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Locura por la ropa de Shein en Madrid: “Es todo bueno, bonito y barato”

“He escuchado que algunos trabajadores no tienen muy buenas condiciones, pero los precios son muy bajos”, dice una de las compradoras de la tienda temporal del gigante textil chino en la capital, que ha reunido a miles de personas en su primer día

Emilio Sánchez Hidalgo

Carmen León (50 años) es la primera en la cola de la tienda efímera que este jueves ha estrenado Shein en Madrid, en la calle Sandoval. No ha abierto hasta las 14.00, pero León lleva en la puerta desde las 8.00. Detrás de ella hay miles de personas, sobre todo mujeres, tantas que llegar al final de la cola cuesta cinco minutos andando. “Sabía que se iba a llenar. Es que todo es bueno, bonito y barato, así que perfecto”, dice León, que compra “mucho” por internet al gigante textil chino. Esta tienda temporal, que cerrará el domingo, es una campaña de marketing para seguir alimentando el negocio online, una estrategia que la firma ya ha ejecutado en otras ciudades, como en Barcelona en 2019.

“Compro en Shein hasta las bragas”, añade León, un comentario que provoca la carcajada de dos amigas que están justo detrás de ella. “Vestidos, accesorios, bolsos... De todo. Todo es más barato que en otras tiendas”, dicen Jade y Laila, hermanas de 18 años. “Teníamos clase, pero hemos hecho una excepción. Es que nos gusta mucho”.

A pesar de no tener ni una tienda física estable, Shein fue valorada durante una reciente ronda de financiación en 100.000 millones de dólares (92.000 millones de euros), más que la suma de las capitalizaciones bursátiles de la española Inditex (62.000 millones de euros) y la sueca H&M (18.500 millones de euros). Ha conseguido este hito en solo 10 años de vida. La ingente cantidad de descuentos de la compañía textil online, que ofrece ropa mucho más barata que sus competidores, principalmente a mujeres, atrae a millones de compradoras (solo en EE UU, la app de Shein tiene siete millones de usuarios activos al mes).

Dos de ellas son Lidia Ayer y Naomi Olivas (18 años), que esperan al final de la cola y afrontan horas hasta llegar a la tienda. “Nos hemos enterado por TikTok. Lo han promocionado muchísimo”, explican. En la misma línea, antes de la apertura de puertas han acudido a la tienda creadores de contenido de esta red social, como soyriverss (un millón de seguidores), susanamolinabicho (322.000) o maii_rg (324.000). “Imaginaba que íbamos a ser muchas. Es que si nos juntas a todos los que estamos en TikTok, imagínate”, dice Olivas.

Cola de personas esperando para entrar en la tienda temporal de Shein en Madrid, este jueves.
Cola de personas esperando para entrar en la tienda temporal de Shein en Madrid, este jueves.Andrea Comas

Proceso logístico

La rueda de Shein gira a toda velocidad en 150 países gracias a la gestión de la cadena de suministros y la apuesta por la automatización y la inteligencia artificial, opinaba en este periódico recientemente Mark Greeven, profesor de Innovación en la escuela de negocios IMB de Lausana. La compañía ha llevado al límite el proceso logístico que Inditex popularizó en la década de 1990, que permite ofrecer artículos nuevos cada semana (en lugar de por temporadas) y a la moda.

“Tienen mucha variedad, muchísima más que otras tiendas de ropa. Yo creo que la mitad de mi armario es de Shein”, dice Marta Fuertes, de 21 años. Su amiga, Sara Trueba (22), contesta: “Bueno, o el 70%. Es que Zara ha subido mucho. El precio es mucho menor y la calidad tampoco es mala”. La empresa ha reducido el tiempo que se necesita entre el diseño de una nueva pieza y su producción a tan solo cinco o siete días, de manera que es capaz de sacar a la venta semanalmente una gran cantidad de productos a precios entre un 40% y un 60% más bajos que la competencia.

Esos precios tan bajos se aprecian en la bolsa de José Velarde, de 23 años. Espera en la cola para pagar más de una decena de prendas, mientras su novia sigue paseando por la tienda. “He cogido una camisa de 11 euros para mí. Para ella, mira: este top de cinco euros, que está muy bien para un festival; dos bolsos, uno de 3,75 y otro de 7,75; otro top de cinco euros; este vestido de seis...”. Cuando enseña el vestido verde lo ve otra joven de la cola. “¿Dónde lo habéis cogido? Que voy a por él”. En la web y la app, los motores de la empresa, la dinámica es la misma: tres euros de descuento en tu primer pedido; envío gratis para compras desde nueve euros; 20% de rebaja por compras superiores a 115 euros; un vestido por 5,49 euros; un colgante por 20 céntimos...

Condiciones laborales

Detrás de este festín de descuentos, como en tantas otras ocasiones con productos mucho más baratos que la competencia, se ocultan condiciones laborales pésimas, según ha denunciado la organización suiza de derechos humanos Public Eye. En un informe de 2021 desvelaba que varias empresas que suministran productos prácticamente en exclusiva para Shein imponen jornadas de hasta 75 horas semanales a los trabajadores. Es un escenario frecuente en cadenas de producción chinas, pero ilegal. La jornada laboral máxima es de 40 horas, como confirmó recientemente la justicia del gigante asiático en un fallo que declaraba ilegal exigir jornadas de 12 horas diarias seis días a la semana.

La empresa también ha sido criticada por sus estándares de calidad y sostenibilidad, así como por las innumerables quejas por plagio. “He escuchado que algunos trabajadores no tienen muy buenas condiciones, pero los precios son muy bajos”, opina Paula Álvarez (31 años), con tres vestidos colgados del brazo. “Me parece muy mal, ninguna empresa debería funcionar así... Pero entiendo que mucha gente compre igualmente en Shein. Es muy barato, y tampoco sabes cómo producen otras marcas”, añade Irene Pérez, de 25.

Los bajísimos precios de Shein no son el único filón de la marca: también destaca por la variedad de tallas, mientras que otras cadenas textiles apenas producen tallas grandes. En una entrevista reciente en EL PAÍS, la actriz y comunicadora Mara Jiménez ilustró el día y la noche de Shein en el foro público: “Las gordas damos la vida por Shein. Nos salva la vida. Encuentras ropa sexy, cómoda, práctica, toda. Ya me gustaría usar ropa más sostenible, sin explotación laboral y española, pero no hay para mí. Ha dado una oportunidad a la gente diversa”. María Pérez, de 19 años y protegida del sol con un paraguas a mitad de la cola, tiene la misma percepción: “En otras tiendas las tallas son mentira, son enanas. Compro mucho en Shein porque es la única en la que encuentras tallas grandes siempre”. Toda la ropa que lleva puesta mientras atiende a este periódico es de Shein, prendas que han llegado a su armario sin tiendas ni dependientes. Solo repartidores.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.

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