La orquesta que convierte la basura en música
Los niños de un vertedero de Asunción se han hecho famosos gracias a sus instrumentos reciclados. Entre sus fans, David Bisbal o los rockeros Metallica
Favio Chávez es un ingeniero ambiental y músico aficionado con una gran vocación por la enseñanza que fundó y dirige la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, creada para los hijos de los trabajadores del vertedero de la capital de Paraguay. Desde entonces muchos de los niños del barrio más humilde de Asunción se han unido a la banda y recorren escenarios de todo el mundo tocando con violines, trompetas, guitarras, tambores y saxofones hechos con restos de latas, tuberías, llaves y monedas. El 2 y 4 de enero tocan en España.
La idea ha tenido tanto éxito que la banda ha tocado en más de 40 países. Desde el corazón de Sudamérica, una treintena de niños ha viajado a Canadá y Japón, a Palestina e Israel y hasta a Noruega. La orquesta fue elegida para recibir al papa Francisco en Paraguay y para telonear a Metallica por toda la región, fue invitada a Europa por la realeza española y holandesa y protagonizó una película documental producida desde Estados Unidos que está recorriendo el mundo de festival en festival.
El proyecto sigue en marcha: usa los ingresos de las actuaciones para construir su propia escuela de música en Cateura su comunidad de origen, así como casas y un sistema de becas de estudio para las familias del barrio que están en situaciones más dificiles y que carecen de apoyo gubernamental. La última gira por España —Barcelona, Sevilla y Madrid— les sirvió para levantar tres nuevas viviendas para familias que vivivían en la margen del río y sufrían inundaciones periódicas.
El barrio que recibe la basura de toda la capital
El barrio de Cateura solo aparece en la prensa por las malas noticias que da el vertedero, un gigantesco problema ambiental por estar situado a la vera del río Paraguay. Pero esa montaña de basura a cielo abierto es al mismo tiempo el sustento laboral de gran parte de la comunidad que vive alrededor en casetas de madera, ladrillo sin pintar y techos de chapa. La vida de los vecinos está ligada a los residuos: recolectores —conocidos como gancheros—, electricistas, carpinteros, chapistas, transportistas o vendedores de comida.
Una mañana cualquiera en esta zona olvidada por las autoridades, carente de servicios públicos básicos como alumbrado, asfalto o atención sanitaria, un hombre separa plásticos dentro del agua. A su lado, en la orilla, una decena de niños juegan con una pelota pinchada entre perros sarnosos y gatos recién nacidos.
Todo demasiado cerca del río Paraguay, que provoca inundaciones periódicas y desplaza cada vez a la población que menos recursos tiene. Estrechos riachuelos se cuelan por las callejuelas del barrio, vienen de un canal más grande cubierto de basura que se mezcla con el agua del río.
Son las cinco de la tarde y en medio de esa imagen brutal suenan de pronto chillidos de violines desafinados, gritos felices y el choque de platos y tambores. Se oyen notas agudas de un saxofón y graves de un contrabajo. Vienen de la escuela local donde la orquesta ensaya, a unos cientos de metros del vertedero.
Los niños con sus estuches negros van llegando a la clase de música dirigida por Chávez, pintando de alegría el paisaje de calles empedradas y embarradas. Comienza el ensayo. Suena la melodía feliz de Pequeña serenata nocturna de Mozart y todos los problemas desaparecen por un rato.
¿Quién es Favio Chávez?
“La música puede cambiar vidas y aunque uno tenga condiciones muy desfavorables no puede dejar de soñar”, dijo el director de la orquesta a Planeta Futuro en una conversación en diciembre. Favio Hernán Chávez llegó a Asunción desde una ciudad del interior campesino de Paraguay, Carapeguá, a unos 80 kilómetros. Chávez estudió música desde muy pequeño, formó parte de coros e incluso los dirigió con solo 15 años en su ciudad natal. Cuando estudiaba en la Universidad Nacional de Asunción fue a trabajar a Cateura como técnico ambiental y descubrió que muchos gancheros no tenían con quién dejar a sus hijos o como entretenerlos gran parte del día, así que comenzó a darles clases de guitarra.
La música puede cambiar vidas y aunque uno tenga condiciones muy desfavorables no puede dejar de soñar Favio Hernán Chávez, director de orquesta
Pronto hubo más niños que instrumentos ,y gracias a su ingenio y la colaboración de Nicolás Gómez, más conocido como Don Colá, un veterano recolector de residuos, surgió el primer violín reciclado con un mástil desechado, una lata industrial y cuerdas de nylon.
Cuando una veintena de instrumentos reciclados estuvieron listos la banda comenzó a actuar. Primero fueron 30 los niños y adolescentes que acudían a clases periódicas de música, que empezaron en el mismo vertedero y después se trasladaron a una escuela cercana; ahora son unos 600. Los que van adquiriendo más nivel participan de las actuaciones de la orquesta.
La prensa local dio a conocer timidamente a los “reciclados”, como se les conoce coloquialmente, pero una producción estadounidense publicó en 2012 en Internet un avance de la película que está siendo ahora candidata a varios premios internacionales. En poco tiempo alcanzó el millón de visitas y llovieron las ofertas para tocar, participar en actos y eventos para fomentar el reciclaje y la superación frente a la adversidad. El avance de Landfill Harmonic, documental dirigido por el estadounidense Graham Townsley, superó hace poco los tres millones de visitas en YouTube.
La orquesta que más viaja
Esta agrupación musical, de un barrio estigmatizado, marginado y sin presencia estatal, es la que lleva por el mundo la bandera y el nombre de Paraguay, un país casi desconocido para la mayoría por su aislamiento durante la dictadura militar de Alfredro Stroessner (1954-1989), la más larga de Sudamérica. “Hemos llegado muy lejos pero nos hemos dado cuenta de que no contamos con el apoyo de las autoridades. Es una historia compleja”, afirmó Chávez.
En los últimos tres años jóvenes que no tenían ni pasaporte han visitado unos 40 países. Según Chávez, en 12 meses la banda ha hecho viajes por valor de 700.000 dólares que son gestionados por agencias de turismo locales. ”Siempre exigimos a las organizaciones que nos invitan que nos compren los pasajes desde aquí, con agencia de viajes locales. Si tomas solo el IVA son 70.000 dolares. La orquesta ayuda al Gobierno pero el Gobierno no ayuda a la orquesta. Hay una vision muy miope de la cultura”, añadió.
La Orquesta de Cateura ha inspirado a gente inesperada: desde David Bisbal al violinista de Madonna, Jason Yang, hasta músicos de Megadeth, o la actriz británica Emma Watson han mostrado su apoyo al proyecto en redes sociales. Pero los que más los ayudaron fueron los integrantes de Metallica. La mítica banda de rock se llevó a los chicos de gira por toda Sudamérica. Aunque el repertorio de la orquesta varía entre música clásica, folkórica, pop y soul, también tiene algunos temas dedicados al metal sinfónico. Varios de los integrantes de la orquesta de Cateura ya eran fanáticos de la banda estadounidense y alucinaron cuando tuvieron la oportunidad de tocar “Nothing else matters” ante decenas de miles de personas acompañando a sus ídolos.
“Como conocer al papa, Metallica tocó muy profundamente en los niños”, aseguró Chávez. Para el director del proyecto el desafio es hacerlo sostenible y que se mantenga la escuela de musica y el centro cultural que están construyendo. “Y que se den cuenta las autoridades de que hay que invertir en educacion y en cultura. Muchos dicen que la situación de las peronas pobres no cambia pero yo te digo con toda seguridad de que con oportunidades sí cambia”, advierte Chávez.
La Orquesta de Cateura ha inspirado a David Bisbal, el violinista de Madonna, Jason Yang, Megadeth y Metallica
Jorge Rios, padre de dos niñas integrantes de la orquesta, Ada, violinista y Noelia, violonchelista, cuenta a Planeta Futuro que admira a Chávez por haber logrado despertar el interés por el proyecto y la comunidad tanto entre la gente humilde y la de gran poder adquisitivo. También resaltó el trabajo de los padres de la comunidad: “cuando iniciamos esto solo teniamos la burla por parte de la gente sin el apoyo de los padres nada hubiese surgido”.
“Ha sido una gran demostración para el mundo de que donde uno cree que hay cosas inservibles hay muchas más cosas interesantes”, cuenta Ríos. Para él, el proyecto ha servido para que niños que no tenían ninguna posibilidad de acercarse al arte y a la música, “que no conocía ni los nombres de los instrumentos musicales”, ahora toquen y se codeen con grandes artistas.
Según Rios, la orquesta de Cateura ha transformado la vida de mucha gente. Los niños han aprendido el valor del reciclaje, de la disciplina, de la amistad y de respetar a las personas: “Niños que creían que no valían nada ahora se sienten importantes en la orquesta. Quieren ser músicos, quieren estudiar en la universidad”.
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