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¿Faltan trabajadores o mejores salarios? El problema de los 140.000 empleos sin cubrir, sector a sector

España registra el nivel más alto de vacantes en su historia, pese a que el volumen sigue siendo menor que en el resto de la UE. Cuanto peor retribuye el sector, más diferencias hay en el análisis de empresarios y trabajadores

Trabajadores de hostelería en Santiago de Compostela, este lunes.
Trabajadores de hostelería en Santiago de Compostela, este lunes.ÓSCAR CORRAL
Emilio Sánchez Hidalgo

No hay problema más difícil de resolver que aquel cuya existencia no es reconocida por las partes afectadas. El siguiente tipo de entuertos más complejos son aquellos en los que los interlocutores difieren en las causas que los originan. El debate general sobre los puestos de trabajo sin cubrir en España tiene bastante de lo primero y mucho de lo segundo.

Los sindicatos defienden que, de forma global, no faltan trabajadores, sino mejores condiciones laborales. Su argumento más repetido para sostener esta posición es la tasa de desempleo: de un 13%, tres millones de personas que buscan trabajo y no lo encuentran. Los patronos rechazan esta premisa y ponen encima de la mesa las múltiples encuestas a empresarios en las que la mayoría manifiesta trabas para encontrar mano de obra: la más reciente es la de la consultora KPMG, en la que ocho de cada 10 empresas consultadas dicen tener problemas para cubrir vacantes. No hay consenso ni en el Gobierno. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones defiende recurrir a la mano de obra extranjera para algunos perfiles, ya sea mediante regularizaciones o contingentes, mientras que el de Trabajo calca el discurso sindical.

Las estadísticas oficiales sobre vacantes no terminan de responder a esta cuestión. Los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que en el último trimestre de 2022 había 140.000 vacantes. Es el registro más alto en ese periodo al menos desde 2013, cuando empieza la estadística, que ha ido creciendo progresivamente desde entonces —con la excepción de 2020, el año de la pandemia—. Pese a ser un nivel récord, es un agujero pequeño respecto a los 20,45 millones de trabajadores.

En la comparación europea, España destaca como uno de los países con un menor nivel de vacantes sin cubrir, con una tasa del 0,9%, frente a la media europea de un 2,8%. Solo Bulgaria y Rumanía notifican un porcentaje inferior en el continente (0,8%). Los que arrojan registros más altos son Austria (4,6%), Bélgica y Países Bajos (4,5%). Contrariamente a lo que podría parecer, la correlación entre este indicador y el del desempleo no es perfecta: por ejemplo, Suecia tiene una tasa de vacantes coincidente con la media de los Ventisiete, pero la tasa de desempleo (7,5%) es bastante superior a la media (6,2%). Este desacople indica que las particularidades de cada país son clave.

Las posiciones de empresarios y sindicatos parecen irreconciliables. Sin embargo, cuando se aterriza el debate a sectores concretos, en vez de discutir en términos generales, aparecen algunas sintonías. Y se da la circunstancia de que la coincidencia en el análisis es mayor cuanto mejores son las retribuciones. Por ejemplo, empresarios y sindicatos hacen un diagnóstico parecido sobre por qué hay puestos sin cubrir en la industria metalúrgica, pero es muy distinto en la hostelería. De forma paralela, hay la misma distancia en las soluciones propuestas.

En busca del análisis concreto para cada actividad, EL PAÍS ha conversado con responsables patronales y sindicales de sectores en los que los empresarios denuncian escasez de mano de obra. Por parecidos que sean los escenarios, algunas de las principales claves se esconden en los matices. Añadimos algunos datos de partida en cada sector para contextualizar mejor lo que dice cada experto.

Sector metalúrgico

José Miguel Guerrero, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal, y Alberto Villalta, secretario de Siderurgia y Transformación de Metales de UGT FICA, sintonizan al señalar que faltan trabajadores en el sector. “Sí, hay carencia para algunos perfiles, como los de tornero o fresador”, dice el sindicalista. “Los problemas más graves se dan en las posiciones tradicionales, como la de soldador”, coincide el jefe empresarial, que también apunta a la escasez de instaladores eléctricos o gasísticos y en puestos tecnológicos. El informe de Adecco de junio de 2022 Necesidades del mercado de trabajo confirma esta percepción: un 29% de los encuestados señalan a los ajustadores de máquinas y especialistas en electricidad como los perfiles de más difícil cobertura de todo el mercado laboral, seguidos de un 26% que apuntan a soldadores y chapistas.

Al diseccionar los motivos que causan este desabastecimiento, los dos empiezan por la escasez de titulados en Formación Profesional. “Hay muchísimas personas con estudios universitarios peor pagados que en este sector, en el que los sindicatos tenemos mucha voz”, indica Villalta. Guerrero abunda: “La formación tiene que orientarse a las necesidades reales de las empresas. Ha habido poca apreciación de actividades como la nuestra, como si fueran grises y lo mejor para todos fuera ir a la universidad”. También coinciden al señalar que la solución a esta cuestión ya está en marcha. “La nueva ley de FP va en la buena dirección”, considera el jefe patronal, que también destaca la necesidad de que las empresas inviertan más en formación y que el sector atraiga a los jóvenes. “También tenemos que conseguir captar a más mujeres. Seguimos siendo un sector muy masculinizado”.

La carencia de trabajadores está generando un círculo virtuoso en las condiciones salariales, según los dos expertos. “Las grandes empresas son las que menos problemas tienen para encontrar trabajadores porque son las que mejores condiciones ofrecen. En compañías con convenios propios apenas tienen dificultades, pero si los salarios dependen del convenio provincial sí es más complejo”, dice Villalta. Guerrero esquiva esta relación de ideas, pero sí reconoce que “sin duda” las empresas pequeñas tienen más problemas de captación de personal.

Hostelería

Tantos puntos acercan el diagnóstico de Guerrero y Villalta como los que separan el del secretario general de la patronal Hostelería de España, Emilio Gallego, y el del responsable de Hostelería y Turismo de CC OO, Gonzalo Fuentes. “Hay mucha escasez de trabajadores. Tenemos una necesidad acuciante de empleados”, dice el líder patronal. “En España no falta personal para trabajar en hostelería. Lo que faltan son condiciones de trabajo dignas y mejores salarios”, sentencia el representante de los trabajadores. Según los datos de Adecco, la hostelería es uno de los sectores con menos problemas para cubrir vacantes: solo un 2,4% de las ofertas eran de difícil cobertura el año pasado. Además, están entre las profesiones menos solicitadas en las ofertas publicadas: solo un 1,8% son de camarero. Desde Infojobs, la principal plataforma online de búsqueda de empleo, indican que las ofertas relacionadas con la hostelería han crecido un 126% respecto a 2022, lo que “ha provocado la escasez de profesionales y ciertas tensiones debido al desequilibrio entre lo requerido por oferta y demanda”.

Gallego cree que los salarios no son el factor diferencial que causa escasez: “Por supuesto, cuanto más se paga más fácil es tener disponibilidad de trabajadores, pero los mercados funcionan con sus propios equilibrios. En este los márgenes son muy estrechos, y de ahí salen los salarios. Ninguna empresa es contraria a pagar más si puede hacerlo. ¿Tenemos margen de mejora? Sí ¿Lo estamos haciendo? También”. Entre los motivos de que falten trabajadores en hostelería apunta al envejecimiento de la población y la caída en la tasa de actividad de los jóvenes: ahora hay 1,5 millones de activos de 16 a 24 años, casi un millón menos que hace 20 años “siendo la hostelería una gran vía al primer empleo; además, el plan Bolonia ha acortado las vacaciones y hay menos estudiantes que trabajan en verano”. También cree que es importante la “rigidez” en las políticas de empleo: “Deberían incentivar la inserción laboral de los parados, por ejemplo con la posibilidad de seguir obteniendo el subsidio durante el periodo de prueba en una empresa. Entendemos que el receptor de un subsidio no quiera renunciar a él si no tiene claro si va a conseguir un puesto fijo”. Por último, apunta a los altos alquileres en las zonas con más presión turística y la escasez de jóvenes en las zonas despobladas.

Fuentes también cree que los altos precios de los alquileres contraen la plantilla disponible en hostelería, un problema que se solucionaría “con mejores salarios”. Alrededor de este factor orbita todo su análisis: “Por la pandemia hubo una fuga de 70.000 trabajadores de la hostelería. Son personas eventuales que los empresarios no incluyeron en los ERTE, que vieron mermadas sus prestaciones de desempleo porque no estaban dadas de alta y otras que cotizaban a media jornada cuando en la práctica estaban a tiempo completo. Se fueron a buscar más estabilidad en otros sectores y no han vuelto”. Al mismo tiempo, esgrime que si la hostelería tuviera tantos problemas para cubrir vacantes, el sector no habría creado tantos empleos en el último año (62.000 más respecto al primer trimestre de 2022).

Tampoco coinciden sus opiniones sobre la posibilidad de que los trabajadores extranjeros completen las vacantes. “Estamos a favor que a España puedan venir personas de fuera. Pero no podemos enfrentar a los últimos con los penúltimos de la cadena de producción para repartir las miserias. Lo que no vamos a permitir es que las personas que vengan sean utilizadas como mano de obra barata”, dice Fuentes. Gallego defiende la llegada de trabajadores extranjeros en temporada alta y que vuelvan a sus países en temporada baja, al estilo de los temporeros agrícolas. “Creemos que se puede hacer también en hostelería. Tenemos gran confianza en los últimos anuncios sobre las políticas de migración del Gobierno”. También defiende la movilidad de los trabajadores de distintas comunidades como una posible solución: “Los sistemas de empleo autonómico tienen que coordinarse entre sí”. Ante esta idea, Fuentes vuelve a recordar lo altos que son los alquileres donde los pisos turísticos han devorado a los residenciales.

Hosteleria
Una camarera atiende en una terraza de Sevilla.Paco Puentes

Construcción

Daniel Barragán, secretario general de CC OO del Hábitat, considera “obvio” que no hay tantos trabajadores interesados en trabajar en la construcción como necesita el sector. “Pero esta afirmación lleva muchos matices. No hay suficientes porque, aunque las tablas salariales estén bastante por encima del salario mínimo, ese extra no compensa ante lo duro que es este trabajo y el riesgo de accidentes”. En 2022, 150 personas murieron en la obra, 30 más que el año pasado y más que en cualquier otro sector.

Pedro Fernández, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), cree que los salarios no son el problema por el que no consiguen suficientes empleados: “Es dar una solución simple a un problema complejo. No es ese el problema, cuando por convenio todos cobran un 30% por encima del salario mínimo. Y el salario real es aún mayor. Preguntémonos que nos parecería que subamos los salarios un 40% y suba otro 40% el precio de las infraestructuras”. Barragán cree que sí hay margen para subir salarios sin incrementar precios.

En otros aspectos, sí coinciden en el análisis. Los dos creen que la “mala fama” del sector no ayuda a conseguir empleados. “Tenemos que hacer ver que este ya no es el sector de la arena y la carretilla, que hemos evolucionado muchísimo”. Barragán considera que esa mala imagen “se tiene por algo; hay que mejorar en seguridad y en estabilidad”. Los dos creen que las carencias en FP en las últimas décadas —”que soluciona la nueva ley”, según Fernández— también afectan negativamente. “Tenemos que caminar hacia itinerarios cortos y acumulables. Los muchos desempleados que se pueden recualificar no pueden pasarse un año estudiando y sin cobrar”, añade Fernández, que también defiende, como su homólogo del sector de la hostelería, la compatibilidad de los subsidios y el salarios durante los periodos de prueba.

A diferencia de Gallego, no defiende la llegada de trabajadores extranjeros al estilo de los temporeros: “Tiene su complejidad. Es algo que ya se ha probado y no ha tenido éxito porque la formación es muy importante. Yo no sé si el encofrador de Perú encofra como el de aquí”. Sin embargo, sí ve con buenos ojos la regularización de personas sin papeles, en línea con los planteamientos del Ministerio de Migraciones: “Si le das un pequeño curso a una persona que ya está aquí, ya sea extranjera o desempleada de larga duración, es una solución”. Barragán también rechaza frontalmente los contingentes y abre la puerta a las regularizaciones, “pero con garantías al 100% de que se incorporan en las mismas condiciones y con seguridad; si no has estado en una obra en tu vida eres carne de accidente”.

Tecnología

El responsable de Digitalización en el Trabajo de UGT, José Varela, cree que el sector tecnológico español no padece un problema de vacantes, “más allá de algunos puestos muy específicos”. Cree que la escasez se concentra en actividades muy novedosas, en las que la demanda de profesionales avanza más rápido que la capacidad formativa. “Hace nada era importantísima la posición del programador y ahora está perdiendo fuelle. Ha pasado de ser una de los más demandadas a una de las más cuestionadas. Ahora emergen con fuerza los expertos en inteligencia artificial, los analistas de datos y los especialistas en ciberseguridad”.

Elena Díaz-Alejo, presidenta de la Comisión de Desarrollo de Talento de la Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicaciones (Ametic), cree que el problema es más general de lo que señala Varela, pero las complicaciones “de verdad” se concentran “en posiciones concretas”, entre las que menciona las mismas que el experto de UGT. “Tenemos la sensación de que la formación no se adapta con suficiente rapidez. Las universidades no generan especialistas al ritmo que necesitamos”, añade Díaz-Alejo. Varela cree que a las empresas tecnológicas les interesa “inflar” este discurso para “mantener una gran industria de formación, con muchos cursos y másteres cuya utilidad no siempre está clara”. Cree que esa retórica también busca “rebajar los costes laborales; cuantos más candidatos haya, peores pueden ser los salarios”.

Los datos de Infojobs refuerzan la idea de que faltan perfiles concretos: entre las posiciones menos competidas en este portal de empleo están la de arquitecto de software (solo cinco inscritos por vacante) o la de desarrollador de bases de datos (11 inscritos por vacante). “El problema principal radica en la escasez de talento con el nivel de cualificación y especialización requeridos, por un lado, y también en la falta de competencias digitales en otro tipo de perfiles no técnicos”, añaden desde Infojobs.

Por otro lado, a diferencia de otras voces patronales, la portavoz de Ametic rechaza que la solución a la escasez de mano de obra pase por la mano de obra extranjera: “Tenemos que fomentar y retener el mucho talento que ya hay aquí”. Apuesta por la recualificación tanto de parados de larga duración como de trabajadores cuyas funciones queden obsoletas. “También es importantísimo que consigamos que más mujeres entren en este sector”.

Edificio en construccion Sevilla
Varios trabajadores en una obra en Sevilla, el 11 de mayo.PACO PUENTES

Transporte y almacenamiento

Los datos de Adecco señalan a este sector como el que sufre una mayor proporción de puestos que cuesta cubrir, con un 19,6%. “En 2022 se han publicado 27.598 vacantes para conductor de camiones pesados, más del doble que en 2021. Las dificultades para encontrarlos se concretan en que la media de inscritos por cada vacante de este tipo ha pasado de 41 en 2021 a 20 en 2022″, añaden desde Infojobs.

“Tenemos un problema de falta de mano de obra”, certifica Francisco Aranda, presidente de la organización empresarial de logística y transporte UNO. Francisco Vegas, secretario general de Carretera y Logística de CC OO, coincide en que “no se cubren todas las ofertas que plantean las empresas”. Pero matiza: “El problema no es grave. De hecho, llevamos escuchando esta queja desde hace años y no se ha producido hasta la fecha ningún problema de desabastecimiento o de no cobertura de rutas de transporte de viajeros por falta de conductores”.

Aranda cree que los principales problemas se dan en perfiles tecnológicos —especialmente en analistas de datos, para anticiparse a las decisiones de compra en logística— por el “escaso desarrollo de la FP” y en conductores. Para los segundos, el jefe patronal cree que hay “barreras de entrada económicas”, entre las que menciona los certificados que deben obtener los camioneros. “Si fueran subvencionables daríamos un gran paso”. También ve “barreras emocionales, ya que el trabajador prefiere empleos con más reconocimiento profesional y que faciliten más la conciliación”. Ante la pregunta sobre si un aumento de salarios animaría a más trabajadores a conducir camiones, Aranda responde que “no es la base del problema; es más importante que nos modernicemos y facilitemos más esa conciliación”.

Vegas cree que “hay vacantes porque los conductores no aceptan condiciones económicas que no se corresponden ni con los convenios establecidos ni con la penosidad y peligrosidad de la profesión”. “Por otro lado”, continúa el sindicalista, “se da una negativa de las empresas a contratar conductores desempleados. Hay muchos conductores en paro y las empresas no acuden a los servicios públicos de empleo. Están generando una alarma social con la letanía de la falta de conductores, pero lo que realmente persiguen es que existan trabajadores dispuestos a trabajar en condiciones indignas”.

Aranda sostiene que “no hay soluciones mágicas” al problema que denuncia, “sino un conjunto de microsoluciones estructurales”. Entre ellas cree que puede estar buscar profesionales fuera, “pero con la tasa de paro más alta de Europa hay que dar oportunidades a la recualificación”.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.

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