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Los hogares acogidos al mercado regulado ahorraron 200 euros en los seis primeros meses de excepción ibérica

El centro de políticas públicas de Esade achaca al tope al gas la menor subida de los precios en España que en el resto de la eurozona, pero avisa del mayor consumo de este combustible y del aumento de las exportaciones a Francia

Ignacio Fariza
Vista de una central de ciclo combinado, en Escombreras (Murcia).
Vista de una central de ciclo combinado, en Escombreras (Murcia).

Sin la excepción ibérica, la luz habría sido casi un 32% más cara en la segunda mitad del año pasado. Cada hogar acogido a la tarifa regulada se ahorró, de media, 209 euros en ese periodo, según los cálculos presentados este jueves por EsadeEcPol, el centro de políticas públicas de la escuela de negocios homónima. Al haber alrededor de nueve millones de familias acogidas al mercado regulado, la bajada achacable a la excepción ibérica asciende a casi 1.900 millones de euros. El ahorro ha ido en aumento con el paso de los meses: hasta finales de agosto, la rebaja por la medida rondaba el 24%, ocho puntos menos que a cierre de 2022.

El ahorro obtenido por los hogares ha permitido reducir sustancialmente la inflación: sin ella, el Índice de Precios al Consumo (IPC) habría promediado un 8,7% el año pasado, 0,3 puntos porcentuales más que su lectura final. “La mejor situación española puede atribuirse a esta medida. (...) Ha sido decisiva”, detallan los cuatro autores del estudio, Manuel Hidalgo, Natalia Collado, Jorge Galindo y Ramón Mateo.

La bajada en el IPC atribuible a la excepción ibérica ha sido, además, progresiva: más acusada en los hogares más vulnerables (que destinan una fracción mayor de su renta a la factura de la luz) que en los más acomodados. El reciente cambio en la metodología de cálculo del índice, sin embargo, eliminará en buena medida este efecto positivo —estadístico— sobre la inflación, al dar cabida también a los contratos del mercado libre y no solo a los del regulado, como ocurría hasta ahora. “El mecanismo ibérico ha permitido igualar las tasas de inflación soportadas por los hogares con distinta capacidad económica”, sintetizan los técnicos de Esade.

La medida, popularmente conocida como tope al gas, consiste en evitar que los ciclos combinados y las centrales de carbón y de cogeneración presionen al alza los precios en el conjunto del mercado eléctrico, a cambio de una compensación para sus titulares. Ese ajuste —que abonan los propios consumidores españoles de electricidad, se beneficien o no de la medida— está incluido en el beneficio neto que calcula la escuela de negocios. El Gobierno ya ha pedido a Bruselas la prolongación del mecanismo más allá de mayo, cuando expira.

Mayor consumo de gas

El lado negativo de la excepción ibérica hay que encontrarlo, según EsadeEcPol, en el mayor consumo de gas para generar electricidad y en el aumento de las exportaciones a Francia, “con el consiguiente riesgo de subvención a sus consumidores a costa” de los españoles. “El incentivo a un mayor uso de esta fuente energética seguiría existiendo, con el consiguiente conflicto entre el objetivo de ahorro en la factura de los hogares y el de ahorro general de gas”, se lee en el texto publicado este jueves.

Ese mayor consumo de gas para generar electricidad tiene, sin embargo, algunas apostillas. “En los últimos meses del año, parece que su uso para ciclo combinado se ha acercado algo más (sin llegar a igualarse) al que habría cabido esperar sin tope al gas”. En otras palabras: “El mayor incremento se localizó en los meses de verano, lo que sugiere que la imposibilidad de recurrir a fuentes como la hidroeléctrica por la sequía de esos meses pudieron influir en el recurso extra al gas”.

En el supuesto de que las autoridades españolas y portuguesas no hubieran arrancado a Bruselas la excepción ibérica, los técnicos de Esade constatan que el precio del mercado español “habría sido ligeramente superior al francés en casi todo momento desde mediados de septiembre”. Una diferencia que les lleva a pensar que las altas tasas exportadoras registradas el año pasado —históricamente, España ha sido comprador neto de electricidad a través de su interconexión con Francia, pero las tornas se han dado la vuelta, y de qué manera, en un 2022 marcado por el parón de la nuclear gala— “podría deberse en parte al menor precio de la electricidad en España gracias a la compensación pagada por los hogares españoles”.

Debate estructural

En pleno cruce de pareceres entre capitales sobre la arquitectura futura de los mercados eléctricos europeos, EsadeEcPol alerta frente a una potencial pérdida de foco respecto a la necesaria discusión de fondo. “Medidas como el tope al gas responden a la urgencia de la situación de manera aparentemente ágil, pero también ocupan un espacio que podría corresponder precisamente a los cambios estructurales a nivel tanto español como europeo, incluso aunque la reforma estructural y la acción puntual no sean incompatibles sobre el papel”, deslizan, al tiempo que llaman a “evitar que los parches se hagan pasar por cimientos, por muy convenientes, efectivos o inevitables” que puedan resultar. “La sensación de efectividad a corto [plazo] sin datos específicos alimenta el incentivo de los decisores políticos a sostener medidas en un principio planteadas como temporales”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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