_
_
_
_
_

Los empresarios europeos alertan de la “pérdida de confianza” en China

La política de cero covid unida a las turbulencias geopolíticas provoca que las multinacionales miren hacia otros destinos de inversión, según un estudio de la Cámara de Comercio de la UE en el país asiático

Guillermo Abril
China
Una mujer se hace una prueba contra la covid en Pekín (China) este martes.THOMAS PETER (REUTERS)

En 2020, con el estallido de la pandemia, China y la UE tomaron dos sendas distintas. El resultado ha provocado la coexistencia de dos presentes alternativos: mientras en uno se convive con la covid en el otro el Gobierno comunista de la República Popular trata de mantener a cero los contagios del virus conocido con la propagación más rápida de la historia. Esa brecha, unida a las turbulencias geopolíticas de Ucrania y Taiwán, además del control creciente del entorno de los negocios por parte del todopoderoso Estado chino, está provocando la “pérdida de confianza empresarial” y abriendo las puertas a que “otros mercados emergentes” llenen ese “vacío”, según un estudio de la Cámara de Comercio de la UE en China presentado este miércoles en Pekín.

Esta institución, que representa a más de 1.800 compañías comunitarias en el gigante asiático, está preocupada por la deriva tras más de dos años y medio de cierre casi total del país. Sus directivos, muchos de ellos afectados personal y profesionalmente por el aislamiento, enseguida hablan de las aventuras y desventuras provocadas por la política de cero covid. A cualquier recién llegado a China le extienden la mano con un: “Bienvenido, ¡qué valiente!”.

Lo normal, estos días, no es llegar, sino huir de China. Y desde este organismo advierten que es muy probable que nada cambie hasta finales de 2023, lo que generará un ecosistema aún más “desafiante” para los negocios. “¿Cómo es posible que China, arquitecta del más grandioso episodio de crecimiento de la historia, pierda su atractivo como destino de inversión tan rápidamente?”, se interroga el estudio.

“No vemos una estrategia de salida”, ha lamentado Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio, durante la presentación del documento. “El alejamiento de China del resto del mundo —encarnado por las restricciones impuestas por su política covid-19— indica que, por el momento, la ideología se impone a la economía”, asevera el informe. “Si bien China alguna vez dio forma a la globalización, ahora se considera que el país es menos predecible, menos confiable y menos eficiente”.

Las consecuencias podrían ser severas a nivel económico. En el “peor escenario” imaginado por este organismo, “la previsibilidad, la fiabilidad y la eficiencia de China seguirán erosionándose; las empresas europeas tendrían que seguir evaluando sus futuras inversiones y operaciones en China; se crearían sistemas [de comercio] divergentes —uno para atender a China y otro para el resto del mundo— ralentizando la innovación y provocando un aumento de los costes”. La tendencia generaría a su vez que un mayor número de países busque su autosuficiencia, “socavando la globalización”.

El informe proyecta el coste para el gigante asiático de no seguir la senda de “apertura y reforma” emprendida a finales de los setenta por Deng Xiaoping, bajo cuya premisa un país pobre se conectó al mundo, generó un desarrollo sin precedentes y logró el acceso en 2001 a la Organización Mundial del Comercio. En este escenario de reformas, señala el estudio (que lo toma prestado del Banco Mundial), China alcanzaría en 2050 un PIB per capita de 55.000 dólares (cantidad casi equivalente en euros); de ir por la senda contraria, se quedaría en algo más de 33.000 dólares. “¿Está China dispuesta a sacrificar 22.000 dólares en el altar de la autosuficiencia?”, se interroga la Cámara de Comercio de la UE.

Parte de las dudas podrían despejarse pronto. La celebración del 20º Congreso del Partido Comunista, el gran evento político quinquenal en el que se espera que el presidente Xi Jinping salga reelegido para un tercer mandato sin precedentes, será un momento clave para las próximas décadas. “China se encuentra en una coyuntura crítica”, según el informe. “La decisión sobre cómo actuar para alcanzar su pleno potencial económico está en sus propias manos”.

Relajación de medidas

Muchos analistas estiman que la relajación de las medidas anticovid comenzarán tras el congreso, que arranca el 16 de octubre, lo que aliviaría problemas como la fuga de extranjeros. El éxodo es de enormes proporciones y el estudio refleja la pérdida de talento, la creciente sima en las relaciones empresariales, la distancia cada vez más insalvable entre los equipos chinos y las sedes de las empresas que lleva aparejada.

La fuga también alimenta la creciente desconfianza humana y se cuela además en la política, y genera “riesgos para los negocios”: ahí está el reconocimiento de China como “rival sistémico” por parte de la Comisión Europea o la creciente preocupación global sobre las violaciones de derechos humanos en Xinjiang.

La Cámara cree que un mayor intercambio contribuiría a aliviar las tensiones. El número de europeos que viven en China es hoy la mitad que antes de la pandemia. “La población actual”, añade, “no llenaría el Nido de Pájaro de Pekín [el estadio sede de los Juegos Olímpicos de 2008, con capacidad para 80.000 personas] y esta cifra podría volver a reducirse a la mitad a finales del verano de 2022″.

Y esto tiene efectos en términos de inversión, según Wuttke: “La gente quiere ver dónde pone el dinero. Es como comprarse un coche de segunda mano. No lo haces online”. O en palabras de un ejecutivo de una multinacional citado de forma anónima en el estudio: “Las sedes de las empresas son cada vez más reacias a contribuir o invertir en China, ya que tienen una comprensión cada vez menor del país”.

Pero también tiene una derivada perversa y potencialmente peligrosa: la falta de intercambio a todos los niveles (estudiantes, empresarios, trabajadores) genera falta de entendimiento y esto explica que el creciente sentimiento antichino haya alcanzado máximos históricos en 2022, afirma el estudio, que toma como referencia datos de Pew Research Center. Ocurre asimismo a la inversa, según ha asegurado Wuttke citando estudios de medios oficialistas de China en los que jóvenes chinos muestran una visión menos favorable de Europa. “Se está produciendo un verdadero distanciamiento”, según Wuttke, que ha concluido la presentación con un episodio reciente muy sonado en el país asiático, un “sinsentido”, ha dicho, con tintes de “xenofobia”.

En este contexto, el sábado pasado, después de que se detectara el primer caso de viruela del mono en China, el epidemiólogo jefe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China pidió a la población evitar “el contacto directo piel con piel” con extranjeros y recién llegados de fuera (más tarde corrigió sus palabras). “Hacer esto no ayuda”, ha cerrado el presidente de la Cámara de Comercio. “Este tipo de desliz tiene un gran impacto en la forma en que los países extranjeros miran a China y en la forma en que China se proyecta”, y ha instado a las autoridades chinas a que “cuiden el lenguaje” con el objetivo de que “la ciencia prevalezca”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_