Kardashian & Co: la saga del millón de dólares
Seis mujeres conforman el clan, famoso tanto por sus traseros como por sus negocios. Suman fortunas al mismo ritmo que seguidores en Instagram: 465 millones entre todas
Construir el mapa de la fama y fortuna del clan, perdón: klan, más famoso del mundo requeriría de una tesis doctoral. Pero las vidas, dineros y milagros de los (más bien las) Kardashian también pueden resumirse en una escueta, cinematográfica, frase: sexo, mentiras y cintas de vídeo.
Estos días es Khloé, la tercera de las hermanas, quien está inmersa en una historia con todos esos términos. Dio a luz el jueves 12 de abril, pero el martes, 48 horas antes se filtraba un vídeo en el que el jugador de la NBA Tristan Thompson, su novio y padre de su primera hija, se besa con varias mujeres a bordo de un barco. Khloé no está entre ellas, claro, y toda la familia ha dejado de seguirle en redes. En lenguaje popular: abucheos en su primer partido tras el escándalo. En lenguaje Kardashian: el destierro.
También fueron otras verdades y mentiras las que vieron nacer a la saga: las del juicio del siglo. Todo surgió en el proceso del deportista O. J. Simpson: su abogado fue Robert Kardashian, un letrado de origen armenio de buena familia y originario patriarca de Los K. El matrimonio de Robert y Kris duró entre 1978 y 1990 y fructificó en cuatro hijos: Kourtney, Kim, Khloé y Rob. Él es probablemente el menos mediático (aunque no le faltan novias ni líos); ellas, las que amasan inconmensurable fama.
Seis son las mujeres Kardashian, esas que gracias tanto a sus traseros de portada como a sus negocios de ídem suman fortunas imposibles (de calcular) al mismo ritmo que seguidores en Instagram (más fácil: 465 millones entre todas). Son la matriarca Kris (62 años, seis hijos, dos divorcios); las tres hijas mayores, Kourtney (casi 39 años, tres hijos, separada —por ahora— de su eterno novio), Kim (37 años, dos divorcios, uno de ellos tras 72 días, casada con el rapero Kanye West, tres hijos) y Khloé (divorciada, una hija); y las dos pequeñas, nacidas del segundo matrimonio de Kris: Kendall, supermodelo de 22; y Kylie, flamante madre y fulgurante empresaria de 20 añitos.
Robert allanó el terreno, pero Kris, haciendo lo que pocas madres harían, lo sembró de oro. Corría 2007 y la matriarca debió pensar que la cinta de vídeo en la que Kim —entonces una famosilla que jugaba a ser estilista y le llevaba los bolsos a Paris Hilton— aparecía en la cama (y no durmiendo, precisamente) con su noviete rapero podía ser su mejor lanzadera.
Lo fue. La familia demandó esa filtración —a dos clics en Google, por si alguien tiene cualquier interés, meramente documental— , pero se forró con un reality show que salió de la cabeza de la misma Kris. Hoy, 11 años, 14 temporadas y 215 episodios después, Keeping Up With The Kardashians, que cada semana ven dos millones de personas en 160 países, ha generado cientos de miles de dólares (solo en 2016, 100 millones), creado una miríada de estrellas mediáticas y tenido ocho spin offs. Cabe destacar que Kris es la manager de sus retoños y productora del programa. Se lo lleva calentito: ganó 9,4 millones sólo en 2016.
Sus vástagos le van a la zaga. La mayor, Kourtney, es la única universitaria de estos nuevos ricos. Su fortuna no viene de sus grados de Artes Escénicas y Español, sino por igual del programa y de sus (pagadas) recomendaciones: con ellos facturó 8,2 millones de euros en 2016.
La pequeña, Khloé, está ahora en boga por su maternidad y por ese vídeo que ya ha dado la vuelta al mundo. Según Forbes, en 2016 ganó 12,2 millones de euros por el programa, la publicidad y su olfato para los negocios: ha creado una aclamada línea de vaqueros para todos los cuerpos, Good American. Facturó un millón de dólares su primer día.
Pero la estrella de la corona es Kim. Si en mayo de 2015 marcó un hito al publicar un libro, Selfish (450 páginas con sus selfies), en octubre de 2016 pasó su peor momento cuando fue asaltada en París. Amordazada y atada de pies y manos, le robaron 10 millones en joyas. Desde entonces su sobreexposición se ha rebajado, se ha centrado en los negocios y ha tenido su tercer hijo junto a West: Chicago, nacida por gestación subrogada.
Sus cuentas no sufren: 41,4 millones en 2016. Kim ocupa el puesto 41º de la lista de fortunas mediáticas de Forbes de 2017 y el 1º en estrellas de reality shows mejor pagadas. Es marca, producto y escaparate: sus ganancias provienen de su programa, pero también, y mucho, de su aplicación, su web, sus kimojis (emoticonos con su cara, sus lágrimas y sus posaderas, por 3,49 euros directo al móvil), y ahora su línea de belleza, KKW Beauty. El día de su lanzamiento, sus productos se agotaron y recaudaron 12 millones.
En primavera de 1991, un mes después de divorciarse de Kardashian, la matriarca Kris se casó con el entonces medallista olímpico Bruce Jenner. Hoy Bruce es Caitlyn, una mujer transexual que dio cuenta de su cambio vital en abril de 2015 y que es una reconocida activista de la comunidad LGTBI. Antes de ello (y del divorcio, ese mismo 2015) llegaron las últimas dos hijas al klub. Primero fue Kendall, la tercera modelo mejor pagada del mundo. Dos desfiles de Victoria’s Secret, contratos con Pepsi, Estée Lauder o Tod’s y 14 millones ganados en 2016 la contemplan.
La última bomba es Kylie, la más pequeña y, curiosamente, más valorada del grupo. No ha cumplido los 21, pero en noviembre de 2015, con apenas 18, lanzó su marca. Sorpresa: Kylie Cosmetics logró en año y medio más de 340 millones de euros, un hito al alcance de pocas firmas de belleza. Cosmético que saca, cosmético que vende. Y ya produce 300.000 unidades de cada uno de ellos.
Cómo no, ella misma es su escaparate y su publicidad. No necesita más para cuadrar las cuentas, que la hacen ser la más joven de la lista Forbes de entretenimiento (puesto 59º, 33 millones, solo en 2016 más de 14). Sus labios, su forma de vestir y maquillarse, su estilo Calabasas (así se llama su ciudad)... son ley para millones de adolescentes del planeta. No es de extrañar que su marca prevea facturar 1.000 millones en 2022. De momento, ha logrado que la primera imagen de su hija, nacida (en semisecreto) de su relación con el rapero Travis Scott, sea la foto con más me gusta de Instagram: casi 18 millones. Stormi (que podría traducirse como Tormentita) se llama la pequeña. No tiene K, en el nombre ni en el apellido. Pero quedan Kardashians para rato.
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