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España ofrecerá llevar al máximo las interconexiones con el resto de Europa para evitar el recorte en el consumo de gas

El Gobierno abordará con el gestor técnico del sistema la posibilidad de aumentar aún más el flujo de gas por tubo hacia Francia

Ignacio Fariza
Recibo luz España
Teresa Ribera y la comisaria de Energía de la Unión Europea, Kadri Simson, en Madrid, en febrero.FERNANDO VILLAR (EFE)

El Gobierno español ya trabaja en la contrapropuesta que llevará a la cumbre de ministros de Energía del martes para evitar que se impongan las tesis de Bruselas, que plantean aplicar un recorte lineal del 15% en el consumo de todos los países del bloque, sea cual sea su exposición a Rusia. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, acudirá a la mesa negociadora con la oferta de llevar al máximo los envíos de gas hacia el resto de Europa —a través de los gasoductos que cruzan los Pirineos—, según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica. El objetivo: evitar un tajo drástico sobre la demanda que pondría en aprietos a la industria de España, a pesar de ser uno de los socios menos dependientes de Rusia y con mayor capacidad de importación desde terceros países.

Con seis regasificadoras activas y una (la de Gijón) en estado de hibernación, España es el país de la UE con mayor capacidad de regasificación. Sin embargo, las posibilidades para enviar al resto de Europa parte de lo que llega a la Península por barco es limitada: en su actual configuración, los tubos de Larrau (Navarra) e Irún (País Vasco) —los dos únicos que conectan España con Francia— permiten reexportar al resto de Europa alrededor de 6,7 millardos de metros cúbicos (bcm, en la jerga del sector) por año.

Esos 6,7 bcm son escasos para el volumen total de gas ruso que la UE tiene que reemplazar en los ocho próximos meses (45 bcm). Pero, aun así, la interconexión sigue sin ir al máximo de su capacidad: la media histórica ronda los dos bcm por año y, aunque ese volumen ha subido con fuerza en los últimos meses, todavía hay margen de maniobra para elevar esa cifra. Eso es, al menos, lo que llevará el Gobierno de Pedro Sánchez a Bruselas el martes, a una cumbre en la que saltarán chispas. El Ejecutivo, además, entablará conversaciones con el gestor técnico del sistema (Enagás) para tratar de aumentar aún más el flujo de gas por tubo hacia Francia.

El resto de opciones de reexportación de gas a Europa están prácticamente copadas. Las interconexiones eléctricas ya van al máximo de su capacidad, más aún desde la entrada en vigor del tope sobre el precio del gas natural para generación de electricidad —que ha hecho aún más atractiva la electricidad española a ojos franceses— y tras el cierre de buena parte del parque nuclear del país vecino por razones técnicas. La reexportación por barco, por su parte, tiene escaso margen al alza hasta que terminan las obras de la planta regasificadora del Musel (en Gijón), que debería estar lista en los cinco o seis próximos meses ya como plataforma logística y con una capacidad de almacenamiento de hasta ocho bcm.

Búsqueda de alianzas con otros países

En paralelo, la maquinaria diplomática trabaja a destajo para amarrar la mayor cantidad posible de apoyos entre los Estados que se sienten descontentos. Además de España, ese grupo está liderado por Portugal, Polonia y Hungría. Aunque sin haber podido fijar una posición definitiva por la crisis política que acabará desalojando a Mario Draghi del palacio Chigi, Italia también se muestra reticente, según fuentes del Ejecutivo español. Y Francia, si bien todavía no ha tomado postura públicamente, también podría oponer resistencia ante Bruselas. Para que salga adelante la propuesta de la Comisión tienen que votar a favor al menos 15 de los 27 gobiernos del bloque; y estos deben representar a al menos el 65% de la población. Algo que, ahora mismo, parece accesible.

El Gobierno español sigue sin salir de su asombro con la voluntad de Bruselas de que todos los socios del bloque recorten linealmente su consumo, sea cual sea su situación y sus especificidades. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico sostienen que no conocieron la propuesta hasta muy poco antes de que el Ejecutivo comunitario la hiciese pública, el miércoles por la mañana, lo que redujo al mínimo el margen de maniobra para lograr rebajar una proposición que consideran de máximos. Tampoco descartan que el asunto del recorte obligatorio del 15% acabe siendo tratado en una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno, dado lo sensible del asunto. De terminar saliendo adelante la propuesta comunitaria —algo que ahora mismo parece bastante probable—, la industria española sería una de las grandes paganas.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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