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Berlín nacionaliza la filial alemana de la gasista rusa Gazprom para garantizar la seguridad del suministro

Tras hacer lo mismo con Uniper, es la segunda nacionalización de una energética en menos de tres meses

Elena G. Sevillano
Gazprom Germania
A cyclist passes the headquarters of Gazprom Germania, in Berlin, Germany April 1, 2022. REUTERS/Fabrizio BenschFABRIZIO BENSCH (REUTERS)

Segunda nacionalización en Alemania de una energética en menos de tres meses. El Gobierno ha anunciado este lunes que se dispone a nacionalizar la importadora de gas Securing Energy for Europe (SEFE) por el riesgo de insolvencia. En septiembre tomó la misma decisión con el gigante alemán Uniper. SEFE es la antigua Gazprom Germania, filial de la estatal rusa Gazprom, que llevaba desde abril pasado bajo control público. La compañía se encuentra en una situación muy difícil después de que el Kremlin ordenara el corte del suministro de gas a sus filiales europeas, lo que obligó a la alemana a comprar en el pool (mercado mayorista diario) a precios mucho más elevados para seguir dando servicio a sus clientes.

El Ministerio de Economía y Clima ha anunciado que se dispone a quedarse con el 100% de las participaciones de la empresa. SEFE ha sufrido desde la primavera “serias dificultades financieras debido a las acciones de Rusia, en particular debido a las sanciones rusas”, asegura el ministerio en un comunicado. El “sobreendeudamiento” de SEFE y “la consiguiente amenaza de insolvencia” han provocado que el Gobierno de coalición alemán tome la decisión de asumir la titularidad de la compañía. De no hacerlo, “se pondría en peligro la seguridad del suministro en Alemania”, añade.

SEFE ha estado bajo fideicomiso de la Agencia Federal de Redes desde abril, después de que se supiera que la matriz rusa, Gazprom, quería venderla a compradores desconocidos y de forma “opaca”. Ante las dudas sobre la nueva estructura de propiedad, el Gobierno alemán optó por ponerla bajo tutela pública y le cambió el nombre. Gazprom Germania desarrollaba su actividad en las áreas de comercialización de energía, transporte de gas y explotación de instalaciones de almacenamiento de gas, entre otras. Es “una empresa clave para el suministro de energía en Alemania”, destaca el ministerio en el comunicado.

Una de sus filiales, Astora, gestiona el mayor almacén de gas del país, en la ciudad de Rehden, en Baja Sajonia, que es a su vez una de las instalaciones con mayor capacidad de toda Europa, con 4.000 millones de metros cúbicos. El depósito de Rehden permaneció casi vacío durante todo el invierno pasado, antes de la invasión rusa de Ucrania, probablemente —así lo cree el Gobierno alemán y también la Comisión Europea— para alimentar la crisis del suministro y elevar artificialmente los precios.

Coste de 13.800 millones

En junio pasado banco público KfW emitió un préstamo de 11.800 millones de euros para rescatar a la compañía, ahogada por las sanciones rusas. El Gobierno quería evitar “la insolvencia y un efecto cascada en el mercado”, dijo entonces. El dinero se empleó en asegurar la liquidez y para comprar gas de sustitución, es decir, no proveniente de Rusia. Con la decisión de hacerse con todas las participaciones, el préstamo se ampliará hasta los 13.800 millones de euros.

Como resultado de la nacionalización, Gazprom pierde toda su participación en la empresa, señala el ministerio. Alemania aportará 225,6 millones de euros, lo que la convertirá en el “único nuevo accionista”. La provisión del nuevo capital social ya ha sido aprobada por la Comisión Europea en virtud de la legislación sobre ayudas estatales, asegura la nota, que destaca que hasta ahora no ha sido posible esclarecer la composición accionarial en la antigua Gazprom Germania.

Alemania encara la temporada de frío, que acaba de empezar tras un octubre e inicio de noviembre desacostumbradamente templados, con las reservas del gas al 99,9%, casi al máximo de su capacidad. La amenaza de los cortes de suministro, tan presente hace unas semanas, prácticamente se da por superada. “Todavía podría ocurrir si tuviéramos un invierno muy frío”, apunta Dominik Möst, economista especializado en Energía de la Universidad de Dresde. “Pero con uno templado esa posibilidad es muy lejana”, añade en un correo electrónico.

En septiembre pasado, la interrupción de la mayor parte del suministro de gas ruso como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania provocó la primera nacionalización en Alemania: la de la principal compradora de gas ruso, Uniper. El proceso, que sigue en marcha, consiste en aumentar el capital de Uniper en 8.000 millones de euros y comprar todas las acciones de su matriz, Fortum, a un precio de 1,7 euros por acción, lo que supone unos 500 millones de euros.

La crisis energética también ha obligado al Gobierno alemán a asumir la tutela del grupo petrolero ruso Rosneft para asegurar el funcionamiento de las refinerías de crudo que controla en su territorio, entre ellas la de Schwedt, hasta ahora alimentada por el oleoducto Druzhba y de importancia estratégica. Otro proveedor de gas, VNG, ha pedido el rescate público ante la imposibilidad de hacer frente a las pérdidas. VNG, el tercer mayor importador de gas de Alemania, calcula que hasta final de año sumará 1.000 millones en pérdidas.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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