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Las recetas de Duro Felguera para recuperarse: conseguir inversores y más contratos

La compañía pide “más tiempo” para afrontar problemas derivados del contexto internacional y espera un resultado de explotación de 48 millones en 2025

María Fernández
Sede de Duro Felguera en Gijón.
Sede de Duro Felguera en Gijón.

El consejero delegado de la empresa de ingeniería Duro Felguera, Jaime Argüelles, resumió la delicada situación en la que se encuentra la compañía hacia el final de su intervención en la junta de accionistas de este martes: “Vamos por buen camino, pero más lentos. Necesitamos más tiempo para retornar a nuestra nueva normalidad por esta situación sobrevenida”. A juzgar por su intervención y la de la presidenta, Rosa Aza, esa situación sobrevenida de la que hablaba va desde la pandemia a la guerra de Ucrania pasando por el encarecimiento de las materias primas o la crisis diplomática entre España y Argelia (la compañía desarrolla en Djelfa una central térmica de ciclo combinado). Unas horas antes, en la plaza mayor de Gijón y según recogía El Comercio, un grupo de trabajadores de Duro Felguera Calderería Pesada (el Tallerón), se manifestaban pidiendo una solución industrial para la compañía en la que hay invertidos 126 millones de dinero público (120 a través del rescate de la SEPI y 6 del Gobierno asturiano).

Duro Felguera, que acarrea una crisis casi permanente en los últimos años, lleva meses buscando uno o más socios industriales que aporten tres cosas: confianza, dinero y sinergias industriales. “El proceso continúa avanzando muy adecuadamente. Prevemos una próxima solución que nos satisfaga a todos”, señaló el directivo sin dar más detalles. Por lo demás, la tabla de salvación la basa en seguir aumentando la cartera de contratación ahora que la crisis energética ha impulsado proyectos de Oil&Gas. “Duro Felguera tiene solución, estamos en el camino correcto”, animó Argüelles.

En sus previsiones, este año se superarán casi con seguridad las cifras de contratación de 300 millones (incluso apuntó a que pueden llegar a 500) y dibujó un futuro prometedor, con una facturación anual que en tres años (2022-2024) se acercaría a los 500 millones anuales y sería de 700 en 2025. De este modo se conseguiría un resultado de explotación positivo de 48 millones al final del periodo. Aunque todo esto habrá que demostrarlo. El año pasado la empresa asturiana tuvo unos ingresos de 84,5 millones (un 37% inferiores a los de 2020) y un resultado de explotación negativo de 9 millones. Emplea a unas 1.100 personas.

La empresa de ingeniería, en cuyo consejo de administración se encuentran en calidad de independientes dos exministros socialistas (Valeriano Gómez y Jordi Sevilla) quiere avanzar sin olvidarse de un presente lleno de compromisos. Porque paralelamente al rescate público, la estructura financiera de la compañía, tras sucesivas refinanciaciones y acuerdos con el sindicato de bancos, está sujeta a un préstamo de 85 millones (ha devuelto 15) y a una línea de avales de 80 millones. “Este proceso ha permitido fortalecer nuestra posición y nos ha facilitado la vuelta a los mercados”, señaló Argüelles. En su día a día también tiene que lidiar con esos compromisos de devolución de los préstamos, con la búsqueda de inversores, el control de los litigios por obras que tiene abiertos y el avance en la actividad en medio de un ajuste de cinturón generalizado, con la reducción de costes y gastos generales.

Es innegable que Duro Felguera ha tenido mala suerte en Argelia. En el país norteafricano tienen a cerca de medio millar de empleados trabajando en un proyecto de 550 millones, de los que están pendientes de ejecución obras por 150. “Aunque el cliente no nos ha hecho ninguna notificación, existe una alteración de pagos que repercute en dilaciones de obras”, todo ello agravado por el bloqueo de cuentas bancarias. “Estamos en contacto continuo con el cliente”, en referencia a Sonelgaz, la empresa de servicios públicos de gas y electricidad del país, según detalló el máximo ejecutivo. Una buena noticia es que otro gran proyecto en Iernut (Rumanía) para construir una central térmica de ciclo combinado con un presupuesto de 280 millones (de los que están pendientes 15 más una ampliación de otros 50) se retomará en las próximas semanas. Pero los nuevos contratos en desarrollo, como el conseguido en enero por importe de 100 millones para un cliente de Países Bajos, necesitarán respaldo financiero.

La compañía, que se ha reestructurado en cinco divisiones (Energía Convencional, Plantas Industriales, Servicios, Energías Renovables y Sistemas Inteligentes) quiere potenciar el área de energías limpias y se ha plegado al plan de futuro comprometido con la SEPI convirtiéndolo en su plan estratégico. A pesar de los “efectos sobrecogedores”, del contexto matroeconómico internacional a los que se refirió la presidenta en su intervención, la compañía podría sacar ventaja de una situación donde muchos países priorizan la autosuficiencia energética a la reducción de emisiones. Una ventaja que, como reconoció Rosa Aza, tendrán si saben “hacer bien las cosas”.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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