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Bergen, una delicia escandinava

Las huellas de la poderosa Liga Hanseática, el fotogénico muelle de Bryggen, museos con obra clásica y vanguardista y las vistas de la ciudad noruega desde el monte Fløyen

Vista del puerto histórico de Bryggen, en la ciudad noruega de Bergen.
Vista del puerto histórico de Bryggen, en la ciudad noruega de Bergen. B. Bialorucki (ALAMY)

Fundada en el siglo XI por un rey vikingo, Bergen es la segunda ciudad de Noruega y de las más bellas del país, además de puerto de embarque hacia sus fiordos más impresionantes. Con un tamaño muy asequible para recorrer el núcleo urbano a pie —tiene unos 270.000 habitantes—, conserva importantes monumentos medievales, museos clásicos y otros muy vanguardistas y unos impresionantes parajes naturales en sus alrededores a los que se llega fácilmente a pie, en funicular o en ferri. Aunque el invierno y el otoño aquí no son tan fríos como podría pensarse dada su latitud, ya que la corriente del Golfo templa bastante su clima, el verano es la estación ideal para disfrutar de Bergen.

Además, desde el pasado 1 de julio Noruega ya permite la entrada a los turistas sin obligación de cuarentena ni PCR negativa a quienes posean un pasaporte covid de la UE que indique estar vacunado, haber pasado el virus en los últimos seis meses o haber dado negativo en un test de antígenos.

9.00 Mariakirken, lo más antiguo

Después de un buen bufé de desayuno que sirven en la mayoría de los alojamientos y que incluye energéticas delicias escandinavas (como arenque, salmón, pasta de caviar y otros pescados), es buena idea empezar la ruta siguiendo un orden cronológico o histórico. Así, el edificio más antiguo de la ciudad se erige en el extremo norte del puerto: Mariakirken o la iglesia de Santa María (Dreggen 15) (1), la iglesia románica del siglo XII en cuyo interior se aprecian pinturas renacentistas del siglo XV y un exquisito púlpito barroco. Merece la pena explorar en el cementerio de su jardín, donde se hallan las lápidas de las familias más distinguidas de aquellos tiempos, las de los comerciantes de origen alemán, ya que la iglesia perteneció desde la Edad Media hasta el siglo XVIII a la poderosa Liga Hanseática.

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Para saber más del inicio de la prosperidad en la que fue la capital del Reino de Noruega se puede visitar la adyacente Schøtstuene, el edificio de madera donde se reunía la asamblea de comerciantes alemanes para comer y discutir asuntos de relevancia, y el cercano y fascinante Museo Hanseático (hanseatiskemuseum.museumvest.no).

11.00 Vuelta a la Edad Media

A pocos pasos de Mariakirken, la torre Rosenkrantz (2), uno de los símbolos de la localidad, fue añadida por un caballero feudal en 1560 a la fortaleza Bergenhus, bastante más antigua, aunque ambas hubieron de ser restauradas tras la II Guerra Mundial. Desde sus almenas, a las que se accede por una escalera de piedra, se obtiene una buena vista de la ensenada del puerto. Junto a la torre, Håkonshallen, el Salón o Nave del rey Håkon, fue en la Edad Media el centro político de Noruega. Es un sólido edificio de piedra en forma de iglesia con un interior adornado por valiosos tapices.

Las casas de madera de Bryggen, uno de los reclamos turísticos de la ciudad.
Las casas de madera de Bryggen, uno de los reclamos turísticos de la ciudad.Alamy

13.00 Entre edificios de madera

Omnipresente en todos los reclamos turísticos de Bergen, Bryggen (3), el antiguo muelle alemán, está flanqueado por 55 edificios en su mayor parte de madera que desde la época medieval hasta el siglo XVIII albergaron los almacenes de los mercaderes hanseáticos. De ellos, solo 17, restaurados entre los siglos XVI y XVIII, sobrevivieron a los siete incendios que devastaron el puerto, el último en 1955. Detrás de sus fachadas de vivos colores hoy se ubican lujosos restaurantes —como el Enhjørningen, en la casa presidida por un unicornio—, pubs, artesanos joyeros de estilo escandinavo y vikingo, galerías y tiendas de regalos. Declarado patrimonio mundial, su parte trasera es un entramado de callejones donde reina también la madera y se pueden tomar platos de pescado, frutos de mar o carne de reno en Bryggen Tracteursted, una preciosa taberna de 1706.

Puesto en el Mercado de Pescado de Bergen.
Puesto en el Mercado de Pescado de Bergen.L. Dafos (ALAMY)

14.00 Festín de salmón y centollo

En el muelle con vistas a Bryggen, el Mercado de Pescado (Torget, 5014) (4) es ideal para un aperitivo o una comilona al aire libre y en mesas compartidas. En los puestos de riquísimas gambas, bocadillos de salmón, raciones de centollos descomunales y otras delicias del mar se habla más español que noruego, ya que la mayoría de los trabajadores son estudiantes españoles o sudamericanos. El ambientazo está asegurado.

16.00 Un lago rodeado de arte

A orillas del lago Lille Lungegard, rodeado por un agradable parque, el patronato KODE (5) agrupa cuatro interesantes museos de arte y diseño, con colecciones que reúnen obras desde los pintores clásicos noruegos (Edvard Munch, J. C. Dahl, Werenskiold, Krohg, etcétera) hasta modernistas extranjeros como Picasso, Paul Klee o Miró, y galerías que programan exposiciones dedicadas a los artistas nacionales más vanguardistas. El atractivo Café Smakverket, en el KODE 2, viene muy bien para un tentempié.

Para ver Bergen en todo su esplendor lo mejor es subir al monte Fløyen, un espacio verde en el que también hay rutas senderistas o se puede ir en canoa por el lago Skomakerdiket.
Para ver Bergen en todo su esplendor lo mejor es subir al monte Fløyen, un espacio verde en el que también hay rutas senderistas o se puede ir en canoa por el lago Skomakerdiket.alamy

19.00 Viaje en funicular

Aprovechando las largas horas de luz del verano escandinavo, la tarde es el momento para apreciar Bergen desde los 320 metros del monte Fløyen (6). Se llega en un funicular que trepa desde la estación Fløibanen, en pleno centro, o desde las alturas del monte Ulriken (643 metros), comunicado por un teleférico (ulriken643.no) que actualmente están remodelando y tienen previsto reabrir este verano.

21.00 ¿Un bar clásico o uno rockero?

El restaurante 1887 (7) se ha ganado en pocos años una reputación entre los berguenses. Situado junto al comienzo de Bryggen en un edificio señorial que albergaba un mercado en el siglo XIX, su decoración interior remite a esa época, mientras que la comida se basa, sobre todo, en productos agrícolas de los fiordos y pescado y marisco del mar del Norte. Si el tiempo lo permite —en Bergen llueve unos 240 días al año— se puede cenar al aire libre en su Veranda.

Para una copa, si se prefiere un local clásico, el café-bar Amundsen en el Grand Hotel Terminus (8) es el más histórico de la ciudad. En el otro extremo, Bergen es un centro vital de los grupos de rock más progresivo y del black metal que tienen su templo en el legendario Apollon (9), un bar y tienda de CD y LP donde los rockeros beben sobre todo cerveza que surten 35 grifos de marcas diferentes.

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