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Qué hacer (y qué no) con las bandejas de poliestireno al llegar del supermercado

¿Meterlas en el microondas? ¿Congelarlas? Guía para el uso saludable de estos envases frecuentes

Se han convertido en el envase preferido de los pescaderos, fruteros y carniceros, ya que al ser muy resistente a la humedad (ni se pudre ni enmohece), el poliestireno resulta un material ideal para conservar los productos frescos. Aun así, estas bandejas blancas levantan ciertas dudas sobre su correcta utilización.

Hay varios tipos de poliestireno

Rafael Gavara, investigador del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, explica: “Existen muchas formas de procesar el poliestireno [un tipo de plástico, PS] y también hay muchos tipos distintos. En concreto, el que se utiliza para crear las bandejas de productos frescos que compramos en el supermercado se llama poliestireno expandido extruido (conocido por XPS, sus siglas en inglés). Pero también existe el poliestireno expandido, conocido en España con la marca comercial Poliexpan, que se utiliza sobre todo para formar estructuras amortiguadoras mecánicas y térmicas que reducen el daño por impacto. Por ejemplo, el que llevan muchos electrodomésticos en sus cajas. También existe otro poliestireno, el extruido o inyectado sin gas (sin expansión), que es el que se utiliza para hacer vasos de bebida, cápsulas o copas para productos lácteos”. Para los profanos en la materia que no conocen el modo de fabricación hay un truco para distinguir los dos materiales: si rompe la pieza y lo que ve son bolitas rellenas de aire se trata de PS, si por el contrario solo encuentra agujeritos, está delante de una bandeja de XPS.

Rafael Gavara cuenta el proceso de fabricación que culmina en las bandejas: “El polímero termoplástico se calienta hasta conseguir un líquido viscoso que se extruye en forma de lámina y se enfría. Se mezcla con un gas a presión, generalmente dióxido de carbono, que al despresurizarse genera celdas huecas cerradas que forman el material final. En el proceso de enfriado es cuando se le da la forma al envase”.

¿Las puedo meter en el microondas?

“El XPS tiene una temperatura de uso máxima de 80 ºC. Por tanto, estas bandejas no deben utilizarse en el microondas, porque pueden perder su integridad, deformarse, e incluso degradarse y aumentar la migración de compuestos volátiles [residuos o trazas del estireno]”, narra el investigador del CSIC: “Aunque estas cantidades residuales son muy bajas, no es conveniente nunca calentar las bandejas para evitar que migren a los alimentos”. Cuando esto ocurre, el estireno se ha relacionado con posibles efectos carcinogénicos y con alteraciones endocrinas. Aunque estos estudios se han realizado in vitro y en condiciones de laboratorio, y a pesar de que la Agencia Estadounidense de Alimentación y Medicamentos (FDA) considera que la media de estireno en la comida es 10.000 veces inferior a lo que se consideraría peligroso.

"No es conveniente calentar las bandejas en el microondas, porque sus compuestos volátiles podrían migrar a los alimentos" (Rafael Gavara, investigador del CSIC)

¿Y las puedo congelar?

Estas bandejas no presentan ningún problema con el frío, ya que resisten muy bien las bajas temperaturas. La única pega es que el XPS es aislante térmico, por lo que tardará algo más de tiempo en congelarse el producto que en otro envase. En cambio, los procesos de liberación de residuos como el estireno se frenan y se hacen más lentos, según el experto.

¿Hay que sacar los alimentos de las bandejas nada más llegar de la compra?

“No hay ninguna necesidad de hacerlo, ya que estos envases suelen conservar el producto rodeado de una atmósfera protectora. Es más, si sacamos el producto del envase lo que estamos provocando es que la fecha de caducidad del producto se acorte”, responde Rafael Gavara.

¿Son reciclables?

Gavara lo confirma: “Simplemente, se corta en trocitos pequeños y se puede utilizar para fabricar nuevos objetos de PS, incluso otros envases. El problema es que tiene tan poca densidad que su almacenaje y gestión plantea problemas medioambientales”. Precisamente, este impacto es el motivo por el que ciudades como Nueva York han prohibido su uso.

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