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El mileurismo asoma en la mitificada carrera de dentista: “Nunca imaginé una situación así”

Los graduados se duplicarán en 20 años por la expansión de facultades. Algunos trabajan gratis en sus inicios y un 7% del total cobró el pasado año en Madrid menos de 1.000 euros

Prácticas en la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense, el pasado mayo,
Prácticas en la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense, el pasado mayo,JUAN BARBOSA
Elisa Silió

Entré en el grado de Odontología con un 11,714 [sobre 14] y en octubre empezaré un máster de nada más y nada menos que 24.000 euros… de los más baratos que hay, aunque parezca surrealista, pero en esta carrera todo es así”. Quien habla desde el anonimato eligió estos estudios “por vocación”. “Nadie de mi familia tiene clínica”, explica. Y, tras cinco años de carrera en la Universidad de Valencia, se pregunta si realmente ha valido la pena: “Te quitan las ganas y la ilusión”. “Toda la carrera escuchando: ‘Cuando salgas vas a tener un montón de trabajo y vas a cobrar aún más’, para que al final lo máximo a lo que optas es a arrastrarte y conformarte con un trabajo desastroso que apenas te da para pagarte el alquiler y la comida”.

“Me han llamado de muchas clínicas de las que luego no he recibido respuesta, ni siquiera para decirme que al final no cuentan conmigo”, cuenta este dentista que no se imagina emigrando, como compañeros suyos que están en Países Bajos o Francia. Ha trabajado en tres clínicas y el saldo es desesperante: “En la primera me dijeron que tendría unos días de prueba y luego ya me harían contrato, fueron dos meses y el contrato nunca llegó, además de que el trato al trabajador y al paciente era pésimo”. Prosigue: “Tanto en la segunda como en la tercera, me ofrecían trabajar como autónomo, algo que está muy normalizado en el mundo de la odontología, pero que como bien se sabe es un caso de falso autónomo”. Con esa figura, razona, se ahorran “la Seguridad Social y un sueldo digno y te ofrecen un contrato de colaboración que nunca firmas y cobras a porcentaje. Muy bajos, además, porque ‘como te acabas de graduar, ¿cómo voy a ofrecerte un porcentaje más alto?’. Quizás facturando para la clínica 3.000 euros, tú cobras 750 y aparte réstale el IRPF [Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas]...”.

La mayoría de los compañeros de este odontólogo, cuenta, “están por cuota de autónomos y no muy satisfechos con el esfuerzo que ha supuesto sacar la carrera para ver cómo los higienistas dentales [con un título de FP superior] cobran más. Los que han encontrado algo decente, o han tenido muchísima suerte, o tienen familiares odontólogos”. Seis de cada 10 dentistas tienen menos de 40 años y el 56% del total son mujeres.

Desde el Reino Unido tientan a los nuevos dentistas con ofertas que van de los 50.000 a los 100.000 euros anuales

Jorge (nombre ficticio), graduado de la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Valencia, privada, presenta una cara mucho más optimista. “No es una profesión para hacerte millonario a no ser que te hagas empresario”, sostiene. Montar una clínica cuesta unos 100.000 euros. Ni él, cuenta, ni sus compañeros, han sentido la precariedad. Se tituló en 2021, gana 1.600 euros y en la bolsa de trabajo del colegio de Valencia ha encontrado empleo siempre. Ahora tiene “un caramelito” por sueldo e instalaciones. Así que descarta por el momento irse al Reino Unido, desde donde le tientan con ofertas que van de los 50.000 a los 100.000 euros al año, pero “por si acaso”, se va a inscribir en el Sistema Nacional de Salud Británico. El CEU-Cardenal Herrera celebró una charla para graduados y estudiantes de últimos años y muchos mostraron su interés en irse.

En 2000 había 17.000 dentistas colegiados en España. Ahora son 39.000 y los cálculos hablan de que su número se doblará en 20 años. Se gradúan 1.700 universitarios al año (1.100 en la privada) y, aunque gran parte de los inscritos extranjeros ―en algunas de las 23 facultades suponen la mitad del alumnado― vuelve con sus familias, lo cierto es que en un país en el que no está muy extendida la visita al dentista ―el promedio de gasto por español son 300 euros al año― sobran graduados y la precariedad se expande. Las diferencias salariales son apabullantes y difíciles de encontrar en otros sectores: según el estudio Situación actual de la profesión e imagen del Colegio, en Madrid el 7,4% ganó en 2021 menos de 1.000 euros netos al mes, frente al 25% que ingresó más de 3.000. El 30% de los colegiados no contestó a la pregunta de la encuesta y el 10,2% se situó en la franja de los 1.000 a 1.500 euros.

Empresarios ajenos al sector abren negocios y contratan a dentistas como falsos autónomos”, se queja el presidente del gremio

Según ese informe, el 4,5% de los dentistas de Madrid no trabaja y un 9,4% está empleado en otra actividad, el doble que en 2019 (4,7%). Se mantiene estable, sin embargo, el pluriempleo en varias clínicas (57,6%). Óscar Castro, presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas, reconocía en un reciente reportaje en este diario el mileurismo y la explotación: “La figura del trabajador asalariado no existía hasta la irrupción de las grandes cadenas. Empresarios ajenos al sector abren negocios y contratan a dentistas como falsos autónomos. De ahí los escándalos que hemos tenido de Vitaldent, iDental... Tienen obligaciones de horarios, pero no derechos de antigüedad, vacaciones… Están explotados. Muchos dentistas están trabajando por menos de 1.000 euros”.

Huyendo de los bajos salarios y buscando mejores condiciones laborales, cientos de dentistas se instalan en otros países europeos ―los que han trabajado en el Reino Unido pueden ejercer en Australia― con la idea en muchos casos de ahorrar para montar su propia clínica en España. La emigración no es un fenómeno reciente, pero va a más. El Consejo General de Dentistas expidió 5.389 certificados de buena conducta en el ejercicio de la profesión entre 2007 y 2016 (nueve años), y 3.501 entre 2017 y 2021 (cuatro años).

La mexicana Ebby Fragoso trabaja desde hace un año reclutando a dentistas españoles parta trabajar en Francia. Este mes ―inusual porque muchos se gradúan― su empresa ha cerrado acuerdos con clínicas o centros hospitalarios franceses para que 90 profesionales ejerzan allí. Les ayudan con los trámites administrativos o el aprendizaje del idioma. Fragoso puntualiza que también “se van seniors, con sus familias y alguno incluso tenía su propia clínica” o hay dentistas que viajan dos días a la semana, por ejemplo desde Barcelona en tren a Perpiñán. Un junior no gana menos de 3.500 euros mensuales, trabaja 35 horas a la semana y dispone de un contrato indefinido.

Teresa, dentista madrileña.
Teresa, dentista madrileña.

Teresa, dentista, lleva cuatro años y medio en Países Bajos. Al principio trabajó en un pueblo ―la demanda de profesionales es mayor en el campo― y ahora reside en Ámsterdam. Mientras ejerza no tiene intención de volver a Madrid. Cobra en la franja que se ofrece en el Reino Unido ―de 50.000 a 100.000 euros―, pero trabajando solo 30 horas a la semana y en un país en el que “hay una gran cultura de cuidarse la boca”. Hasta los 18 años el tratamiento lo cubre el Estado. Aunque es autónoma, no paga una cuota, su seguro social se cubre con los impuestos. Y las tarifas están tasadas, por lo que no hay la encarnizada lucha de precios de España que ha conducido a los fraudes en la odontología de bajo coste.

Teresa jamás imaginó tener que irse, pero en 2008 ya empezó a ver cómo compañeros de su facultad emigraban al Reino Unido. Se graduó en 2010, pero tardó en tomar la decisión, pese a trabajar en “condiciones lamentables en clínicas con pocos pacientes haciendo muchos kilómetros”. Era falsa autónoma, la echaron y puso una demanda que ganó. Para ejercer cursó un intensivo de holandés de tres meses. En Países Bajos, como en Francia, explica Teresa, hay numerus clausus para estudiar Odontología. “A los holandeses les sale mejor que otros países de Europa formen a los dentistas [no cuesta menos de 70.000 euros] y trabajen en su país”.

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Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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