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Patatas hasselback y crema de champiñones con garam masala

Dos platos sencillísimos y llenos de sabor que combinan unas patatas crujientes y bien aliñadas con una crema que podría servir también como salsa para pasta. Mejor, imposible.

Hasselback jugó en el Atleti
Hasselback jugó en el AtletiALFONSO D. MARTÍN
Alfonso D. Martín

Cuando hablamos de comida, no siempre hacemos una referencia directa a sabores que nos han impresionado. Muchas veces el común denominador de una conversación de este tipo surge de cómo un determinado plato calma una sensación, revive un recuerdo o acompaña una forma de sentir. Hay sabores y aromas que nos llevan a días determinados, con sus características lluvias, sus calores sofocantes, discusiones, risas y texturas. Este, para mí, es uno de esos platos.

Centrémonos: la configuración de este plato no tiene complicación más allá de la técnica de cortar la patata. Gracias a este tipo de corte aumentamos la superficie que podemos aliñar, mejorando así el sabor y, también, la textura. Al asarla, las finas láminas que hemos creado quedarán crujientes y acompañarán perfectamente a la crema. Los ingredientes, como siempre, tienden a ser orientativos: si no dais con salvia por ninguna parte, usad romero; la elección de los champiñones o setas para la crema es totalmente vuestra, si bien mi recomendación sería seguir esta receta.

Lo que no es negociable, por supuesto, es el garam masala: se trata de una mezcla de especias de canela, clavo, nuez moscada, cardamomo y pimienta negra. Si no dais con un preparado, podéis hacerla en casa mezclando los diferentes ingredientes. Dicho esto, sólo nos quedará presentar el plato de una forma atractiva, para lo que siempre se puede usar el comodín de añadir un poco de parmesano rallado y unas hierbecitas más.

Dificultad: Hay que tener un poco de cuidado al cortar la patata.

Ingredientes

Para 4 personas

Para la crema

  • 250 g de setas (portobello, champiñón blanco, shiitake o mezcla)
  • 2 ramitas de apio
  • 3 dientes de ajo
  • 8 hojas de salvia
  • 400 ml de nata
  • 1 cucharadita de pimienta negra molida
  • 1 cucharadita de nuez moscada
  • 1 cucharadita y media de garam masala
  • 1 cucharada generosa de mantequilla
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • Sal al gusto

Para 2 personas

  • 800 g aproximadamente de patatas baby para microondas
  • 1,5 cucharadas de pimentón (dulce o picante)
  • 1 cucharada de mostaza en polvo
  • 1,5 cucharadas de orégano
  • 1,5 cucharadas de vinagre balsámico
  • 3 cucharadas de aceite de oliva
  • Sal al gusto

Instrucciones

1.
En una sartén grande, calentar el aceite y la mantequilla. Añadir las hojas de salvia para que aromaticen la grasa y las retiramos cuando se doren.
2.
Añadir los champiñones troceados, el apio picado y los ajos aplastados y picados. Cocinar diez minutos o hasta que se reblandezcan.
3.
Añadir las especias y saltear un minuto más.
4.
Añadir la nata y cocinar un par de minutos. Pasar a un vaso de batidora y triturar. Reservar para calentar cuando vayamos a servir.
5.
Colocar dos palillos chinos separados en la tabla de cortar y la patata en medio, de forma que cuando cortemos la patata, los palillos impidan que lleguemos hasta el final. Hacer cortes en todas las patatas como si fueran un acordeón.
6.
Aliñar con las especias, el vinagre, el aceite de oliva y la sal, mezclándolo todo muy bien con las manos para que penetre entre los cortes.
7.
Hornear a 170ºC con ventilador hasta que estén tiernas (15 – 20 minutos).
8.
Subir la temperatura a 220ºC para que se tuesten (unos cinco minutos), y añadir más hojas de salvia para que se sequen y usarlas de decoración.
9.
Retirar del horno y servir sobre la crema caliente. Podemos añadirle más hojas de salvia, más pimienta negra y un poco de parmesano rallado.

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Sobre la firma

Alfonso D. Martín
Es cocinero, asesor gastronómico y fetichista de especias y fermentados. De pequeño gateaba al bar de al lado de casa para pedir un huevo duro y después empezó a tener dolor abdominal continuo por echarle picante a todo a escondidas de su madre. Si profanar recetas clásicas fuese un pecado, ya habría pasado los nueve círculos del Infierno de Dante.

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