_
_
_
_
_

Una catedrática de Geografía Humana, nueva directora de la agencia de evaluación de las universidades Aneca

Pilar Paneque, que sustituye a Mercedes Siles, tiene que enfrentarse al enorme embudo en las homologaciones de títulos y al déficit de médicos en las cátedras

Elisa Silió
Pilar Paneque, nueva directora de la Aneca, el pasado noviembre en Sevilla.
Pilar Paneque, nueva directora de la Aneca, el pasado noviembre en Sevilla.PACO PUENTES

El consejo rector de la Aneca, la agencia nacional que evalúa y acredita la calidad de las universidades y sus profesores, ha elegido este martes a Pilar Paneque (Sevilla, 1974), catedrática de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y presidenta del Observatorio ciudadano de la sequía, como nueva directora. Palenque sustituye en el cargo a la catedrática de Álgebra Mercedes Siles, que ha agotado su mandato de tres años en este organismo independiente y a la que el consejo rector ―presidido por el número dos del Ministerio de Universidades, José Manuel Pingarrón― no ha propuesto continuar. Siles fue escogida por el anterior ministro, Manuel Castells, y las relaciones con el actual, Joan Subirats, no han sido fluidas. Los nombramientos y ceses en la Aneca no están asociados a cambios de Gobierno central, se suceden cada tres años.

La catedrática Paneque, analista de la vulnerabilidad social e institucional asociada al cambio climático, ha desempeñado importantes puestos de gestión en la Universidad Internacional de Andalucía (directora de Postgrado o vicerrectora de Planificación y Calidad) y en la UPO (directora del Campus de Excelencia Internacional de Medio Ambiente) y tiene una dilatada carrera en el extranjero: en las universidades de Utrecht, Pensilvania, Harvard u Oxford, entre otras. Su interés por la ciencia ciudadana ―que promueve la participación de las personas en las actividades de investigación científica― es compartido por Subirats, otro experto en la materia desde otra óptica más urbana.

La tarea que tiene por delante Paneque al frente de la agencia es complicada, pues coincide con la implantación de la nueva ley de universidades (LOSU), que se aprobará finalmente en el Congreso la próxima semana, y que permite a las agencias de evaluación autonómicas acreditar a profesores. Además, deberá lidiar con la expansión de universidades privadas de calidad dudosa.

Pero el mayor reto son las validaciones de estudios extranjeros. Tras la pandemia, el atasco descomunal en la resolución de solicitudes de equivalencia de títulos universitarios u homologaciones se ha disparado ―según datos recientes del ministerio, hay más de 39.000 “expedientes pendientes de apertura”― y Universidades y Aneca (que ha perdido peso en el proceso) tratan de atajar el problema mediante un procedimiento más ágil, online y con más personal tramitando el papeleo. El Ministerio de Hacienda y Función Pública ha dado su visto bueno a que 64 funcionarios interinos se sumen durante nueve meses a los ocho trabajadores del departamento para desatascar el tapón de expedientes.

Además, en el terreno de equivalencias y homologaciones, Aneca, el ministerio, los rectores y las ONG que trabajan con refugiados tienen que implantar un documento, el Pasaporte Europeo de Cualificaciones para Refugiados, impulsado por el Consejo de Europa, que reconoce tras una evaluación, basada en parte en una entrevista ante un tribunal, la cualificación del solicitante para que puedan estudiar o trabajar en lo suyo. El Convenio de Reconocimiento de Lisboa, firmado en 2007 —y al que España se adhirió en 2009—, obliga a los Estados a validar las cualificaciones de los refugiados sin documentos, pero España llega mucho más tarde que países como Grecia, Italia ―ambas se implicaron en el programa piloto con los sirios acogidos por la guerra—, Alemania y Francia.

Otro escollo importante son los médicos. La Conferencia de Decanos de Medicina alertó en 2021 que en los próximos cinco años iban a abandonar su puesto el 43% de los docentes universitarios, porcentaje que subía al 55% en el caso de quienes también ejercen en hospitales o ambulatorios. Y el problema es que no hay suficientes facultativos acreditados para profesor titular porque ejercer, dar clase e investigar para acumular méritos científicos es casi un imposible. Por eso, la Aneca va a revisar el último concurso con unos criterios más flexibles de evaluación.

Puedes seguir EL PAÍS EDUCACIÓN en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_