La soledad de la pista de tenis vacía

El fotógrafo Giasco Bertoli empezó a retratar canchas de tenis a finales de los años noventa en Suiza, pero no recuerda exactamente por qué. El caso es que este verano pasado publicó ya el cuarto volumen de la serie Tennis Courts (editorial Nieves) y el año que viene llegará el quinto. Más de 200 imágenes de pistas vacías retratadas por todo el planeta. Pero sin saber a ciencia cierta el motivo para ello. “Sí, me gusta el tenis, juego a tenis, pero no sé si eso es suficiente como para haberme pasado 30 años sacando fotos de canchas por medio mundo. Creo que no hay ningún fotógrafo que haya estado tanto tiempo con una serie de imágenes, ni siquiera Sally Mann con aquellas fotos de su familia. Los niños se le hicieron mayores”, apunta el suizo vía telefónica mientras camina por París, la ciudad en la que reside.

Las instantáneas de Bertoli inciden en la melancolía que provocan los espacios deportivos vacíos o decrépitos. El fotógrafo intenta sacarlas en distintas estaciones del año y en diferentes momentos del día. La idea, cuenta, es crear una especie de estado mental al verlas en secuencia. Por eso jamás localiza los pies de foto, no hay afán turístico en su propuesta. “Me interesa más todo lo que rodea a la pista que ella misma. A veces, es solo un secundario en la imagen”, afirma. “Hay cierta tristeza en estas fotos. No hay personas, porque el tenis, cuando se juega, es como un enorme y vívido teatro. Y busco otra cosa. Más el sentimiento que emana de aquella piscina al inicio de Sunset Boulevard que el de acudir a Roland Garros rodeado de zonas vip y patrocinadores”.