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Repsol logra un beneficio récord hasta junio: gana más dinero que en todo el año pasado

La petrolera se anota unos ‘números verdes’ de 2.539 millones y compensará en 2022 todas las pérdidas sufridas en la pandemia

Logo de Repsol, en un edificio de la compañía en Madrid.
Logo de Repsol, en un edificio de la compañía en Madrid.EFE
Ignacio Fariza

La escalada en el precio del petróleo y, sobre todo, de los carburantes, es gasolina de alto octanaje para las cuentas de Repsol. La mayor petrolera española se anotó un beneficio neto récord de 2.539 millones de euros entre enero y junio, su mejor resultado semestral de siempre tras pulverizar los 2.117 millones del mismo periodo de 2008. El mundo ha cambiado mucho desde entonces —una crisis financiera, una pandemia...—, pero hay una máxima que se mantiene invariable: los altos precios del crudo son siempre una gran noticia para los gigantes de la energía fósil. Salvo catástrofe inesperada en la segunda mitad de 2022, Repsol podrá revertir por completo las pérdidas acumuladas en 2019 y 2020 —más de 7.100 millones—, cuando a la crisis sanitaria y económica se sumó un ajuste del valor de sus activos.

Algo más de la mitad de las ganancias netas hasta junio (el 56%; 1.678 millones) tuvieron origen en el negocio internacional de la petrolera, sobre todo en el área de Exploración y Producción, la más beneficiada por los altos precios. La división Industrial, entretanto, se anotó un beneficio de 1.393 millones de euros. En esa área se enmarca la actividad de refino, una de las más boyantes en los últimos meses: hace tres semanas, Repsol ya adelantó al mercado un margen de beneficio récord de sus refinerías, que se triplicó en el segundo trimestre respecto a los tres meses precedentes y que se multiplicó por 15 en comparación con el mismo periodo de hace un año.

“Hemos invertido alrededor de 1.000 millones de euros anuales en nuestras instalaciones mientras en Europa se reducía la capacidad de refino”, argumenta la empresa este jueves, en la nota de presentación de resultados remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). “Esto ha permitido aumentar y optimizar la utilización de estos activos para dar respuesta a las tensiones de oferta en el mercado internacional provocadas por la guerra de Ucrania (...) y permitirá a España contar con garantía de suministro de gasolina, diésel y queroseno en los próximos meses, a diferencia, posiblemente, de otros países europeos”.

La compañía presidida por Antonio Brufau, sin embargo, no las tiene todas consigo. Consciente de que la prohibición de venta de vehículos de combustión interna en la UE a partir de 2035 —contra el que ha puesto el grito en el cielo— tendrá un impacto significativo sobre sus ventas y aprovechando el buen momento que atraviesan sus cuentas de resultados, Repsol ha optado por dotar unas provisiones por deterioro de 1.844 millones en el valor de sus refinerías, que —como el resto de petroleras europeas— quiere convertir en “polos multienergéticos”. A los precios actuales y hasta que llegue ese día, sin embargo, estas instalaciones son máquinas bien engrasadas de hacer dinero.

Peor fue el resultado en el área Comercial, en la que quedan enmarcadas las estaciones de servicio. Allí las ganancias fueron de 215 millones de euros, ligeramente inferiores al mismo periodo del año anterior, una situación que la petrolera achaca a las “medidas” puestas en marcha para “aliviar el esfuerzo económico de los consumidores”. El negocio de Renovables y Generación Baja en Carbono, por su parte, continuó mejorando su resultado “gracias al progresivo aumento de su capacidad de generación”. A principios de junio, Repsol vendió el 25% de su filial verde a Crédit Agricole y EIP por 905 millones.

En el primer semestre, Repsol actualizó el valor sus inventarios petroleros: a mayor precio del crudo en los mercados internacionales, mayor precio de los barriles que tiene en reserva. Esta partida prácticamente se triplicó respecto al mismo periodo del año anterior, un periodo en el que el precio del crudo brent —el de referencia en Europa— ha escalado un 66%. La empresa dirigida por Josu Jon Imaz también aprovechó la buena marcha del negocio para reducir su volumen de deuda neta. Solo entre abril y junio logró recortarlo en 869 millones de euros, hasta los 5.031 millones. Todo, gracias a una generación de caja que en el segundo trimestre alcanzó los 1.839 millones, casi el doble que en el mismo periodo de 2021.

Cambios en la planta directiva

La petrolera española también ha comunicado este jueves varios cambios en el comité ejecutivo, que reúne a sus principales directivos, para “afrontar la nueva etapa de crecimiento y transformación en línea con el plan estratégico 2021-2025″. El principal es la salida de la argentina María Victoria Zingoni, hasta ahora directora de Cliente y una pieza esencial en la estructura, que deja la empresa “tras expresar un deseo de iniciar una nueva etapa profesional fuera de España”. Le sustituirá el hasta ahora jefe de Digitalización y Servicios Globales, Valero Marín, que asume las áreas de Movilidad, GLP, Lubricantes, Asfaltos y Especialidades, Electricidad y Gas Minorista, Soluciones Energéticas y Movilidad Eléctrica; y João Costeira, director de Generación Baja en Carbono, que pasará a encargarse también de Renovables, un ámbito esencial en el cambio a futuro de la compañía.

Por otro lado, Francisco Gea, hasta ahora Director de M&A (Fusiones y Adquisiciones) y anteriormente director de varias operaciones de Exploración y Producción, pasa a liderar este negocio en sustitución de Tomás García Blanco, quien, por razones personales, pasa a ser adjunto para Proyectos Especiales al consejero delegado, Josu Jon Imaz. Por último, Luis Cabra, jefe de Transición Energética, Tecnología y también adjunto a Imaz, Luis Cabra, incorpora a su esfera de responsabilidad tanto Digitalización como Ciberseguridad; y el director general Económico-Financiero, Antonio Lorenzo, asume Servicios Globales y Compras.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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