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Salteado de pollo con verduras

Hacer un salteado es la cosa más sencilla del mundo, pero para que el resultado no sea un pollo seco y unas verduras blandas hay que respetar unos cuantos pasos. Aquí va una receta infalible.

Qué elegante es la servilleta
Qué elegante es la servilletaALFONSO D. MARTÍN
Alfonso D. Martín

Todo el mundo debería saber preparar un salteado: probablemente no haya algo tan universal como cocinar unas proteínas con algunas verduras e hidratos. Sin embargo, todo tiene su ciencia, y algo tan básico como esto no queda exento de ella. Hay una serie de normas para que lo que preparamos realmente cumpla con las características de un salteado y no se convierta en un batiburrillo de verduras blandas y proteína seca o chiclosa.

Las dos características fundamentales son la potencia y el tiempo. El salteado se basa en una cocción relativamente corta a una temperatura considerablemente alta, por lo que requiere unos pasos de preparación previos si no queremos fastidiar el resultado final. Es imprescindible dejar todo preparado y cortado para que el tiempo de cocción esté controlado. Otra cuestión a tener en cuenta es el tamaño de la sartén que vayamos a usar, ya que necesitamos que sea relativamente grande para que todo lo que hay en ella pueda estar en contacto con la superficie y así dorarse adecuadamente.

También vamos a aprender cómo cocinar pechuga de pollo sin que quede con textura de suela de zapato. Marinar alimentos -proteínas, concretamente- no solo trata de aportar sabor: también consiste en mejorar texturas. La mezcla de almidón de maíz -o fécula de patata- junto al aceite de oliva y la sal sirve para crear una fina capa que ayuda a retener humedad, de modo que facilitará el obtener una pechuga jugosa. No obstante, esto no te salvará si dejas tu pollo cocinándose indefinidamente: para cocciones algo más largas, trata de buscar partes de carne más oscura, como la del contramuslo.

Respecto a la duración de la cocción de las verduras, personalmente me gustan casi crudas, y considero que el vapor de la cocción y el propio calor residual que quede en el salteado es todo lo que necesitan. Sobre la elección de especias podéis experimentar con lo que tengáis en la despensa: en mi caso la combinación curry, comino, ajo y pimentón satisface los pecados capitales de gula y pereza.

Dificultad: Manejar bien los tiempos y tenerlo todo preparado para que las verduras no queden blandurrias.

Ingredientes

Para 2 personas

Para el pollo

  • 300 g de pechuga de pollo
  • Una cucharadita de curry en polvo
  • Media cucharadita de comino en polvo
  • Una cucharada de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de almidón de maíz o fécula de patata
  • Sal al gusto

Para el salteado

  • El pollo marinado
  • 80 g de pimiento rojo
  • 100 g de brócoli (flores por una parte y tronco por otra)
  • Una cebolla morada pequeña
  • 4 dientes de ajo
  • Una cucharadita de jengibre fresco
  • Una cucharadita de pimentón dulce
  • Una cucharadita de comino molido
  • Una cucharadita de curry en polvo
  • 1,5 cucharadas de mantequilla
  • ½ cucharada de aceite de oliva
  • Sal al gusto

Instrucciones

1.
Cortar la pechuga en dados de unos 1,5 o dos centímetros de grosor y marinarla con el curry, el comino, el almidón de maíz o fécula de patata, el aceite de oliva y la sal mientras cortamos las verduras.
2.
Cortar el pimiento rojo, la cebolla y el brócoli de forma que tengan más o menos el mismo tamaño.
3.
Majar los dientes de ajo con el jengibre, el pimentón, el comino, el curry y un poco de sal hasta que formen una pasta.
4.
Calentar la mantequilla en una sartén a fuego alto y añadir el pollo. Repartir bien y dejar que se dore sin remover. Cuando esté bien marcado por una sola cara, remover 10 segundos y retiramos de la sartén.
5.
Añadir el aceite junto a la mantequilla que queda en la sartén y saltear la pasta de ajos a fuego medio hasta que huela.
6.
Subir el fuego a alto y añadir el pollo y las verduras. Remover para que se impregne todo de la pasta de ajos. Repartir por toda la sartén y cocinar sin mover 15 segundos. Remover otros 10 segundos y servir.

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Sobre la firma

Alfonso D. Martín
Es cocinero, asesor gastronómico y fetichista de especias y fermentados. De pequeño gateaba al bar de al lado de casa para pedir un huevo duro y después empezó a tener dolor abdominal continuo por echarle picante a todo a escondidas de su madre. Si profanar recetas clásicas fuese un pecado, ya habría pasado los nueve círculos del Infierno de Dante.

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