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Francesco Starace (Enel): “No nos preocupa la deuda, pero sí el impacto de los tipos sobre la economía”

El consejero delegado del grupo propietario de Endesa confía en renovar mandato y apunta al sector fósil como gran ganador por los beneficios caídos del cielo

Francesco Starace
El consejero delegado de Enel, Francesco Starace, en Madrid antes de la entrevista.Claudio Álvarez
Ignacio Fariza

Francesco Starace (Roma, 67 años) pasa por Madrid una vez al mes, a lo sumo cada dos meses: llega por la mañana, asiste al consejo de administración de Endesa —de la que es vicepresidente— y se marcha horas después. Esta vez, el consejero delegado del gigante Enel —una de las mayores energéticas de Europa, participada en casi un 24% por el Estado italiano— recibe a EL PAÍS menos de 48 horas antes de que su filial española presentase el mejor resultado de su historia desde que se vio despojada de sus activos en América Latina: 2.541 millones de euros, un 77% más, en gran medida gracias al estallido de precios del gas. Lo hace en un español impecable. Confía en que, pese al creciente ruido, el nuevo Gobierno italiano, encabezado por la ultraderechista Giorgia Meloni, acabará renovándole en el cargo; y señala al sector fósil, y no al eléctrico, como el gran beneficiado por la crisis energética agravada por la guerra.

Pregunta. Los precios del gas han caído mucho: hoy están en 50 euros por megavatio hora (MWh), siete veces menos que en verano. ¿Se puede dar por superada la crisis?

Respuesta. Aunque claramente 50 no son 300, sigue siendo el doble de lo que fueron los precios normales. Nos acostumbramos muy rápidamente a las cosas, pero seguimos pagando un 100% más por el gas de lo que pagábamos antes. No es normal. 2023 va a ser muy importante: hemos logrado pasar bien este invierno; tenemos los depósitos bastante llenos, y no vacíos como antes; y podemos pensar que sí se puede enfrentar el próximo invierno también. Pero en 2022 siguió llegando gas ruso [a la UE]. Ahora no. Y creo que es importante que en los próximos cuatro meses, de marzo a junio, todos los acuerdos [de suministro] que se alcanzaron con Argelia, Qatar o Congo se concreticen en barcos. Si eso pasa, y gracias a las renovables que hemos ido instalando y al menor consumo, creo que se puede decir que podemos lograr este milagro una vez más.

P. ¿2023 será, entonces, el último año en el que Europa vivirá en riesgo, en el alero?

R. Creo que sí, salvo que ocurra algo raro otra vez, en otro país suministrador... Porque el equilibrio con el gas siempre es frágil. Tenemos que bajar el consumo de manera estructural.

P. Algunos países europeos, como Bélgica, han optado por prolongar la vida útil de su parque nuclear. Queda mucho hasta 2035, pero hay voces que piden que España haga lo mismo.

R. Prolongar diez años la vida de una central nuclear no es solo un ejercicio que se pueda hacer en el papel: es, también, un ejercicio de inversión para garantizar que pueda seguir funcionando con seguridad. En el caso de España, claramente las plantas no son tan viejas, por eso el potencial de aumentar su vida está ahí.

P. Lo vería deseable, ¿entonces?

R. Podría ser una idea, pero es una decisión que tiene que tomar el Gobierno.

P. Pero su recomendación sería hacerlo.

R. Si fuese mi casa, sí. Pero no es mi casa. Como europeo, creo que sería una buena idea.

P. Italia cerró su última central nuclear hace tres décadas y ha rechazado en referéndum volver a abrir ese capítulo.

R. Construir una nueva central nuclear es hoy un asunto de dos décadas. Si un país hace una inversión desde cero, como sería el caso, lo mejor sería estudiar una tecnología nueva.

P. Italia va un paso por detrás de Europa en renovables. ¿Por qué?

R. El Gobierno está trabajando mucho en algunas medidas para simplificar los permisos. Hay alrededor de 150 gigavatios de plantas en diferentes grados de tramitación. La buena noticia es que hay potencial; la mala es que esa tramitación es muy lenta.

P. ¿Qué le parece la propuesta española de reforma del mercado eléctrico europeo?

R. La evolución del marco regulatorio era una necesidad desde antes de la crisis. Nos falta una herramienta básica en el mercado, que es la capacidad de venta y compra a largo plazo. La propuesta va en esa dirección. Eso es bueno, buenísimo. Hay, sin embargo, una diferencia de aproximación: sin la participación activa de la demanda, y no solo de la producción, el cambio no se puede lograr.

P. ¿Cómo valora la excepción ibérica?

R. Ha funcionado bien. Incluso los efectos secundarios que no estaban tan claros al inicio de este experimento, como el subsidio a Francia, son pequeños; un daño menor. Se ha logrado estabilizar el precio de la electricidad, que era el objetivo principal.

P. ¿Y la tasa española sobre las empresas energéticas?

R. Es una medida bastante original, porque no grava el beneficio, sino los ingresos. Nos parece fuera de sentido: si la idea es que quien ganó mucho tiene que pagar, este no es el instrumento.

P. ¿Le parece razonable abonar una contribución especial?

R. Ahora que están todos los números [las cuentas de resultados] fuera, no tenemos dudas de quién ganó y quién no. Pero este impuesto, sobre los ingresos, no cumple con ese objetivo. No es una tasa sobre los beneficios extraordinarios.

P. Pero, ¿entiende entonces que es el momento de que las energéticas arrimen el hombro?

R. Energéticas, así en general, es una palabra muy amplia. Las petroleras han ganado muchísimo, pero el sector eléctrico no. Si miramos las cuentas, se ve claramente.

P. ¿Cree que puede afectar al interés de las energéticas internacionales en España, como dicen algunas voces?

R. La palabra tasa es siempre negativa para un inversor. Siempre. Particularmente, si no se entiende. No creo que los inversores tengan miedo por un impuesto, sino de un impuesto del que no entienden su naturaleza. Ese es el daño que puede venir de esa medida: la incertidumbre.

P. Pero en el mercado de renovables, por ejemplo, sigue habiendo mucho interés por España.

R. Sí, porque creo que la gente tiene una confianza profunda en que la ley española es una protección.

P. ¿Confía en que Endesa ganará el recurso?

R. Si está bien hecho, como otras veces, los tribunales darán la razón después de un tiempo.

P. ¿Cómo es su relación con el Gobierno español?

R. Buena. Este Gobierno ha tenido que gestionar una crisis detrás de otra, sin tiempo para reaccionar. Y lo hizo bastante bien. La relación con ellos siempre ha sido muy constructiva, muy directa, muy abierta. Ha habido momentos en los cuales no todo ha sido perfecto, pero los aportes fueron siempre de respeto y de entendimiento recíproco.

P. ¿Y con el italiano?

R. También buena. Su dirección estratégica es muy clara de intentar reducir esta increíble dependencia de los combustibles fósiles que tenemos desde hace años. Hacen falta inversiones, y este Gobierno está muy bien enfocado en esto. Tenemos un alineamiento total.

P. ¿Qué tal es su relación personal con Meloni? La agencia Reuters asegura que está buscando un reemplazo para usted.

R. Tengo una buena relación. Las dos veces que fui renovado pasó lo mismo. Siempre hay alguien que dice que se busca un reemplazo para mí. No puedo decir nada sobre esto, pero la relación es muy buena. Lo que no significa que haya alguien que crea que es buena idea poner a alguien en mi puesto.

P. A usted, entonces, le gustaría continuar.

R. Sí, sí, sí.

P. ¿Y cree que va a continuar?

R. Espero que sí.

Starace, durante la entrevista.
Starace, durante la entrevista.Claudio Álvarez

P. En España estamos viendo un aumento de la contestación social a las renovables. ¿Le preocupa?

R. No hay nada en lo que todos estén de acuerdo; es imposible. ¿[Las renovables] son económicas? Sí. ¿Son buenas para el medio ambiente? Sí. ¿Nos ayudan en la independencia energética? Claramente sí. ¿Son un daño para el paisaje? Hay gente a la que no le gusta ver palas eólicas o paneles solares... Pero ahí están las líneas eléctricas, y nos hemos acostumbrado a verlas… Es un debate sin fin. Y cuanto más se habla de una cosa, más se polariza.

P. ¿Entiende que se ponga al mismo nivel el impacto visual de una planta solar o eólica y el impacto de emisiones de una central térmica?

R. No, lógicamente no. Pero emocionalmente… ¿por qué no? Una de las recetas para suavizar este discurso es que la gente tenga su propia renovable: en el momento en que tú haces una planta solar sobre tu casa, es difícil que después vayas contra. Hay que hacerlo de manera que la gente participe en esto, no solo como observadores.

P. ¿Es la contestación social el principal riesgo para la expansión de las renovables en Europa?

R. No lo creo. Son las redes, que son un límite físico, y el capital humano: no hay suficiente gente para hacer esto a la velocidad necesaria.

P. Enel ha firmado un nuevo acuerdo con Argelia para aumentar el suministro de gas a Italia. ¿Será suficiente?

R. Nosotros solo importamos gas para nuestros clientes y nuestras centrales. Es menos del 10% del consumo italiano. Italia está aprovechando al máximo la capacidad del tubo con Argelia, tiene acuerdos de [suministro de] GNL [gas natural licuado] con otros países y está conectando dos regasificadoras más. Creo que puede hacerlo bien el próximo invierno. No vamos a tener problemas.

P. Se habla mucho de la dependencia alemana del gas ruso, que era enorme, pero la italiana también era muy importante.

P. Italia tenía una dependencia de casi un tercio. Pero, a diferencia de Alemania, tenía regasificadoras y tubos de otros lugares y eso mitigó un poco este asunto. Y hemos visto que había un exceso de consumo sin sentido de un 15%.

P. ¿En industria o en hogares?

R. En ambos. Durante años hemos tenido un exceso inútil de uso de gas en todos los países de Europa, también en España.

P. ¿Es Endesa la inversión más rentable de la historia de Enel?

R. Buena pregunta. [Largo silencio] No, no creo que sea así. No es la más rentable, pero sí la más significativa, la que más ha transformado al grupo. Es la que verdaderamente ha cambiado Enel.

P. Solo con los dividendos prácticamente ha podido recuperar todo lo invertido.

R. Pero pagamos un montón de dinero cuando la compramos. Sí es rentable, pero no la más rentable. Claramente no.

P. En 2018, UGT, uno de los sindicatos mayoritarios de Endesa, acusaba a Enel de expoliar la compañía y de querer venderla al mejor postor.

R. Nunca lo entendí. Eso no pasó, y no pasará. No es nuestro concepto. No son los italianos los que mandan y los españoles los que pagan… No es así y nunca fue así. La unión de Endesa y Enel es la transformación más exitosa en esta industria a escala europea. Ha sido un logro para España y para Italia.

P. Enel acaba de embarcarse en un importante proceso de venta de activos. ¿Por qué?

R. Es un plan que empezamos hace tres o cuatro años. Nuestra estrategia es estar en producción, redes y clientes; gestionar toda la cadena de valor. Hay muchos países donde esto no es posible, por límites regulatorios o legales: en Sudáfrica, en México… Siguen siendo importantes, pero no son estratégicos. Hemos definido seis países que hemos llamado tier one, entre ellos España e Italia, en los que vamos a enfocar la estrategia de crecimiento. Seguimos invirtiendo donde hay [posibilidades de] crecimiento y dónde no, vendemos.

P. ¿A qué responde la venta de la cartera de clientes industriales de gas en España?

R. Los contratos de gas están declinando lentamente. La salida ya estaba decidida, [pero] la crisis [de precios] ha acelerado este paso para generar más valor. Es hacer lo mismo, pero en un plazo más corto.

P. Enel tiene una deuda de 60.000 millones. ¿Es manejable?

R. La deuda de una compañía o de un individuo no significa nada si no se ve cuánto gana. Yo puedo tener una deuda de un millón, pero, si mi sueldo es de tres millones, es un montón de dinero pero no un problema. Enel tiene 60.000 millones de deuda, pero también 20.000 millones de ebitda. Lo que cuenta es la ratio de deuda y ebitda, que es de 3. Siempre hemos tenido una ratio de entre 2,5 y 3.

P. ¿Cuánto le preocupa la fuerte subida de los tipos de interés?

R. No mucho, porque en los últimos años hemos hecho un gran trabajo para movernos a tipo fijo. Por eso, en los tres próximos años tendremos muy pocos cambios. No nos preocupa la deuda: nos preocupa el impacto sobre la economía. La subida de tipos interfiere en la economía, y por tanto la demanda eléctrica baja. Es un efecto muy indirecto, pero sí lo observamos.

P. ¿Va a subir, bajar o mantenerse igual el precio de la electricidad este año y el próximo? ¿Qué le diría a un hogar que se pregunte esto?

R. Mi consejo sería no fijar el precio ahora y esperar a mayo o junio, porque la dirección se va a ver en estos tres o cuatro próximos meses. Después, creo que van a bajar. También a largo plazo, porque se van a añadir más renovable en el sistema. No importa lo malas que sean las herramientas de los mercados: al final, el precio bajará.

R. Entonces, el pico de precios de electricidad es historia.

R. Creo que sí.

P. La fotovoltaica europea es muy dependiente de los paneles fabricados en China.

R. Es un riesgo. ¿Hay un problema en este momento? No, pero no tiene sentido que el 90% de algo esté en manos de uno solo, porque las cosas pueden cambiar con el tiempo. Hay, además, un segundo problema: cuando estas cosas ocurren, misteriosamente, la innovación muere, porque quien controla el mercado no tiene interés en innovar. Por eso creo que nuestro deber es reequilibrarlo, y aumentar la innovación y la industria en esta parte del mundo [Europa], que es donde todo nació. Y, después, empezar un nuevo ciclo junto con ellos. No estoy diciendo que tenemos que pelear contra China. No: estamos muy bien con ellos. Pero no hay innovación.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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