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La economía española se frena con un crecimiento del 0,2% en el tercer trimestre

El consumo de las familias crece un 1,1% trimestral entre julio y septiembre a pesar de la inflación y la ralentización del empleo

Antonio Maqueda
Construccion Sevilla
Trabajadores de la construcción en una obra en Sevilla.PACO PUENTES

La economía española de momento aguanta en medio de la incertidumbre y la guerra de Ucrania. Pierde fuelle, pero sigue creciendo. Entre julio y septiembre, el PIB sumó un 0,2% trimestral, según el avance que ha adelantado el INE este viernes. Se trata de una cifra bastante más baja que el fortísimo 1,5% de crecimiento que registró en el trimestre anterior gracias a la recuperación del turismo y la hostelería una vez acabadas las restricciones por la covid. Pero aun así, el dato no es malo, teniendo en cuenta un contexto de alta inflación que erosiona la capacidad adquisitiva de las familias y los márgenes de las empresas, la crisis energética, las subidas de tipos, la ralentización global e, incluso, la amenaza de una recesión europea en un horizonte próximo debido al corte del gas ruso. En tales circunstancias, la resistencia de la actividad parece sorprendente.

Por mucho que las subidas de precios estén disminuyendo las rentas reales, los hogares aprovecharon que todavía era el primer verano completamente libre de restricciones tras la pandemia para lanzarse a la calle y consumir. De ahí que el consumo de las familias se disparara un robusto 1,1% trimestral, apoyado en el ahorro acumulado durante la pandemia y en un mercado laboral que ha estado dibujando una ralentización desde julio pero que aguanta manteniendo la ocupación. Incluso con la inflación restando con fuerza poder de compra, los hogares elevaron su consumo real. No obstante, se ha producido en el trimestre una divergencia significativa entre el fuerte registro del consumo y la desaceleración del empleo que no podrá mantenerse durante mucho tiempo. En horas trabajadas el empleo disminuye un 0,1% trimestral.

Durante estos meses estivales, la hostelería y el turismo han seguido recuperando su actividad precovid. Así, la rama de comercio, transporte y hostelería se expandió un 1,3% entre julio y septiembre. Según el INE, el turismo extranjero ya supera las cifras del año 2019. Por el contrario, la construcción ha sufrido un parón y desciende un 0,1% después de tres trimestres creciendo. Las altas temperaturas del verano, la escasez de trabajadores, la falta de suministros y el encarecimiento de sus materias primas pueden explicar el retroceso del sector.

El aumento de las importaciones también ha contribuido al peor comportamiento de la economía, probablemente por el tirón del consumo doméstico, el mayor peso de los productos energéticos y el reaprovisionamiento. Y las exportaciones de servicios no turísticos han cedido después de ocho trimestres batiendo récords con crecimientos muy altos.

En cambio, las exportaciones de bienes avanzan con brío, en gran medida por las ventas de refino, de electricidad subsidiada con el mecanismo ibérico a Francia y Portugal, de gas licuado, química, bienes de equipo y la recuperación del automóvil, según se desprende de los datos de Comercio. En un momento en el que se esperaba que la industria acusase el encarecimiento de la energía, el sector manufacturero está exhibiendo una fortaleza inaudita con un incremento del 0,8% trimestral. Cabe pensar si quizás está aprovechándose del racionamiento energético que puedan padecer las fábricas en otros países europeos. O de los cierres que ha habido en China por la política de covid cero.

“A pesar de las difíciles circunstancias, en el tercer trimestre todavía no se ha observado un impacto negativo en el crecimiento, algo que sí que se espera que se materialice en el cuarto trimestre”, señala María Jesús Fernández, analista de Funcas. Y añade que el resultado de este tercer trimestre es consistente con un crecimiento anual en torno al 4,5% este año y del 0,7% el que viene.

La economía española todavía se encuentra un 2% por debajo de los niveles precovid. Y el consumo está un 5,4% más bajo que antes de la pandemia, un hecho que sorprende al Gobierno y a muchos expertos porque estas cifras no casan bien con unos ingresos por IVA disparados y que ya se hallan un 15% por encima de los previos al coronavirus. Aunque también es cierto que la inflación resta poder de compra a las familias al tiempo que aumenta la recaudación por IVA. Como apunta el economista del BBVA Rafael Doménech mientras que la remuneración total de los asalariados está en términos reales medio punto por encima de las cotas precovid, el excedente empresarial todavía se encuentra un 6,1% por debajo.

La inversión muestra un buen comportamiento al sumar un 0,6% en el trimestre. El Gobierno argumenta que estos datos se deben al empuje que ya están propiciando los fondos europeos. En bienes de equipo se dispara un 1,3% trimestral frente al -0,1% que cae la inversión en vivienda. Y el consumo público vuelve a crecer, un 0,6%, tras la caídas de los tres trimestres anteriores. El empleo de las Administraciones ha vuelto a subir y puede ser uno de los factores que explique este repunte.

En todo caso, en los próximos meses se abre un periodo de gran incertidumbre sobre la marcha de la economía española. La Autoridad Fiscal ya ha avanzado que puede haber una recesión técnica entre el último trimestre del año y el primero del que viene. Y ha explicado que será difícil que España pueda escapar de una ralentización de la economía europea. De hecho, las últimas encuestas de gestores, los llamados PMI, ya revelan que está ocurriendo una contracción de la actividad en la eurozona. Servicios de estudios como el de Funcas o el BBVA también prevén una breve recesión técnica en España para luego reanudarse la actividad en los siguientes trimestres. En países como Estados Unidos no se considera que haya una recesión hasta que se observa una destrucción de empleo. De la resistencia del mercado de trabajo y del funcionamiento de los nuevos ERTE dependerá la evolución de esta crisis. Otra clave importante que habrá que seguir es el comportamiento de los tipos de financiación en una coyuntura en la que los Estados siguen emitiendo importantes cantidades de deuda.

La desaceleración también se comprueba en las tasas anuales. Al comparar con un tercer trimestre del año pasado durante el cual la actividad se propulsó por el levantamiento de las restricciones de la covid, en tasa anual el PIB se desacelera y crece un 3,8% frente al 6,8% que avanzaba en el trimestre precedente.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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