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El BCE rechaza comprometerse a seguir subiendo los tipos de interés ante las turbulencias financieras

El BCE avisa de que rebajar la inflación es “innegociable” pero garantiza que lo hará de forma “ordenada”

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, asiste a una conferencia en Fráncfort (Alemania), este miércoles.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, asiste a una conferencia en Fráncfort (Alemania), este miércoles.Alex Kraus (Bloomberg)
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) busca encajar su estrategia al nuevo panorama de turbulencias financieras. La presidenta de la autoridad monetaria, Christine Lagarde, ha advertido este miércoles de que rebajar la inflación hasta el objetivo del 2% sigue siendo “innegociable”, pero también ha avisado de que la incertidumbre impone no atarse a una hoja de ruta. “Ni estamos comprometidos a subirlos más ni hemos terminado con las subidas de tipos”, ha sostenido Lagarde en una encuentro con analistas. Tras haber realizado la mayor subida de su historia en nueve meses, la francesa ha detallado que su próximo movimiento dependerá de tres variables: las previsiones del alza de precios, la inflación subyacente y la transmisión de la política monetaria. Es decir, que los consejeros valorarán la senda que sigan los precios, pero también que las restricciones de crédito no desestabilicen la situación financiera. O lo que es lo mismo, que ese proceso será “ordenado”.

Lagarde ha echado mano a dos clásicos, a John Maynard Keynes y a Voltaire, para justificar la ausencia de una guía con la que avanzar entre la niebla. Hasta ahora, la francesa había resuelto el dilema entre crecimiento e inflación dando prioridad al mandato del BCE de controlar los precios. Sin embargo, la jefa del Eurobanco ahora tiene una misión mucho más compleja: seguir combatiendo una inflación, cuyo índice subyacente que sigue considerando “fuerte”, sin que descarrile la estabilidad financiera de la zona euro. Los mercados ya han anticipado que las subidas de tipos serán mucho más moderadas a partir de ahora, lo cual se ha reflejado en la caída del euríbor. Pero ante los analistas que siguen de cerca sus políticas, Lagarde ha insistido en que no existe ninguna disyuntiva entre “estabilidad de precios y estabilidad financiera”. Es decir, el BCE ve posible aplacar a una y otra con diferentes herramientas.

Fráncfort decidió el pasado jueves por una amplia mayoría de su consejo de gobierno que atacaría la inflación con una subida de tipos de medio punto, lo cual deja el precio del dinero en un 3,5% y la facilidad de depósito en el 3%. A la vez, se mostró dispuesto a calmar los mercados con los instrumentos que tiene a su alcance y, en concreto, proporcionando liquidez al sistema. Ese también parece ser el camino que quiere emprender la Reserva Federal, que este miércoles debe decidir si sube los tipos de interés en un cuarto de punto, dejándolos en la horquilla de entre el 4,75% y el 5%. El domingo por la noche, todos los grandes bancos centrales mundiales decidieron lanzar una acción concertada para estabilizar los mercados financieros.

A partir de ahí es donde entra en juego Keynes, quien consideró absurdo otorgar una gran importancia en la formación de expectativas a cuestiones que son todavía muy inciertas. Por ejemplo, qué repercusión tendrán las turbulencias financieras que está atravesando el mundo. La francesa ha recordado que el BCE cerró sus proyecciones de inflación a principios de marzo, por lo que esa tasa del 2,1% proyectada para 2025 aún no recoge esas tensiones. “Esto implica incertidumbre adicional en torno a las proyecciones base tanto para el crecimiento como para la inflación”, ha recordado.

Estrategia “sólida”

Por ello, Lagarde ha abogado por una estrategia abierta y a la vez “sólida”, que por fin dependa tanto de los datos que vayan llegando sobre la inflación —tanto la general como la subyacente— como de las condiciones con las que la política monetaria llega a la economía real. “Si bien unas condiciones crediticias más restrictivas son parte del mecanismo por el que nuestro endurecimiento en última instancia frena las presiones excesivas sobre los precios y lleva la inflación de regreso a la meta [del 2%], nos aseguraremos de que el proceso sea ordenado en todo momento”, ha advertido.

Lagarde ya había salido a tranquilizar los mercados ante los bandazos que sufrió la banca de la zona por las crisis desatadas por Silicon Valley Bank y Credit Suisse. El último mensaje de tranquilidad se produjo durante una comparecencia ante el Parlamento Europeo, cuando garantizó que la banca europea es “resistente, con fuertes posiciones de capital y de liquidez”, con muy poca exposición a la malograda entidad suiza. “Son millones, y no miles de millones”, afirmó entonces la francesa, quien de nuevo se mostró dispuesta a sacar toda la artillería necesaria. “Estamos preparados para responder según sea necesario para preservar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera de la zona euro”, agregó.

A medida que la crisis financiera va amainando, no obstante, los consejeros del BCE van retomando posiciones. Según Financial Times, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, ha urgido a mantener una política “tozuda” contra la inflación. Nagel, del ala dura del BCE, ha abogado por seguir subiendo los tipos de interés. “Nuestra lucha contra la inflación no ha terminado”, ha dicho. En el otro extremo, el italiano Fabio Panetta, uno de los líderes del sector heterodoxo, ha pedido calibrar la política del Eurobanco con prudencia. “No queremos conducir como locos de noche con las luces apagadas”, ha afirmado.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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