_
_
_
_
_

La sociedad cambia, la Academia, no

Por Mercedes Bengoechea

El pasado domingo la mayoría de los medios reproducían un informe firmado por 23 académicos y 3 académicas de número de la RAE, “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”. Lo primero que me llamó la atención al leerlo fue un error gramatical en el mismo: se hablaba de mujeres como “miembros femeninos de un comité”. La expresión es errónea sintácticamente puesto que, según el diccionario de la propia Real Academia Española, miembro es un sustantivo común: miembro. 7. com. Individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral. (Diccionario de la RAE, 2001).

Para la gramática normativa, los sustantivos comunes referidos a personas se acompañan de artículos y adjetivos que indican el sexo de la persona de referencia. Por tanto, miembro debe concordar con adjetivos masculinos o femeninos dependiendo del sexo de la persona aludida. “Miembros femeninos de un comité”, según los propios criterios de la RAE serían individuos del sexo masculino que... ¿visten de rosa, son cariñosos con sus hijas?... individuos que poseen alguna cualidad que lleva a calificarlos de “femeninos”, pero ciertamente no mujeres. Siguiendo la norma académica, ellas serían en todo caso “miembros femeninas de un comité”. Como podrían ser también, por recurrir a otro sustantivo común, “unas testigos estupendas” (pero no ‘estupendos’). Todo ello, aplicando a rajatabla la norma académica.

Desconozco si la RAE castigará de rodillas contra la pared al Sr. Bosque, autor del informe, por cometer errores de concordancia gramatical. Pese a que multitud de estudiantes y escolares han probado en sus carnes el castigo ante el error ortográfico o gramatical, espero que no sea así con el Sr. Bosque, quien ha expresado con su acostumbrado tono ponderado y elegante un sentimiento que algún otro académico prefiere manifestar aderezado con profusión de insultos y exabruptos. Las formas corteses excusan los errores y merecen el perdón y el elogio.

Para poder explicarnos el error del Sr Bosque deberíamos ser capaces de expandir nuestra concepción de la lengua y dejar de identificar lengua y norma. El Sr. Bosque aplicó la norma vigente en 1992, cuando el DRAE clasificaba el sustantivo miembro como uno masculino: miembro. 3. masc. Individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral. (Diccionario de la RAE, 1992)

¿Qué había ocurrido entre 1992 y 2001 que llevó a la RAE a cambiar la clasificación del sustantivo? Que muchas mujeres pertenecientes a consejos de administración, a tribunales o a organizaciones políticas empezaron a poblar los discursos mediáticos. Y los medios, sin hacer caso de la normativa académica, redactaban “ha sido detenida la miembro de ETA” o “Fulanita ha pasado a ser la miembro número tres del Consejo”. Ante la avalancha de casos en los que el sustantivo miembro se escribía con artículo femenino, la RAE decidió clasificarlo en la edición 22ª de su diccionario como sustantivo común, y no como sustantivo únicamente masculino.

Esta anécdota ilustra a la perfección la rica y compleja vida de la Norma... y de las lenguas. Estas laten sometidas a fuerzas contrapuestas, centrípetas y centrífugas, que “tiran” de la lengua en un sentido o en otro. En toda sociedad se producen simultáneamente tendencias de cambio y tendencias inmovilistas que prefieren frenar la andadura de una lengua que no puede sino caminar junto a la sociedad que la habla. Todas las tendencias son perfectamente legítimas. En el caso que nos ocupa, las guías “tiran” hacia una mayor feminización del español, mientras la RAE intenta frenar esa transformación. Mientras, la sociedad utiliza la lengua en una u otra dirección. Como en el caso de miembro, finalmente la RAE tendrá que reconocer los cambios, si llegan.

Curiosamente el informe de la RAE está lejos de reconocer que una de las características de las lenguas es su permanente estado de evolución. Quizá porque la mayoría de sus miembros no son lingüistas. El informe olvida de que la lenguas se trasforman junto a las sociedades que las hablan. Por eso no hablamos latín. Si una parte de la ciudadanía no se siente a gusto con un determinado uso verbal, por muy extendido que esté, es natural que busque otras formas de decir entre las que la lengua nos ofrece. Si yo compruebo que, al afirmar “este curso tengo unos excelentes alumnos rusos en clase”, la gente piensa que sólo tengo chicos, acabaré diciendo “este curso tengo un excelente alumnado ruso” o “este curso tengo un grupo excelente de alumnas y alumnos rusos”. ¿He conculcado con ello alguna norma?

Para la RAE, lo he hecho. A partir de 2001, en diversos comunicados y notas que culminan con el informe del pasado 1 de marzo, la Academia ha insistido en la validez del masculino para representar a ambos sexos, contra-argumentando la falacia (falacia en su opinión) de que las mujeres no estén incluidas en él, y ha considerado un error el uso de la doble forma (niñas y niños). Desde 2005, se remiten a su Diccionario Panhispánico de Dudas, donde bajo la entrada género se afirma que el masculino abarca a ambos sexos. Ahí se ofrece una entrada tomada (¡atención!) del propio corpus de las Academias de Español como ejemplo de utilización errónea («Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras») para concluir que el masculino “pudo y debió ser usado”. Además de las dobles formas, para el Panhispánico son inadmisibles los dobles determinantes (las y los ciudadanos) y la arroba. La insistencia en la necesidad de evitar las dobles formas o la arroba, las arrebatadas defensas del masculino de algunos de sus miembros y las diversas explicaciones, argumentos y apologías a favor del masculino o del término hombre para representar a ambos sexos demuestran, en primer lugar, lo relativamente extendido de su uso y, en segundo lugar, la enconada resistencia de las Academias a su utilización. Pese a que, como luego expondré, el propio Diccionario de la RAE recurre a la doble forma y que esta ha estado en la lengua desde tiempos inmemoriales, nunca antes había sido prohibida expresamente. Se trata de un acontecimiento nuevo y muy significativo.

El informe de la RAE muestra su disconformidad con las guías que tratan de “conculcar aspectos gramáticales o léxicos” que “contravienen las normas de la RAE” a las que acabo de referirme. Máxime cuando “es cierto... que las mujeres no se sienten excluidas” de frases en masculino genérico. Mas lo que demuestran las “numerosas” guías es precisamente que muchas mujeres (quizá justamente aquéllas a las que quienes suscriben el comunicado parecen ignorar) han creído percibir que el español se usa y se ha usado durante siglos, entre otras cosas, para construir lo que ahora denominamos “género”, es decir, las relaciones entre los sexos. Dicho de otra manera: que mediante la utilización de ciertas estrategias y de ciertas formas lingüísticas, se han venido creando y re-creando las relaciones sociales entre los sexos durante el patriarcado. Una sociedad que no concedía derechos a sus mujeres, que ignoraba sus ansias de realización plena y las encaminaba a dos únicos papeles, esa sociedad –digo–, en consonancia cabal, ha convertido en hegemónico un uso de la lengua donde las mujeres están invisibles o estigmatizadas. Mujeres a quienes no conoce la RAE “tiran” de la lengua para poder sentirse incluidas, nombradas y visibles. Y usos del español que llevan siglos vigentes, por ejemplo, la llamada doble forma, irrumpen de nuevo como uso mayoritario, en lugar de minoritario. Se utilizaba en El Cantar del Mío Cid, en el Libro de Buen Amor, en el romancero... para convertirse en un uso minoritario posteriormente. Lo curioso es que la propia RAE comete la ligereza de utilizarla en entradas como collazo, concuñado, sobrino, hábito... Cuando las mujeres reaparecen en los discursos y en la lengua en el siglo XXI, la doble forma vuelve a utilizarse con frecuencia. Es entonces cuando la RAE la proscribe.

Por eso sorprende la ingenuidad del informe al mostrar su indignación por no haber sido consultada la RAE en la elaboración de las guías y denunciar que “una serie de guías se hayan atrevido a invadir las competencias de la RAE y despreciar abiertamente sus criterios”. La RAE parece olvidar que es una institución humana (financiada en parte por nuestros impuestos), no divina, y puede incluso, aunque a sus miembros les parezca imposible, equivocarse. Esa proliferación de guías de uso no sexista vendría, cuando menos, a demostrar una cosa: que parte de la sociedad ha perdido su fe en la RAE, no la venera como la guardiana de su lengua y de su mente y la ve como una institución anacrónica e ideologizada. No cabe duda de que desde su perspectiva no pueden percibir el hecho incuestionable de que su trayectoria histórica dista mucho de ofrecer confianza a las mujeres. Quizá por eso muchas de ellas no se sientan obligadas a someterse a “su norma” y no pidan permiso para hablar. Deberían preguntarse cómo se ha llegado a ello. Desde aquí invito a consultar en su diccionario la definición de pares de palabras (supuestamente simétricas) como felación-cunnilingus; alcalde-alcaldesa; macho-hembra; vagina-pene; madre-padre... o simplemente la definición de huérfano. Si esas definiciones se mantienen en la próxima edición de 2013 significará que hace años que sus miembros perdieron contacto con la sociedad en la que viven.

El espíritu de esas guías tan criticadas es sugerir cauces de expresión a quienes quieran hacer visibles a las mujeres en sus textos. Las guías sugieren, por ejemplo, que, en lugar de escribir “asociación de sordos”, se puede redactar “asociación de personas sordas”. Entender las razones de delicadeza, exactitud, justicia e inclusión de esa redacción (‘personas sordas’ y no ‘sordos’) es quizá más fácil que justificar la razón por la que la RAE, deprisa y corriendo, y sin ninguna pedagogía explicativa, aprueba una nueva ortografía justo antes de las compras de Navidad. Pero pobre de quien no la siga en los próximos exámenes de lengua española. Espero que su castigo no sea mayor que el que reciba el Sr. Bosque por conculcar, temerario, la sacrosanta norma vigente.

Mercedes Bengoechea es lingüista. Ha sido decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá.

Comentarios

Yo desoigo a la academia. De hecho la desoigo tanto que sigo sin creerme la etiqueta de "masculino". La forma acuñada como masculino es en realidad la pronunciación convergente del masculino y el neutro del latín; dos géneros, no uno. Bien pensado, me voy a pasar a hablar sólo en inglés para evitar estas mentecateces y recuperar las formas trdicionales que nos quitaron a golpe de decretazo como son la CH (no qu), PH (no f) y así decir architecto, phantasía como en todo el mundo decente se hace.
¡Brava!
Acabo de finalizar mis estudios de postgrado en Australia. Uno de los primeros textos que leí como parte de mi curso, se refería a las funciones de los/las jefes/as de proyecto. Decía: "she needs to have the ability of...." (ella necesita tener la habilidad de...) Y entonces pensé, ups! dónde me he perdido? Que no he visto yo que mencionase que era una mujer la jefa de proyecto. Pues es que no lo menciona. En todos mis libros se utiliza el término SHE or HE al 50%. En países como en Australia han encontrado la forma de no discriminar a la mujer en los libros de texto. Lógicamente el español no es igual que el inglés, y por ello la solución tendrá que ser diferente. España ha de encontrar una forma también. Un saludo.
loslasislos y loslasislas
Como dice la academia ante la estupidez mejor no hablar
Creo que en este arrtículo hay un error de fondo. La Academia recoge y fija normativamente la lengua que hablan los hispanoparlantes, pero su función no es cambiarla.De hecho en el texto se dice que la lengua está en constante evolución y así es, pero no por la RAE, sino porque tiene vida propia y refleja el cambio de la sociedad . De hecho ya evolucionaba antes de que existiera la Academia.El problema es que lo que llaman "lenguaje sexista" no es una demanda de la sociedad, ni la gente habla así por la calle, sino que es un intento de cambiar la lengua desde arriba, cosa que es imposible que tenga éxito.
ajajaja seguimos con la polémica, como les cuesta a estos supuestos defensores del cambio forzado de las lenguas aceptar su enorme derrota de estos días. Podréis hacer todos los análisis del origen patriarcal de las lenguas que queráis. Pero no vais a hacer que hablemos como Ibarretxe. Y cuanto más empeño pongáis, más vais a tener a la gente, la gente general a la que se pretende educar en igualdad en contra. Así que analizar mejor vuestras estrategias de lucha contra el sexismo y el machismo. Que todavía vais a perder más credibilidad por un quítame allá esos os/as.
Gracias Mercedes por exponer de forma tan lúcida los argumentos que muchas de nosotras pensamos al leer el informe de la RAE.Creo que es fundamental que nuestras niñas y niños puedan aprender a expresarse teniendo a mano instrumentos del lenguaje para referirse tanto a hombres como a mujeres.
Inmensa. Gracias Mercedes.
Me he molestado en consultar los famosos pares de palabras (felación-cunnilingus; alcalde-alcaldesa; macho-hembra; vagina-pene; madre-padre... o simplemente la definición de huérfano) tal como recomienda la autora y afirmo que hay que estar enfermo/a, ser un/a ignorante o ser un/a fanático/a del feminismo para ver sexismo en esas definiciones.Para no ser irritante y retrógado, lo diré de modo no "patriarcal": No alguno ni alguna ni algun@ ni alguno/a, sino ALGUIEN deberia hacérselo mirar.
Con mucho desparpajo, la señora Bengoechea suelta un discurso lleno de medias verdades (ya se sabe, mentiras completas) y se presenta a sí misma y a las redactoras de las guías como ángeles que luchan contra demonios en un entorno hostil. Nada más lejos de la realidad. La infiltración de estos colectivos (perdón por el masculino) como elementos de presión ha llegado a extremos intolerables. La gente debería saber que en determinadas administraciones, como la del Principado de Asturias en tiempos de Álvarez Areces, obligaban a traducir al castellanonosexista/antimachista los documentos de la administración, sobre todo, los de la educativa. De todas formas, reconforta comprobar, al hilo de esta polémica, que la inmensa mayoría de los hablantes, que no viven del cuento del "sexismo de la lengua española", no siguen esas normas QUE PRETENDEN IMPONER
Bravo Asturiana.
He tenido que dejar de leer el artículo porque ya empieza con una premisa que es falsa: la concordancia de género se tiene que dar con el sustantivo, no con el ser vivo al que éste se refiere. Y miembro, guste o no guste, y mientras cambia o no cambia, es masculino. Supongo que siempre quedará "miembra"... (madre, es que parece más un insulto que otra cosa)
Enhorabuena por el artículo, has puesto en su sitio a esos apolillados naftalínicos.Estamos en la historia de siempre: hasta no hace mucho no se dejaba votar a las mujeres, y los reaccionarios decían que "era lo democrático", no las dejaban entrar en las universidades porque "no servían para estudiar", no las dejaban administrar sus cuentas de banco porque "quien sabía de economía era su marido". El miedo al cambio, siempre el miedo. Y siempre viene de los mismos reaccionarios carcamales.Luego se demostró que las mujeres no sólo sabían votar sino que sabían defender sus derechos y luchar por la libertad y la justicia social tan bien como los demás. Que las mujeres no sólo eran capaces de estudiar en la universidad sino de organizarse mejor que muchos quienes las criticaban. Hoy pasa exactamente lo mismo. Quienes critican que las mujeres quieren "desvirtuar el idioma" son el mismo arquetipo reaccionario y casposo de antes. Por supuesto ellos dirán que no, pero en otra época serían los mismos que la denegarían el voto. Que sepáis que hay muchos hombres que os apoyan. Adelante compañeras!PD: no sabía que en la RAE no había casi lingüistas, ahora me explico ese pseudoromanticismo antipragmático y esas palabrejas que nadie nunca usó pero a pesar de ello incrustaron en el DRAE (cederrrón, güisqui, etc).PDD: sigo con las invitaciones a ver el tono sesgado del diccionario cuando el uso popular ya ha abandonado muchas acepciones: doncella (esas lesbianas doncellas en su castillo...), concupiscible (esa ranciedad católica impregnada en la mismísima entrada...)
Un apunte. Sólo cuando el sustantivo puede ser masculino o femenino (ej. periodista), se pone el adjetivo en uno u otro género dependiendo del sexo de la persona a la que se refiera.
Distinguida señora Mercedes Bengoechea, ¿por qué ve sexo donde sólo hay género?
Es manifiestamente injusto decir que la RAE no cambia. Es fácilmente constatable la transformación que ha acometido en las dos últimas décadas, acercando su trabajo al gran público y a las nuevas tecnologías. Y lo que es mucho más importante: el giro copernicano que supone que la norma del español haya dejado de ser patrimonio de la Academia de Madrid y pase a ser consensuada con todas las academias americanas. Entiendo por ello, que el trabajo de la Academia en los últimos años haya estado más centrado en el desarrollo de una norma panhispánica inclusiva del español de las dos orillas, que en atender las demandas de “una parte de la ciudadanía” disconforme con usos muy extendidos. Las guías contra el lenguaje sexista nos proponen cambios en la lengua que no están basados en el uso de sus hablantes. Los fundamentos de estos cambios son ideológicos. No faltan las propuestas que cumplidas a rajatabla llevan a redacciones estrambóticas, además de brillar por su ausencia en el habla común. La lengua española vivió otro gran debate ideológico hace 200 años con la emancipación americana. Con las autoridades políticas y militares españolas desterradas, en las nuevas repúblicas se debatió si la norma de la Academia Española merecía igualmente el destierro. ¡Cómo se iba a seguir haciendo caso de una institución precedida por la palabra Real, cuando los ejércitos realistas habían sido derrotados y el odiado Rey Fernando VII había dejado de decidir sobre los asuntos de los americanos! Felizmente, aún después de rotos los vínculos políticos y comerciales, a efectos lingüísticos se optó por mantener la vinculación con España y hoy la lengua goza de una formidable unidad.
¡Muchas gracias Mercedes por este maravilloso artículo!
El error atribuido al autor del informe no es tal error. Si analizamos la frase completa del informe ["A manera de ilustración, indicaré tan solo que conozco mujeres (algunas, sumamente prestigiosas) que consideran ofensivo el establecimiento de cuotas que regulen su acceso a puestos de responsabilidad, sea en el número de ministras o de directoras generales que deben formar parte del Gobierno, el de catedráticas que deben enseñar en una determinada universidad, el de miembros femeninos de un comité o de un jurado o el de cirujanas de un hospital. ”], en "... miembros femeninos ..." la palabra "femenino" actúa como adjetivo sustantivado. Así, 'miembros femeninos' actúa en esta oración como elipsis de '[miembros] del sexo femenino', al igual que en la oración "me ha tocado el gordo" en determinados contextos "gordo" es un adjetivo sustantivado al actuar como elipsis de "premio gordo".
¡¡¡ Bravísimo !!! Begoña, me parece fantástico tu artículo. BSSS
No voy a entrar en los contenidos. Sería el caso, pero hay un hecho más grave. Resulta de dudoso gusto comenzar un artículo señalando un error sintáctico del interlocutor virtual, y hurgando en él. Poco elegante y muy arriesgado, como voy a demostrar. El artículo contiene varias imprecisiones, gramaticales y de puntuación. Señalaré las que, a vuela pluma, he encontrado. Procederé por orden de aparición.1. "Siguiendo la norma académica, ellas serían en todo caso “miembros femeninas de un comité”. Después de "serían" habría que colocar una coma, que volvería a aparecer después de "caso".2. "Curiosamente el informe de la RAE...", coma después de "curiosamente".3. " El informe olvida de que la lenguas se trasforman junto a las sociedades que las hablan". Terrible, será culpa del corrector. Dequeísmo y no concordancia sintáctica entre artículo y sustantivo...4. "Pese a que, como luego expondré, el propio Diccionario de la RAE recurre a la doble forma y que esta ha estado en la lengua...", donde "esta" no llave tilde, ni debe llevarla. Vale. Pero ojo:"quizá justamente aquéllas a las que quienes suscriben el comunicado parecen ignorar", con tilde en "aquéllas". No debe usarse la tilde en los demostrativos a no ser que haya riesgo de confusión de la función gramatical que desempeñen. Evidentemente, en el último caso, no lo hay. No creo que pueda confundirse con un artículo demostrativo, es claramente un pronombre, visto que ni siquiera aparece un sustantivo después.5. "...donde las mujeres están invisibles o estigmatizadas". Esto es un punterazo a nuestra lengua en toda regla. La alternativa más adecuada para decir lo mismo sería: "...donde las mujeres son invisibles o están estigmatizadas". Estar invisible puede ser hermoso en poesía, pero en un artículo de opinión de una filóloga desmerece.Solo esto. Esta señora ha sido Decana de una Facultad de Filosofía y Letras...
¿ Os habeis dado cuenta que los que ahora protestan por decir vicepresidenta, no protestan nada cuando decimos/ dicen nuestra asistenta ? ¿ Eso es machismo o clasismo? ¿ o las dos cosas?Ánimo que hay que cambiar muchas cosas de este país.
Lo han comentado otros usuarios ya, pero lo recalco en primer lugar antes de dar otros puntos de vista, me refiero al hecho de comenzar un artículo criticando errores sintácticos y cometer más de uno escandaloso como el caso del dequeísmo en "olvido de que", es cuanto menos una necedad, y refiero al drae, si está permitido hacer referencia a su diccionario, el significadod e necio, más a un ya que a poco que releemos el articulo de Bosque se desprende una idea fundamental y es la de tener en cuenta los matices de la lengua, cita ejemplos varios, pues vien, olvidar, y olvidarse son verbos diferentes, con matices diferentes, y uno se contruye con suplemento de régimen con preposición de, y el otro no. Gramáticas a parte hay una curiosidad llamativa, ¡¡¡así que la sociedad cambia y la rae no!!!, no sé ustedes pero a mí me resulta bastante difícil encontrar mujeres que no utilicen el génerico, y en esto insiste BOsque citando a numerosas mujeres de prestigio que no lo utilizan. este mismo lunes la periodista del país que cubrió las elecciones rusas hablaba de "los votantes rusos" o almudena Grandes en su columna de "los jueces" utilizando el génerico. Quiero decir con esto que no es cierto que el uso de la @, o el niños y niñas esté en la sociedad y la academia sea reacia a admitirlo, lo que señala justamente el informe de BOsque es que las guías quieren hacer dogmas de hechos que no se producen en los hablantes. Tan simple como contundente. Y en último término, incluso llevando todo al extremo, uno tiene el derecho de utilizar el genérico siempre, y si no se le da por ententido allá él y sus interlocutores, pero exigir que uno diga: estimados y estimadas compañeros y compañeras de blog, estoy encantado de compartir una entrada con vosotros y vosotras comentando un aspecto tan interesante como el lenguaje, la lengua (con perdón.)
Donde el uso no académico debe ser más importante que el académico es en el uso popular y espontaneo de la lengua por el pueblo, como fue en el leísmo en general y del voseo de la América Latina. Eso no tiene NADA que ver con una cosa que justamente una imposición contra el uso popular como esas invenciones pseudo-feministas, en ese caso, es esa imposición que es la peor agresión linguística, que es ir contra el uso espontaneo y popular por causa de un pedantería, en ese caso pedantería de esas pseudo-feministas. Son esas pseudo-feministas es que son tan autoritarias cuánto los antiguos gramáticos oficiales que decían que el voseo era errado....y por lo menos en ESE caso, es la academia que esta siendo no-autoritaria en relación a la lengua del pueblo....
Me asombra que una lingüista no entienda la diferencia entre género y sexo, y mucho menos que suscriba que el lenguaje es responsable del predominio del varón. Lo dice ella, no me lo invento: "Dicho de otra manera: que mediante la utilización de ciertas estrategias y de ciertas formas lingüísticas, se han venido creando y re-creando las relaciones sociales entre los sexos durante el patriarcado". Me gustaría entonces que me explicara cómo es posible una sociedad como la iraní donde se habla un idioma, el parsi, que distingue dos géneros: humano y no-humano. O como explicar la relación entre los sexos en los pueblos bantúes que hablan idiomas que pueden tener, por ejemplo el swahili, 18 géneros gramaticales. Sinceramente creo que esta agresión al castellano y sus hablantes (porque las guías sexistas no pretender sugerir, pretender imponer, no nos engañemos) es uno de los peores favores que se le puede hacer a la causa de la defensa de la igualdad de derechos de varones y mujeres. Cuando en estos mismos días se están perpretando atentados contra los derechos de las mujeres como la reforma laboral o la próxima modificación de la ley del aborto, por poner sólo dos ejemplos, que se empeñen en esta campaña sólo puede explicarse por ceguera fanática, estupidez profunda o una maquiavélica jugada para desviar la atención de las mujeres de donde realmente les están socavando sus derechos.
No entiendo a dónde quiere llegar este artículo. ¿Quiere darnos a entender la Sra. Bengoechea que la expansión del uso del sustantivo "miembro" como común en cuanto al género sienta algún tipo de precedente para una eventual expansión del cacofonísimo (ab)uso de la doble forma? Yo creo que si hoy todos decimos "la miembro" es por dos razones: en primer lugar, porque en las últimas décadas multitud de mujeres han llegado a formar parte de organismos corporativos (y ese sí ha sido un verdadero logro para las mujeres, del mismo modo que obligar a la gente a recitar trabalenguas no es un logro para nadie); y en segundo lugar, y tal vez muy motivado por lo anterior, porque suena mejor a nuestros oídos. Lo que ha sucedido es que las nuevas circunstancias sociales han acabado por traslucirse en el idioma, pero este no ha cambiado ni cambiará nunca porque alguien "tire" premeditadamente de él. El lenguaje no es un objeto inerte, es cierto, pero tampoco es un coche teledirigido. Los usos lingüísticos los cambias los hablantes, no la RAE ni las profesoras de lingüística ni los manuales de estilo de los sindicatos; y cuando dichos usos cambien, lo harán por exigencias de las nuevas realidades sociales y culturales, pero también - y esto no debería olvidarse NUNCA - por las exigencias de economía verbal y sencillez expresiva del propio idioma. La doble forma tiene corto recorrido más allá de los discursos oficiales obligados a la corrección política: no va a llegar ni a la calle ni a las casas - es decir, no va a llegar a la lengua viva.
Veamos, sólo voy a decir tres cosas, porque esto ya es realmente cansino:1- Tuve el inmenso honor de asistir a un seminario de Mercedes Bengoechea hace poco más de un año. Estuvo magnífica, cercana e impecable en sus argumentaciones. ¿Radical? Claro, va a la RAÍZ de nuestra sociedad.2- Esos errores gramaticales y de puntuación que tanto se están comentado y que yo también he detectado, se pueden achacar a errores de imprenta (entiéndase), y en cualquier caso no restan razón a la argumentación.3- Sólo haré una pregunta, a ver si alguien me la responde, porque, reconozco mi ignorancia, llevo años intentando encontrar una explicación: por lo que tengo entendido, el diccionario de la RAE ordena sus palabras alfabéticamente de la A a la Z. Siendo así, ¿por qué en cada entrada de una palabra que tiene masculino y femenino, la primera corresponde al masculino si alfabéticamente el orden es el inverso?. Me explico: ¿por qué al buscar lobo o loba me encuentro con Lobo,ba?. Siguiendo su orden alfabético, ¿no correspondería Loba,bo?. Y es más: es, como poco, llamativo, que Lobo tiene sus propias acepciones, mientras que Loba es la hembra del Lobo. Quien no vea ideología en esto, es, simplemente que no ve.Salud a todas.
Lo errores gramaticales y de puntuación no pueden achacarse a la imprenta o al corrector; al menos, no todos. Esto es evidente. En cualquier caso, una filóloga debe ser capaz de entregar al corrector un texto perfecto, sin erratas ni errores, que para eso es especialista.Y sí invalidan la argumentación puesto que tales errores ponen en duda sus conocimientos en la materia.Además, ella empieza hablando y riéndose de errores ajenos, lo cual la convierte en objetivo perfecto para demostrarle los suyos propios. Si hablas de errores gramaticales de otros, qué menos de hacerlo con correcta gramática y puntuación. Si hablas de gramática y léxico, qué menos que hacerlo con correcta sintaxis y uso adecuado de las palabras.
A vueltas con la "doble forma": me parece completamente sesgada la alusión a las definiciones en el DRAE de "collazo", "concuñado", "sobrino" y "hábito" para acusar a la Real Academia de incurrir en contradicción performativa. La opinión de que en ellas se hace el mismo uso de la "doble forma" que propugnan los manuales de lenguaje no sexista es bastante discutible.Tomemos el ejemplo de "concuñado". La entrada en el DRAE no es "concuñado", sino "concuñado,da.", y la definición a la que alude la Sra. Bengoechea es la siguiente:2. m. y f. Hermano o hermana de una de dos personas unidas en matrimonio respecto de las hermanas o hermanos de la otra.Para empezar, hay que señalar que no se trata de una "doble forma" copulativa, sino disyuntiva, y su uso responde al hecho de que implícitamente son dos las palabras que se están definiendo, "concuñado" y "concuñada", y de que son varias (y diferentes entre sí) las circunstancias por las cuales alguien puede ser concuñado o concuñada de alguien: la definición debe ser exhaustiva a este respecto.El único de los cuatro ejemplos en el que sí se emplea una "doble forma" equivalente a aquellas cuyo uso propugnan las guías de lenguaje no sexista es el de "hábito":1. m. Vestido o traje que cada persona usa según su estado, ministerio o nación, y especialmente el que usan los religiosos y religiosas.Aquí sí hay una doble forma, pero su uso es necesario por una razón muy simple: los religiosos y las religiosas no llevan el mismo tipo de prenda, aunque a ambas las llamemos "hábitos". No es el mismo caso que el de los médicos y las médicas, los carteros y las carteras, etc., que sí llevan la misma indumentaria. En esos casos no sería necesario distinguir.En definitiva, no creo que la RAE se contradiga aquí. La definición es un ejercicio de precisión, y hay que emplear en ella un lenguaje que nada tiene que ver con el lenguaje cotidiano. Sigo pensando que expresiones como "Los trabajadores y las trabajadoras de esta empresa" o "Los alumnos y las alumnas de este colegio" son patadas innecesarias al idioma.
La Sra. Bengoechea, que parece muy informada de cuanto publica la RAE, parece desconocer que tras un cambio ortográfico la norma anterior sigue vigente. Por consiguiente, es de recibo que el Sr. Bosque siga escribiendo “miembro” y los adjetivos correspondientes conforme a su antiguo género (exclusivamente masculino). De hecho, el género de “miembro” no lo dicta la RAE, sino la evolución del idioma en su uso (y en este caso el paso del latín clásico al vulgar y posteriormente a las lenguas romances). En efecto, la tendencia manifiesta fue que las palabras neutras pasaron a ser de género masculino; es el caso de “měmbrum”. Por eso, la RAE acaba registrando que “miembro” sea unisex.En realidad, la Sra. Bengoechea no ignora esta flexibilidad, pues escribe “quizá justamente aquéllas a las que quienes suscriben el comunicado parecen ignorar”. Desde hace unos meses, los acentos en los pronombres demostrativos han dejado de ser norma ortográfica, pero se puede seguir aplicando la antigua regla. Como hace la Sra. Bengoechea (y también el Sr. Bosque).La Sra. Bengoechea debería saber también, como se recuerda en este mismo hilo de reacciones, que la REA no hace sino constatar un uso, de ahí el cambio de género de “miembro” (masc.) a “miembro” unisex (com.). Ese mismo uso que parece celebrar y que hace unos cuantos siglos hizo que de neutro se pasara a masculino, no por sexismo sino porque “la (sic) lenguas se trasforman junto a las sociedades que las hablan”.
A un servidor todo este debate le parece insulso; estoy en contra del feminismo, al igual que estoy en contra del machismo. Pero, para criticar los posibles errores ajenos, primero hay que mirarse el ombligo uno mismo: error de concordancia gramatical en el presente artículo de la Señora Bengoechea: «la lenguas...».
¡Ah! Me olvidaba de una cosa.A las personas que referían no se qué de una imposición... Aquí no hay más imposición que la de la propia academia que arroja formas y roles casi proto-fascistas. Los manuales de estilo son consejos y recomendaciones para usos y ámbitos determinados; en el caso que nos ocupa la comunicación social, institucional, etc. Quien impone aquí es la RAE y va siendo hora de levantar cuestión de si es el momento de plantearnos ciertos usos y funciones de esta pandilla basura. Sí, una pandilla basura que nos ha dejado una norma esquizofrénica que nos aleja de la tradición románica, que nos aleja de los usos contemporáneos con relación al resto de lenguas con proyección internacional y con unos vaivenes normativos que mata a risas a nuestra chavalada de secundaria.P.D.Todo el trabajo de la academia esta de la coña debe ser publicado inmediatamente con licencias libres. Que bien pagado está.
A la profesora Bengoechea le faltan bastantes primaveras para alcanzar algunos de los conocimientos gramaticales que posee Ignacio Bosque. No obstante, no estaría de más que evitase el dequeísmo: "El informe olvida de que las lenguas...". Confiemos que sea un error involuntario, mas error sí lo es, y serio.
Yo prefiero "Asociación de sordos" a "Asociación de personas sordas", que es más corto.
Es curioso eso de que los sindicatos no utilicen la expresión "empresarios y empresarias". Bien curioso.
A mí lo que me alucina es que haya instituciones que seguramente están pagando a gente por un trabajo, en mi opinión tan inútil, como escribir "guías de lenguaje no sexista".
Cuando estas guías sugieran el uso de "maltratadores y maltratadoras", o de maltratador@s, a lo mejor me tomo en serio lo de que la intención es dar visibilidad a las mujeres.
No me seas sexista, por favor, sofia czalbowski; que se dice nuestras niñas y nuestros niños; o bien nuestras y nuestros niñas y niños. Pero decir "nuestras niñas y niños" es obviamente discriminatorio contra el varón: desampara a los niños.
La academia recoge los usos. El feminismo los impone.
Este es el mensaje que acabo de recibir por eskup de un "apasionado de la igualdad", en contestación a mi mensaje sobre si tendría que haber más mujeres fontaneras, camioneras, mineras... Le dije que serían más difíciles de contar que las académicas, pero ya empezaba a haberlas. Sólo desearía que no fuese anónimo para presentar una denuncia contra él: noreply@edicioneselpais.com a través de edicioneselpais.net 18:42 (Hace 19 minutos) para usuario Hola, leon_ree ha respondido a tu mensaje: Sí, es verdad, se cuentan peor, sobre todo cuando no existen ni voluntad ni interés por hacerlo. Es lógico. A todos nos gusta más el academicismo que el fango.
Poco que añadir a los excelentes comentarios que he leído en defensa del informe de la RAE. Solo me queda resaltar, como han hecho varios otros comentaristas, que el pecado principal de las guías de marras es intentar imponer un uso que es ajeno al uso espontáneo, cotidiano. Como bien dice Bosque, el mismo señor que ampulosamente dice "vascos y vascas" o "alumnos y alumnas", al bajarse del podio seguramente dirá "me voy a recoger a los niños", aunque tenga un hijo y dos hijas.Nadie habla, de forma cotidiana, con la artificiosidad que desprenden estas guías. A raíz de esta polémica he visto varios artículos de personas que de ninguna forma pueden llamarse antifeministas: Maruja Torres, por ejemplo. Cuento en su artículo del domingo media docena de genéricos. El primero, "no estamos muertos". ¿Cómo se debería escribir esto, según la corrección política? ¿No somos cadáveres? No se puede imponer un cambio desde arriba. El lenguaje está en la calle.Así como durante dos siglos a los latinoamericanos se les dio un ardite lo que opinara la RAE sobre el voseo o el seseo, al hablante de español no se le podrán imponer usos que van contra la lógica del lenguaje, y muy en particular contra el principio de economía que implica el uso del genérico.El genérico masculino está tan enraizado que es imposible eliminarlo. Pruebe a ver cómo habla usted todos los días, señora Bengoechea, y lo constatará. Pruebe, ahora, a pasarse un día evitando el genérico. Verá lo agotador y absurdo que resulta.Yo no me siento excluido cuando se habla de las personas. No entiendo, por tanto, por qué una mujer debe sentirse excluida cuando uno habla de seres humanos.En todo caso, creo que lo que reflejan estos intentos vanos de normar la lengua de forma políticamente correcta es una profunda desconfianza en la inteligencia de los hablantes. El reciente revuelo causado por unas declaraciones desafortunadísimas del Ministro de Justicia demuestra que la sociedad, hable como hable, tiene asumido el discurso de la igualdad.Yo no necesito decir "niños y niñas" para tener plena conciencia de la igualdad de la mujer. Me considero suficientemente inteligente como para separar un uso lingüístico de mis convicciones ideológicas.Y yo creo que todo el mundo tiene esa inteligencia. La igualdad, señora Bengoechea, está en otra parte.
Me pregunto por qué el informe de la RAE aparece justamente AHORA. Las guías para el uso no sexista del lenguaje circulan desde hace varios años y nunca habían sido comentadas por los académicos de la lengua. ¿Es casual que lo hagan ahora, cuando el nuevo gobierno se propone modificar una serie de leyes que representan avances para las mujeres, como por ejemplo la ley del aborto? ? ¿O se trata de un detalle que adquiere su pleno sentido si lo situamos en el marco global de un enorme retroceso histórico en cuanto a justicia, educación, sanidad y otras conquistas sociales, entre las que se cuentan las de las mujeres?
Pueden decir lo que quieran. Desde que se obligó a mi institución a usar el lenguaje incluyente, parece incluso un lugar bueno para trabajar. La obligatoriedad de incluir en el discurso a hombres y mujeres, obligó a generar estadisticas disgregadas de género y a implementar planes específicos de equidad derivados de los resultados que las estadísticas mostraron. Aùn faltan infinidad de cosas por hacer, pero el resultado me ha gustado. Como funcionaria pienso seguir usándo el leguje no sexista y como ciudadana exigiéndolo. En realidad considero que la academia debería, en lugar de promover la sorna y el recochineo generar una guía de recomendaciones gramaticales para cuando el uso desdoblado del lenguaje se elige como forma de comunicación. Claro!!!!! tambien puede sentarse a esperar que el uso sea mayoritario y luego reconocerlo por esa vía. Usteden eligen.
Me parece muy bien que se defienda la "paridad" (que no parida) lingüística, pero no sólo de "género". La profesora Bengoechea, por ejemplo, cae en el mismo error que critica e incurre en discriminación no de género, pero sí social, cuando utiliza el adjetivo "corteses". ¿Qué sólo se adquieren buenas maneras en la "corte"? Y ¿qué me dicen de cuando usa el sustantivo "ciudadania"? ¿Es que sólo los habitantes de las ciudades son miembros masculinos y femeninas de pleno derecho de una sociedad? Por no mencionar cuando habla de "delicadeza": no sé qué especial manía persecutoria y discriminatoria tendrá la profesora Bengoechea con los gordos. ¿Está ella, pues, más en contacto con la realidad que esa RAE a la que critica? No sé, porque si tuviéramos que pararnos a pensar antes de emitir cada palabra, andamos listos. No "listos" que discrimina a quienes no saben leer. ¡Caramba, dijo el rey Wamba!
Existe una costumbre ancestral en una etnia brasileña, la "couvada", que hace que la mujer que acaba de dar a luz recoja sus bártulos y se vaya a trabajar al campo, mientras que su compañero y padre de la criatura se tumba en la hamaca profiriendo grandes gritos por el sufrimiento que supone parir, con lo que el vecindario se apresura a traerle presentes por tan sufrido y espectacular evento. Cuando cuento esto, muchas personas que provienen de o tienen contactos en la España Profunda me aseguran que costumbres similares a ésta siguen existiendo. No lo sé, pero lo que sí sé es que la manida y repetida idea de que el género masculino "engloba" al femenino parece haberse originado socialmente en un tipo u otro de couvada social, porque, que yo sepa, las únicas personas que en algún momento de nuestra vida nos han "englobado" son las de sexo femenino y el englobamiento gramatical podría parecer un tipo de compensación ...En cualquier caso, se trata de una correspondencia sospechosa, ¿no? Pero, claro, como dicen los muy entendidos, lo que parece no es lo que es: el género gramatical no es lo mismo que el sexo. Son cosas absolutamente distintas que sólo los ignorantes confunden. ¿Son tan ABSOLUTAMENTE distintas? ¿O surgieron de una misma representación dual en las mentes de nuestros antepasados que lograron contagiar fuertemente las representaciones colectivas de grupos sociales?¡Cuánta couvada implícita bulle todavía en muchas de las mentes humanas!
Para Un calquera: No te confundas, la RAE no impone nada. Tampoco imponen nada las guías de "lenguaje no sexista" en el sentido estricto de la palabra imponer, ya que a nadie le ponen una pistola en la cabeza, por supuesto. El problema es que si partimos de la base de que las famosas guías están dirigidas a que utilicemos un lenguaje no sexista, implícitamente nos dicen que nuestro lenguaje es sexista. No sé a ti, pero ni me considero sexista ni me gusta que me lo llamen.Y en cuanto al comentario de María, me ha dejado totalmente descolocado. Por un lado pedís más igualdad en todos los sentidos y por otros dices que ves bien que hagan estadísticas disgregadas de género. También dices que desde que se "obligó" a la institución donde trabajas todo ha sido mejor, que como ciudadana piensas exigir ese lenguaje... ¿pero no habíamos dicho que no se quería imponer nada? .... en fin.
Para Dimas Quintero: creo que el error es que no ha usado el verbo en forma pronominal, es decir, "olvidarse de", en este caso sí rige la preposición de: olvidarse de algo o de alguien.
Me pregunto qué problema tiene la gente en que haya guías que aconsejen y digan cómo usar la lengua de una forma menos sexista; no puedo entender por qué tanto problema y qué casualidad que suelen ser hombre los que más se indignan, podemos hacer uso del refranero popular y aplicar en este caso "EL que se pica ajos come". Evidentemente son consejos y nada más, no hay ninguna razón para todo este revuelo.
¿Qué ha pasado también para que cambie la definición de la palabra "amor" entre 1992 y 2001 y de esa manera?
El texto de Bosque es impecable desde el punto de vista retórico y empieza muy bien, pues reconoce discriminación en la sociedad y también en el lenguaje. Después matiza que la asunción de las anteriores premisas no presupone que valga toda medida encaminada a luchar contra ellas, y de ahí se lanza a la crítica feroz de los manuales de estilo que se han realizado a espaldas de la RAE con una brillante defensa del uso del masculino como genérico. A partir de ahí la argumentatio flaquea cuando se vuelve irónico y algo despectivo para con los críticos a la RAE, institución que según él no merece con respecto a este asunto más que alguna crítica retrospectiva y –por tanto- anacrónica. En justicia, si Bosque está de acuerdo con que la discriminación también se da en el lenguaje, debería haber escrito en su largo artículo no solo acerca de lo que NO vale (en lo que podemos estar de acuerdo) sino también apuntar algunas de los asuntos lingüísticos aún pendientes que la RAE debe propiciar, además de velar por el uso del masculino como genérico. En ese sentido escribe Inés Alberdi en ¿Pero dónde estaba la RAE? Me gusta también mucho el artículo de Mercedes Bengoechea, que encuentra argumentos impecables para matizar la postura de Bosque sobre por qué los cambios en la lengua no se producen por decreto y nos recuerda que la obsesión por la defensa numantina de la norma lingüística deja fuera hasta a los propios académicos en algunas ocasiones, al encontrar, traviesa, un ejemplo en el que el ilustre académico la conculca.
Carmen, el problema no son las guías que "aconsejan", sino más bien las personas que las aplican en su discurso y que han predominado en la esfera pública en la última década. Muchos estamos cansados de oír día sí día también "los españoles y las españolas, las vascas y los vascos, etc.", simplemente porque es una aberración lingüística y NO "un gesto de respeto hacia la mujer" como nos quiere hacer ver la izquierda cursi. Por otro lado, Carmen, creo que te tomas una licencia al contar hombres o mujeres en este foro en función de su nick. Las apariencias engañan.
Hola a tod@s. Acabo de leer una noticia de la Real Academia Española de la lengua (RAE) en la que regaña a la presidenta de Argentina y a la Constitución de Venezuela por emplear el todos y todas y el venezolanos y venezolanas, en vez del todos y venezolanos a secas, en el uso del genérico, para huir del sexismo. Dice la noticia que la RAE considera ese uso (el de todos y todas) insostenible y forzado, ya que separa el lenguaje oficial del real. El informe de la RAE ha sido aprobado por unanimidad entre los académic@s. Dicen que no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas”Yo hace años que he dejado de usar el todos como genérico. En su lugar uso el todos y todas o la @ No me parece que sea lo mismo maestros que maestras, becarios que becarias, presidentes que presidentas o parados que paradas (entre otras cosas porque hay muchas más paradas que parados, al igual que y, por el mismo motivo, hay más indignadas que indignados)Por lo tanto y según la RAE no existe la ciudadanía, existen los ciudadanos, tampoco el profesorado, sino los profesores, y así con todo. Y es que según ellos, los académicos (esta vez sí en masculino), no hay que forzar las estructuras lingüísticas, como si el lenguaje no lo determinase todo. Y es que, a una institución conservadora, machista, regresiva y anquilosada como es la RAE, no le cabe en la cabeza que el lenguaje constituye la realidad y conforma el sentido común (que no es a priori natural, sino histórico y social) Como si el lenguaje no fuera un elemento fundamental de dominación y de perpetuación del orden existente.Pero para eso estamos l@s demás, l@s no académic@s y no miembr@s de la RAE, para cambiar el lenguaje y usarlo de acuerdo a lo que demanda la sociedad. Un lenguaje inclusivo, para todas y para todos, es decir para la ciudadanía. Cueste lo que cueste y le guste a quien le guste (y diga lo que diga la RAE)Y para ser inclusivo y felicitarnos mutuamente por esta conquista social del lenguaje no sexista, os deseo felicidades a todas y todos en el día internacional de la mujer trabajadora.NOTA 1: La RAE tiene sesenta y nueve miembr@s entre l@s de número, elegid@s y personas reputadas por sus investigaciones. De ell@s solo siete son mujeres (el 10,14%)NOTA 2: al escribir académic@s el corrector de texto ofrece dos opciones para elegir: académicos o académicas.NOTA 3: el lema de la RAE es "limpia, fija y da esplendor" ¿a que parece el eslogan de un detergente? Pues bien, en este caso, ni limpia, ni fija ni da esplendor.
Yo pienso que hablar en duplicado discimina, porque separa a varones y mujeres enbandos separados, distintos, opuestos, enfrentados. El plural de toda la vida une a varones y mujeres en su espíritu de personas. Son distintas en aspectos muy importantes, pero iguales en lo esencial. Eso es igualdad.http://naburu38.blogspot.com/2012/03/no-me-peguen-que-soy-x.html
La crítica de la Prof. Bengoechea al uso que Ignacio Bosque ha hecho de la palabra "miembro" ilustra muy bien la distinta actitud y forma de intervención sobre la lengua, de los feministas lingüísticos y de la Real Academia Española.La Sra. Bengoechea cree que, con el cambio en el Diccionario de 'masculino' por 'de género común', ha cambiado nuestra lengua y también la del Sr. Bosque. Pero este, como la mayoría de los que usamos esta infrecuente palabra, habla y escribe el español sin andar consultando el Diccionario; de modo que todavía usa "miembro" con su género fijo masculino, sin reflejar el sexo de las personas. Por eso, impecablemente, habla de "miembros femeninos de un comité".Increíble en una lingüista, la Prof. Bengoechea confunde la lengua, la actividad lingüística, con el DRAE, y cree que saneando este se sanea la lengua. Increíble en una sociolingüista, ni siquiera admite la posibilidad de variación y coexistencia de diversos usos de una palabra. Lo que tampoco está nada bien --y, como hablante, tengo el derecho a protestar-- es que el Diccionario académico, en contra de su costumbre, se haya apresurado a borrar nuestro largo uso de esa palabra en masculino, en favor de un empleo primerizo y neologista con género cambiante según el sexo. Como mucho, debería haberse etiquetado con "masc. o com.", y ello por elemental respeto a quienes seguimos un uso social todavía vigente en el ejercicio de la lengua.Bien podría la RAE sacar consecuencias. Si se quiere ir consiguiendo una descripción más exacta, justa y actualizada del léxico hispánico, para sobre ella realizar la labor normativa u orientativa, no debería prestarse oídos a quienes la espolean para que "modernice la lengua" de un año para otro. Pues los cambios lingüísticos son constantes, sí, pero también muy lentos, se están produciendo en muchos sitios a la vez, y pocas veces consisten en aniquilar una palabra o acepción para sustituirla por otra.Ni mucho menos deberían admitirse intromisiones con otro fin que no sea el de partir de los usos reales y preexistentes para potenciar las tendencias integradoras y debilitar los elementos disgregadores y comunicativamente indeseables. Como bien apunta Bosque, hay que esforzarse en incorporar a la lengua común los "lenguajes especiales" de la administración, la justicia, las ciencias, los valores cívicos y democráticos, etc., como medio que facilite la divulgación, la extensión de la cultura y el ejercicio de los derechos ciudadanos. Y no alentar las formas de expresión casi jergales, sobre todo las que --desde la escuela, la Administración y algunos medios-- aspiran nada menos que a suplantar la lengua común.Negociar con grupos de presión ya se ve a qué conduce: A que, una vez asentado "el/la miembro" como de género común o variable en el DRAE, te lo blanden a modo de Código Penal de la lengua, y a la primera que te expones a expresarte espontáneamente, te secan seguidas dos tarjetas amarillas: la de machista (porque arbitrariamente Alguien lo dictaminó) y la de indocumentado idiomático (porque así consta en el Reglamento, digo en el Diccionario).Como ha hecho con el lingüista don Ignacio Bosque la Sra. Bengoechea. Fraudulentamente, es cierto, pero lo ha hecho. Y desde un "paternalismo" deplorable --para decirlo con un sustantivo "antiandrocéntrico", que afortunadamente nadie propone eliminar.
La Sra Bengoechea se hace un lío con los géneros. Hágaselo mirar porque el feminismo le ciega el entendimiento y confunde las normas.
He leído esos artículos pero tengo mis propias conclusiones. Una de ellas es que el idioma se ha ido formando y evolucionando sobremanera como acuerdo que tiende a la universalidad en su uso y comprensión y no debe ser objeto de distorsión fundamentada por cualesquier tendencia chovinista o meramente politizada. La discusión debe centrarse en la lógica de la evolución lingüística tomando en cuenta las diversas categorías y variantes gramaticales y los criterios científicos pertinentes (foneología, semántica, lógica discursiva, aboriginalidad cultural, entre otras).El cambio de algunos usos del idioma que pretenden chovinistas (hombres o mujeres, en plural no se diría chovinistas a mujeres y chovinistos a hombres), es un cambio de proveniencia unilateral y el idioma debe ser propiedad colectiva general. Desde hace años he apoyado la lucha de las hermanas por su emancipación, más no por ello estaría de acuerdo con el irracional chovinismo de algunas o algunos, que siguiendo sus desplantes hembristas o machistas, terminaríamos nombrando tornilla al tornillo o tuerco a la tuerca, nada más porque algunas "masas" chovinistas así lo han gritado. Si en este tema como en otros las mujeres y los hombres no buscan acuerdos, el mundo terminará dividido en "sectores" que nunca se entenderán. Como los o las chovinistas traen algo como sed de venganza y la palabra universo les resulte machista entonces le llamarán universa, al fotón fotona, al neutrón neutrona, al electrón electrona, a la gasolina gasolino, al hombre hombra y a la mujer mujera. ¡Hagánme el favrón cabor...!

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_