaragoza se la explico cuando quiera”, apostilló en una comparecencia con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, tras firmar un protocolo de colaboración entre ambas administraciones. “En los 22 o 23 segundos que tuve de tiempo en Zaragoza dije más o menos que no estaba de acuerdo con algunas cosas. Lo digo por si alguien está intoxicando o haciendo ver que hay guerras. No hay guerras. Yo cierro filas con mi partido, lo cual no me va a llevar nunca a tener que atacar, insultar, que no digo que sea el caso, y a decir lo que no pienso”, sentenció García-Page, que durante el acto de partido del sábado en la capital aragonesa compartió risas y confidencias con Pedro Sánchez.

Ambos se encargaron de transmitir esa misma buena sintonía en el mitin que compartieron el jueves por la tarde en Toledo —la entrevista con El Mundo se hizo el miércoles, según fuentes socialistas— ante un millar de militantes y simpatizantes. “Creo que puedo decir muy clarito algo que todos pensamos, que seguramente algunos dudaban y que otros no deseaban. Pero puedo decir con mucha claridad que me siento orgulloso y contento de tener con nosotros al presidente del Gobierno: bienvenido Pedro”, arrancó García-Page su intervención. “Nuestra unidad no hay más que verla, estamos más unidos que nunca, solo hay que verlo. Es evidente”, resaltó poco después. “A lo largo de estos cuatro años en el Gobierno, en Castilla-La Mancha siempre me he encontrado aliados, compañeros. Personas que han antepuesto, a lo mejor con discrepancias con el Gobierno, los intereses de su gente para defenderlos de manera legítima. Tengo que decir que para mí es un auténtico orgullo ver a Emiliano García-Page ser presidente de Castilla-La Mancha con las cosas que está haciendo por su tierra”, le dedicó Sánchez.

Reparos a la estrategia respecto a Feijóo

Fuentes del entorno del presidente de Castilla-La Mancha reiteran que ya entonces le transmitió a Sánchez sus reparos a la estrategia seguida respecto a Feijóo. Y defienden que García-Page ha actuado con lealtad al advertir de lo que considera un error, teniendo en cuenta que por alguna razón ha gobernado durante 13 años con mayoría absoluta en Galicia. En el cara a cara de Sánchez y Feijóo en el Senado, el pasado 6 de septiembre, el presidente del Gobierno reiteró varias veces en su réplica a su adversario política la pregunta “¿es insolvencia o mala fe?”, tras exponer los errores y propuestas fallidas que acusaba en los populares.

“Creo muy difícil que la sociedad española vea como insolvente a alguien que ha sido avalado no solo por las urnas, sino que desde Galicia ha mantenido un tipo de relación institucional con este Gobierno más que razonable en los últimos años”, opina, en cambio, García-Page. El presidente autonómico cree además que se cuestionaría a sí mismo si entra en el ataque frontal a la gestión del expresidente de la Xunta: “Yo he hecho acuerdos con el señor Feijóo y cuando lo he hecho, era sobre la base de que me parecía solvente poder firmar con él”. “Lo que sí tengo muy claro es quiénes son los insolventes, que son los que buscan romper lo que es el interés general”, remachó en una alusión implícita a Unidas Podemos. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, eludió pronunciarse sobre las discrepancias del presidente castellano-manchego y aseguró que el PSOE está unido ante un PP que se dedica a “poner zancadillas” al Gobierno.

En línea con otras declaraciones anteriores, García-Page volvió a censurar que el Gobierno se apoye en “malas compañías” de partidos, que, ha asegurado, “llevan en su código político la voluntad de desestabilizar el Estado. De atacarlo e incluso de romperlo” y ha advertido que, de necesitar el PSOE esos apoyos en el futuro, “es evidente que va a haber un castigo”. La referencia iba por ERC y EH Bildu, algo que no sorprendió en el PSOE. La novedad fue su defensa de Feijóo. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, esgrimió que el Gobierno se caracteriza “por el diálogo y tomar las medidas que puedan aunar el máximo de las voluntades siempre en beneficio de las clases media y trabajadora” frente a un PP “que solo pone piedras”.