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Un valenciano en la corte de Bolsonaro

Sergio Furio es el fundador de Creditas, el ‘unicornio’ brasileño valorado en 4.000 millones de euros, que aspira a abaratar el mercado crediticio latinoamericano

Sergio Furio
Sergio Furio en las oficinas de Creditas en São Paulo.
Carmen Sánchez-Silva

Sergio Furio (Sagunto, Valencia, 45 años) sabía que no iba a ser profeta en su tierra. Estudió administración de empresas y trabajó en Danone, Deutsche Bank y The Boston Consulting Group (BCG), desde donde saltó a Nueva York en 2008 para encargarse de la transformación tecnológica de Compass Bank. Allí conoció a su actual esposa. Era cuando el fundador de Creditas, la fintech brasileña que en 2020 adquirió el estatus de unicornio, le daba vueltas a la idea de montar una start-up. Y precisamente fue en una conversación con ella cuando surgió la idea. “Silvia es brasileña y me contó que en su país los clientes pagan un tipo de interés del 80% o 90% por los préstamos personales y ahí se encendieron las alarmas”, recuerda.

Así fue cómo decidió mudarse a São Paulo con la idea de ayudar a resolver el problema del alto coste del endeudamiento en Brasil. “Ella me miró con cara de decir ‘este tío está loco’ pero pidió el traslado en BCG”. Con los 150.000 dólares de su último bonus en la consultora y cuatro personas montó BankFácil en una oficina de cinco metros cuadrados: una plataforma de productos financieros dirigida al cliente final, que en Brasil comenzaba a transitar al modelo digital, y basada en los acuerdos con los bancos, de los que obtenían una comisión del 1%. Su idea en 2012 era abaratar los precios de los productos bancarios al comercializarlos por internet. La masa salarial que manejaba la empresa entonces no llegaba a los 4.000 dólares mensuales, rememora Furio por videoconferencia desde la capital financiera brasileña. “Aunque el inicio fue muy humilde, siempre soñamos en grande: en cambiar el mercado del crédito en Latinoamérica”.

Sin embargo, el fundador de Creditas no logró convencer a los 40 inversores con que se reunió en aquellos tiempos para que respaldasen su negocio. “El primer año y medio fue muy duro, contando los dólares que había en la cuenta y cuánto podía gastar”, admite. Hasta que dieron con el producto: los préstamos con garantía, inicialmente inmobiliaria, que eran muy poco conocidos, pero mucho más baratos y a más largo plazo que los préstamos personales o las tarjetas de crédito. Y convencieron a una serie de bancos de mediano tamaño sin canal de distribución para comercializarlos. Invirtieron en tecnología y se centraron en ese único producto. Y sus comisiones fueron subiendo al 2%, al 3%, al 4%. Y ahí se plantaron.

En ese momento decidieron saltarse a los bancos y buscar inversores de renta fija que quisieran colocar su dinero en los préstamos con garantía para convertirlos en fondos. 2016 fue el momento crucial, afirma Furio, “BankFácil se convirtió en Creditas y lo más importante es que cambiamos el tamaño de nuestro sueño”. Captaron 7,5 millones de financiación y sumaron un segundo producto a su cartera: créditos con garantía del coche, lo que reducía el tamaño medio de la operación de los 45.000 dólares de las viviendas a los 6.000 de los autos y aumentaba el potencial de su clientela. Actualmente es su producto estrella.

Esa fue la tecla del éxito, según el fundador de Creditas, que asegura que entonces la fintech empezó a triplicar su tamaño anualmente (ahora lo duplica) y a mejorar sus márgenes. Y lo que es mejor: los inversores comenzaron a sumarse a su apuesta. En 2017 les apoyaron con dos rondas de 20 y 50 millones de dólares. En 2019, cuando lanzaron su tercer producto (el préstamo nómina), ya fueron 230 millones. En 2020, fueron 255 millones y a principios de este año, cuando el mercado empezaba a mostrar síntomas de cambio ante la subida de los tipos de interés, 260 millones de dólares. Eso sí, por el camino Furio ha perdido la mayoría del capital, repartido entre fondos de inversión de renombre como Fidelity, SoftBank, QED Investors, VEF, Kaszek Ventures, Lightock, Headline o Wellington Management. Entre todos ellos han desembolsado 829 millones de dólares en la compañía.

En 10 años, Creditas ha pasado a contar con una cartera crediticia de 1.000 millones de dólares, a tener 4.000 personas en plantilla distribuidas por sus oficinas y centros tecnológicos de Brasil, México y España y a generar ingresos por valor de 174 millones de dólares en 2021. En 2020 fue catalogada como unicornio y, tras la ronda de inversión de este año, ha sido valorada en 4.800 millones de dólares (4.000 millones de euros). “Tuvimos mucha suerte. El mercado cambió radicalmente y la tecnología pasó a ser el motor para los inversores en Brasil”, aprecia Furio, que asegura que su inspiración de español que se va a hacer las Américas llegó de los grandes bancos españoles, Santander y BBVA. Hoy el 90% de sus clientes proceden de otras entidades en las que tienen préstamos personales que Creditas refinancia a un coste que se reduce a la mitad, dice Furio.

Empleados de Creditas, cuya plantilla suma 4.000 trabajadores.
Empleados de Creditas, cuya plantilla suma 4.000 trabajadores.

Su siguiente paso es saltar a la Bolsa. Seguramente a Walll Street porque sus inversores están en Estados Unidos, señala el emprendedor que, sin embargo, no cree que sea antes de 2023 debido a que el mercado no atraviesa su mejor momento. Precisamente el año en que aspira a alcanzar beneficios. Su objetivo a largo plazo es lograr un margen del 20%.

Tiempos difíciles

Furio dice que “se avecinan tiempos difíciles” porque el idilio de los inversores con los emprendedores se ha enfriado. “Hace tiempo que se anticipaba que la inversión en start-ups se iba a estrellar. No llegaba, pero finalmente ha sido de repente. Hay un cambio de mentalidad en los inversores, que están menos dispuestos a invertir en sueños y buscan empresas que tengan buenas economics. No hace falta que den beneficios, pero sí que crezcan rápido y sean de alta calidad”, sostiene.

Mientras tanto, la fintech va a seguir su estela de crecimiento. Este año llevará sus ingresos a 400 millones de dólares. Y se lanzará a comprar una nueva start-up brasileña que tiene en el punto de mira. Aunque no desvela más información sobre la operación, las adquisiciones forman parte de su estrategia: en 2019 se hizo con Creditoo (especializada en préstamos nómina), en 2021 con Bcredi (inmobiliarios), el 40% de Voltz (fabricante de motos eléctricas), Minuto Seguros (seguros de automóviles) y Volanty (marketplace de coches). “Nuestra filosofía es apostar por empresas pequeñas a las que ayudamos con la tecnología para acelerar su crecimiento. Voltz hacía 150 motos por mes y ahora hace 2.000″. Start-ups que a un coste relativamente bajo les permitan crecer más rápido. En 2023 pretenden ingresar 800 millones de dólares.

Voltz será la puerta de entrada de Creditas en España, donde Furio quiere operar con un negocio propio para luego poder desplegar los préstamos. Desde el año pasado su estrategia va más allá del producto financiero, asegura. Se han dado cuenta de que que una persona que toma un préstamo de liquidez con el coche como garantía, dos años después cambia de coche. Por eso compraron la plataforma de compraventa Volanty. Y han entrado en el mercado de las motocicletas a través de Voltz, que en un año se ha hecho con el 2% de la cuota de mercado en Brasil, el cuarto mercado mundial. “Creamos un canal directo de captación de préstamos”, indica Furio, con ganas de operar en su país, donde “por nostalgia”, abrió un centro tecnológico en Valencia en 2019.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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