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Antón Costas (CES): “No veo una amenaza apocalíptica en la inflación y en los tipos de interés”

La subyacente, que no tiene en cuenta alimentos frescos y energía, bajó más de lo esperado en abril, hasta el 6,6%

Anton Costas
Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social (CES).getty
Pierre Lomba

El mayor temor de los galos, en los cómics de Astérix y Obélix, era que el cielo cayera sobre sus cabezas. Un miedo al que Astérix, uno de sus héroes, solía matizar: “Pero es poco probable”. Así ha ejemplificado este viernes Antón Costas, el presidente del Consejo Económico y Social (CES), su visión sobre las subidas de precios y los tipos de interés que, cree, no son “una amenaza apocalíptica en el medio plazo”. Las palabras de Costas coinciden con la publicación del dato preliminar de abril, que indica que la inflación repuntó al 4,1% este mes. La subyacente —que no tiene en cuenta ni energía ni alimentos frescos—cayó casi un punto, más de lo esperado, hasta el 6,6%.

En un debate organizado por el Grupo Hotusa con el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, Costas ha defendido que “la inflación está bajando de manera continua”. Los pronósticos, ha afirmado el economista, “tienden a la baja, lo mismo que los tipos de interés”, y los mercados ya están descontando esta tendencia: el Fondo Monetario Internacional espera que la inflación baje a una media anual del 4,3% en 2023 —el año pasado fue del 8,4%—, hasta el 3,2% en 2024. El Banco de España, por su parte, prevé una media del 3,7% para este año, y del 3,6 el que viene. Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), serán del 4,2% y del 4%, respectivamente.

Oliu, por su lado, ha sido más precavido al tratar la subida de precios. El presidente del Sabadell ha insistido en lo “pegajosa” que es la inflación subyacente —”que es más difícil de bajar”— y ha recordado cómo las subidas de precios se han ido sucediendo por los shocks de oferta —el cuello de botella en la cadena de suministros, la crisis energética y la falta de cereales por la guerra de Ucrania—. Ahora, estamos en el principio de un nuevo posible shock: la sequía. “Pensábamos que era una cuestión de la edad media, pero no. La sequía mundial puede generar grandes efectos económicos”, ha advertido.

Aunque la inflación en sentido general se esté reduciendo, para el banquero, todos estos impactos han “dejado poso”: las segundas rondas de inflación, provocadas por los márgenes empresariales y las subidas de sueldos en el mercado laboral. En marzo, la inflación subyacente llegó al 5,7% en la zona euro, su máximo histórico. Con todo, ha indicado el presidente del Banco Sabadell, la situación en Estados Unidos es “más dramática”: la subyacente subió en marzo una décima, hasta el 5,6%, y ya supera a la general.

Con este panorama se reunirán la semana que viene los consejeros del Banco Central Europeo (BCE), que tendrán que decidir si enfilan una senda empinada con nuevas subidas agresivas de tipos o bien aflojan para coger oxígeno. En un acto celebrado el pasado jueves en París, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, sugirió suavizar las subidas de tipos de interés. Para Lagarde, queda camino por recorrer, pero este es “pequeño”. Oliu, cuyo negocio se ve directamente influenciado por las fluctuaciones de tipos, ha advertido de que la zona euro ha entrado en “un nuevo paradigma de tipos de interés” y que habrá que acostumbrarse a inflaciones altas en los próximos años.

En lo que sí han coincidido ambos economistas —en el día de la publicación del PIB trimestral, que avanzó un 0,5%— es que la economía está yendo mejor de lo esperado: Costas ha rechazado de nuevo las visiones apocalípticas que avanzaban una recesión a principios de años y Oliu ha reconocido que “no estamos tan mal”, y que la economía española podría crecer por encima del 1,5% este año.

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Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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