¿Por qué las empresas canibalizan sus propias acciones?

En 2021, las compañías del índice S&P 500 destinaron más de 880.000 millones de dólares a recomprar sus propias acciones. En los últimos 10 años esa práctica se eleva hasta los 7,7 billones de dólares, seis veces el PIB de España. Pero, ¿por qué las empresas recompran masivamente sus propios títulos?

En Estados Unidos, unos analistas se limitan a definir el fenómeno como “tendencia financiera”. Para otros, se trata de algo más que un recurso intencionado. El caso es que la recompra de acciones se ha convertido en una de las prácticas más debatidas entre los políticos y expertos en aquel país. Incluso, la Administración Biden está alentando al Congreso a que castigue fiscalmente esta operación corporativa, que en los últimos años bate récord tras récord.

Tan sólo en 2021 las empresas que integran el Standard & Poor’s (S&P) 500, el índice que aglutina a las 500 mayores corporaciones cotizadas en Estados Unidos, destinaron más de 880.000 millones de dólares a recomprar sus propias acciones. Esto supuso un 69,6% más que el año anterior y, desde luego, no se trata de una excepción: la situación en el resto de grandes mercados internacionales es muy similar, Las empresas europeas y asiáticas se apuntan con frecuencia a esta tendencia.

Los críticos esgrimen, sobre todo, dos líneas argumentales:

• Las empresas deberían invertir en sus negocios, empleados y balances en lugar de dilapidar tantos recursos en especular con sus propios títulos.

• Los planes de recompra muchas veces se aprueban pensando más en inflar el precio de las acciones para que los ejecutivos puedan cobrar sus stock options (“opciones sobre acciones”, una forma de remunerar a los empleados de una empresa y, en especial, a los directivos) que en el interés estratégico de la compañía.

Con todo, esta práctica se ha popularizado en todo el planeta. Según el grupo Goldman Sachs, puede superar en 2022 el billón de dólares de inversión tan solo entre las compañías del S&P 500. La recompra tiene dos grandes ventajas:

• Reduce el número de títulos en circulación, lo que hace que el beneficio por acción crezca mucho más que el beneficio neto de la propia empresa. Por ejemplo, en el caso de la tecnológica Apple ‒la compañía que más recursos ha invertido en esta práctica en todo el mundo‒ mientras que su beneficio neto ha crecido un 107% en los últimos cinco años, su beneficio por acción lo ha hecho casi el doble, un 196%.

• A diferencia de lo que ocurre con los dividendos, la recompra de acciones permite retribuir a los accionistas elevando el peso de su participación en la empresa sin que tengan que pagar impuestos hasta que no liquiden las acciones. En ese caso, tributarán si obtienen plusvalía entre la compra y la venta de los títulos.

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