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Langostas, palillos de plata y animadoras: así es el lujoso tren en el que viaja (a 60 km/h) Kim Jong-un

¿La última excentricidad del líder norcoreano? Emplear sesenta horas en hacer un trayecto de 4.500 kilómetros para encontrarse con Trump. A todo 'tren', eso sí

Kim Jong-un desciende por la alfombra roja de su lujoso tren a su llegada a la estación de Hanói, este miércoles.
Kim Jong-un desciende por la alfombra roja de su lujoso tren a su llegada a la estación de Hanói, este miércoles.

Kim Jong-un (Pionyang, 1983) ha vuelto a encontrar la oportunidad perfecta para demostrar que él hace las cosas como quiere porque, básicamente, puede. Su última excentricidad ha sido recorrer los 4.500 kilómetros que separan la capital norcoreana (Pionyang) de la capital vietnamita (Hanói) en un tren que no supera los 60 km/h. Esta travesía, que podría haber completado en cinco horas viajando en avión, ha durado sesenta horas. Es decir, dos días y medio. Sin embargo, el líder norcoreano, que ha utilizado este transporte para reunirse con Donald Trump en una cumbre que se ha cerrado de forma abrupta, no ha sufrido las molestias típicas de un trayecto ferroviario tan largo.

Quesos traídos desde Suiza, vinos recién llegados de Francia, ordenadores Apple, palillos de plata, asientos de cuero rosa, kilos de langostas vivas y animadoras que le cantan en ruso y en coreano son algunos de los lujos que amenizan las horas que Kim Jong-un pasa a bordo del tren. Una sala de conferencias equipada con última tecnología o una alfombra roja que se despliega sobre la rampa de acceso completan la parafernalia del convoy que el periódico The Korea Herald ha definido como un "hotel especial".

El hecho de que los noventa vagones que forman el tren estén blindados por motivos de seguridad implica que este tenga una sobrecarga de miles de kilos. Un exceso de peso que ralentiza la velocidad, aunque esto no es un problema para el norcoreano. Los motivos que le llevan a elegir el ferrocarril como medio de transporte en muchos de sus viajes oficiales poco tienen que ver con la celeridad del servicio. En esta ocasión, hacer uso del tren familiar para viajar de Corea del Norte a Vietnam es una forma de mostrar su alianza con China, territorio que se cruza durante el trayecto. China ha modificado los horarios de los trenes locales para facilitar el paso al convoy norcoreano y ha desplegado un potente dispositivo de seguridad que se ha encargado de evacuar el puente que conecta Corea del Norte con China.

Para que este despliegue sea posible y estos trenes estén siempre disponibles, fue necesario construir 20 estaciones en Corea del Norte

Además, estas giras ferroviarias son exhibidas públicamente con orgullo y refuerzan la afición histórica de Corea del Norte por la red ferroviaria. La dinastía Kim siempre ha viajado en tren. Que Kim Jong-un continúe la tradición, según Koh Yu-hwan, analista de la Universidad Dongguk de Seúl, transmite a los norcoreanos que su líder "ha heredado las cualidades de su abuelo y que la dinastía Kim está más fuerte que nunca".

El líder norcoreano y el presidente de Estados Unidos han permanecido día y medio en Vietnam para llevar a cabo su segunda cumbre sobre desnuclearización. El objetivo del encuentro entre Jong-un y Trump es avanzar en la negociación que comenzaron en junio del año pasado en Singapur. Tras su parada en Hanói, todo apunta a que Kim Jong-un se reunirá en China con el presidente Xi Jinping. Una parada estratégica que no sería viable si se desplazara por aire.

Durante el traslado a Hanói, tal y como ha ocurrido en otros viajes oficiales, dos trenes acompañan al de Kim Jong-un. El que va en cabeza se encarga de garantizar que las vías de tren sean seguras y el que va en la cola transporta a los guardaespaldas y suministros adicionales. Para que este despliegue sea posible y estos trenes estén siempre disponibles, fue necesario construir 20 estaciones a lo largo de Corea del Norte.

“En los trenes de la dinastía Kim es posible pedir comida típica rusa, china, coreana, japonesa o francesa”, aseguró en sus memorias Konstantin Pulikovski, funcionario ruso que viajó en el famoso tren durante un mes junto a Kim Jong Il, anterior líder norcoreano, en 2001. Declaración que no sentó bien al Gobierno de Corea del Norte, un país donde, según The New York Times, dos millones de personas morían de hambre a mediados de los noventa.

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