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Supermercados en el punto de mira: ¿“despiadados” o atrapados por los márgenes?

Las críticas de Ione Belarra a Juan Roig (Mercadona) y el resto de grandes empresas por las subidas de precios indignan al sector, que asegura que sus beneficios suponen de media entre un 1% y un 3% de las ventas

supermercado
Entrada de un supermercado en Santiago de Compostela.ÓSCAR CORRAL
Cristina Galindo

La escalada de precios de los alimentos, en máximos históricos, ha puesto a los supermercados en el ojo del huracán. Las críticas más duras desde la arena política han sido lanzadas por Podemos: la secretaria general del partido socio del Gobierno y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, culpa directamente a las grandes empresas de distribución de aprovechar las subidas para “hacerse de oro a costa de la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania”. En un acto el sábado en Zaragoza, Belarra cargó directamente contra Mercadona y Carrefour, líderes en cuota de mercado, y tildó a Juan Roig, presidente del grupo valenciano, de “capitalista despiadado”. Sus declaraciones han causado malestar entre algunos miembros del Ejecutivo, pero sobre todo han indignado al sector, que no quiere convertirse en el chivo expiatorio de las subidas de precios y que asegura que sus márgenes son muy ajustados (entre el 1% y el 3% de las ventas).

“Los empresarios generamos riqueza y bienestar”, dijo el martes Roig en un foro económico en Valencia tras las palabras de Belarra. La polémica en torno a los precios de los alimentos ha ido creciendo a medida que estos han ido subiendo. Ya en septiembre, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, propuso a los supermercados elaborar una cesta de la compra básica con precios asequibles. Las empresas respondieron que estaban conteniendo los precios al máximo y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) advirtió a Díaz de que la concertación de precios es ilegal. Tras una reunión con el sector, la propuesta quedó en nada. Ahora, Belarra apunta directamente a los empresarios y plantea topar los precios de una serie de alimentos hasta los niveles previos al inicio de la guerra de Ucrania. ¿Qué hay de cierto en sus acusaciones?

Precios disparados

La escalada de los precios de los alimentos empezó a finales de 2021, impulsada por la subida de los carburantes y las materias primas, y se intensificó a partir del 24 de febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania. La guerra provocó desabastecimiento de cereales y aceites vegetales, además de disparar la electricidad y, en consecuencia, los costes de producción, transporte y refrigeración de la industria de la alimentación. El IPC de los alimentos cerró diciembre con una subida del 15,7% en España, todo un récord en un país en el que desde 2002 los precios habían permanecido estables, incluso a la baja durante la crisis de consumo que estalló tras la crisis de deuda de 2008. En el resto de la zona euro la tendencia ha sido similar, con una subida media anual en diciembre del 16%. En Francia los precios crecieron un 12,10% anual, en Italia un 13,6% y en Alemania un 20,7%.

No solo han subido los precios de venta al público. En el último año, los precios en el campo han ido en ascenso: un 85% los huevos, un 63% la leche y un 61% el aceite de oliva virgen. El encarecimiento de fertilizantes, piensos y energía están detrás de las subidas. Las previsiones son poco optimistas: el Banco Mundial ha advertido de que, dado que la energía se mantendrá en niveles altos, las tensiones en los precios pueden seguir, en mayor o menor medida, hasta 2025.

Márgenes

¿Cómo afectan las subidas a los márgenes empresariales? Las cadenas de supermercados presentan sus márgenes en función de cuánto suponen los beneficios sobre las ventas y estos han quedado muy limitados después de que, en los últimos años, antes de la escalada inflacionista, las empresas libraran una batalla de precios para atraer clientes. Las cuentas publicadas por las principales empresas correspondientes a 2021 (las últimas anuales disponibles) indican que ese año, cuando ya empezaron a subir los precios a partir de septiembre, la rentabilidad media fue del 2,3%, según datos del sector. En el caso de Mercadona, el porcentaje se situó en el 2,7%, y en el de Carrefour, en el 4,6%. En total fueron ventas por 75.000 millones de euros y unos beneficios de 1.744 millones. El margen de Lidl fue del 3,1%.

“En un contexto inflacionista, la posibilidad de ampliar este margen se reduce como consecuencia de la competencia”, aseguran en fuentes de la distribución. La ministra Belarra sostiene que las empresas están ganando más porque suben los precios. Mientras, el sector responde que los costes al alza de la electricidad, el transporte y las materias primas se habrán traducido en menos beneficios en 2022, y que las subidas de precios no implican siempre mejores beneficios. Las empresas afirman que al inicio de las subidas absorbieron el coste en sus márgenes pero que después han tenido que trasladarlas al precio de venta.

Un portavoz de la OCU puntualiza que las estructuras de costes varían entre las empresas y unas son más eficientes que otras. Pueden negociar mejor con sus proveedores, tanto de energía como el resto, y tienen más capacidad para recortar gastos generales. Pese a esas diferencias, las subidas de precios de los últimos meses son homogéneas en todas las cadenas, según los estudios de precios de la organización de consumidores.

Desde el sector agrícola, grupos como COAG siempre han criticado que entre el precio de venta en el campo y en el supermercado hay grandes diferencias, sobre todo en el caso de los alimentos frescos. El Ministerio de Agricultura precisa en su web que hay que tener en cuenta el coste de los procesos necesarios para llevar un producto del campo a casa, como tratamiento, embalaje, transporte, gestión de los residuos y costes laborales y fiscales, entre otros.

Aunque Belarra apunta a los supermercados, grandes fabricantes como Nestlé, Unilever y Mars suelen tener mayores márgenes en términos operativos, que es como publican sus datos. El de Unilever, por ejemplo, se redujo dos puntos, hasta el 15,2% en el primer semestre de 2022. Mientras, las marcas propias han ido ganando peso en la cesta de la compra, al ser más baratas, aunque dejan menos margen al distribuidor que las del fabricante.

Fuentes de Anged, que representa a una veintena de empresas como El Corte Inglés, Carrefour, Ikea, Alcampo y Leroy Merlin, señalan que la distribución “ha amortiguado hasta 6,8 puntos el histórico encarecimiento de los precios industriales” gracias a las promociones, los descuentos y el impulso de las marcas propias. Es decir, el precio medio de la cesta de la compra ha subido 6,8 puntos menos que el precio al que la distribución compra a la industria alimentaria esos productos, según la patronal, que asegura que imponer un tope a los precios de venta que impida a la distribución trasladar los incrementos de costes supondría llevar al conjunto del sector a números rojos en poco más de nueve semanas.

La patronal destaca que, entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022, el IPC de alimentación y bebidas ha crecido a una tasa anual media del 10,7%, frente a una tasa anual media en el índice de precios industriales (IPRI) de alimentación del 16,4%.

Cuotas de mercado

La distribución presume de ser un sector competitivo, al menos comparado con otros países vecinos. Los datos de la consultora Kantar sitúan a una empresa como líder con diferencia, Mercadona, que tiene una cuota de mercado del 25,4%, seguida por Carrefour (9,8%), Lidl (5,9%), Dia (4,6%), Eroski (4,1%), Consum (3,2%) y Alcampo (3,3%). Es decir, ocho empresas concentran el 56% de las ventas, el resto se reparte entre pequeñas firmas, muchas de ellas marcas regionales. La configuración del mercado es similar a la del Reino Unido. En Francia, las cinco mayores empresas controlan de forma conjunta el 78% y, en Portugal, más del 50% está en manos de solo dos empresas: Sonae (Continente) y Jerónimo Martins (con la enseña Pingo Doce). El Gobierno luso acaba de aprobar un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las empresas de alimentación. Podemos también propuso esta medida, que fue rechazada por el PSOE.

Desde el Gobierno se ha defendido que existe competencia en este mercado. Ya cuando surgió la polémica de la cesta de la compra que proponía Díaz, tanto la ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, como el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, descartaron topar el precio de los alimentos básicos, porque “en un mercado donde hay competencia no es necesario intervenir”. Maroto considera que se trata de un mercado libre y que deben ser los ciudadanos los que elijan los supermercados que mejor se ajusten a sus necesidades de variedad, calidad y precio.

Tanto el sector como la OCU recuerdan que es la CNMC la responsable de controlar que el mercado sea transparente y no haya posición dominante en la cadena alimentaria. Además, está el Observatorio de Precios del Ministerio de Agricultura, que impone multas a quien viola las reglas. En caso de detectar problemas, habría que denunciarlo e investigarlo, como hizo Facua a principios de enero con siete cadenas por no trasladar la rebaja del IVA en algunos productos.

Cestas de la compra e IVA

Las subidas históricas de precios han abierto el debate sobre qué medidas se pueden tomar para aliviar su impacto en los ciudadanos. Los precios de los alimentos escalaron en España un 15,7% en diciembre respecto al mismo mes de 2021 (10 puntos más que el IPC general), tras hacerlo otro 15,3% en noviembre. Para frenar el alza, el Gobierno aprobó la bajada del IVA del pan, harina, leche, huevos, queso, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales (del 4% al 0%) y de los aceites de oliva y de semillas y de las pastas (del 10% al 5%).

De momento, esta es la principal medida aprobada por el Gobierno específica para aliviar el encarecimiento de los alimentos. Fuentes de Agricultura indican que habrá que esperar al dato del IPC de enero, que se publica en febrero, para analizar su impacto, y que por ahora no se contemplan nuevas medidas.

La propuesta de Podemos de intervenir el mercado para limitar el precio de una serie de productos básicos de la cesta de la compra es una opción similar a la tomada por el Ejecutivo conservador de Grecia y que estudia llevar a cabo Francia tras negociarla con las grandes distribuidoras y que se centra en una veintena de productos básicos.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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