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Lo que hay que tener

Carmen Roca decidió hacerse voluntaria después de conseguir que su hijo abandonara las drogas. "Pensé que si había conseguido que mi hijo se desenganchara, podría conseguirlo con cualquiera". Por eso, hace 16 años, se apuntó en el Proyecto Hombre. Y explica sus razones: "Ellos me demostraron que eran constantes y capaces de ayudar a estos pobres chicos. Y eso que ahora resulta más fácil, hay más ayudas, pero cuando él se enganchó no había apoyos, no había información, no sabíamos nada. Fue muy difícil."

Con los años, Rosa ha aprendido a entender a estos hombres y se siente capacitada para analizar las causas para que un joven se abandone a las drogas. "Hay dos cuestiones fundamentales. Primero, la familia. En mi caso, mi hijo comenzó a drogarse a los 14 años. Justo en esa época, mi marido se arruinó y yo tuve que empezar a trabajar. Me pasaba el día fuera de casa y mi marido cogió una depresión. Así que ni uno ni el otro podíamos prestarle atención, justo en la edad que más nos necesitaba". Para Carmen la segunda cuestión importante son los amigos. "Es fundamental el entorno, los compañeros de colegio, el ambiente donde se mueven. Es muy fácil conseguir drogas donde quieras, no hay problema. Por eso suelen empezar tan pronto a probar de todo. Antes empezaban con los optalidones, la cola..."

"Ahora", sigue contando Carmen, "suelen engancharse de cocaína, la heroína ha disminuido, está de moda la coca y la desintoxicación es más complicada porque la cocaína les hace más agresivos, no crea adicción física, es psíquica, con lo cual no existe medicación. El único camino es terapéutico y eso dificulta mucho la rehabilitación".

Para evitar que muchos sigan cayendo, los colegios de Paterna han llegado a un acuerdo con la casa. "Algunos profesores nos pidieron si los chicos explicarían a los niños su experiencia y la verdad es que los muchachos se prestaron encantados. Vienen aquí y ellos no tienen ningún reparo en explicarles su vida, por lo que han pasado. Así los estudiantes de 14 y 15 años se dan cuenta de lo duro que es meterse en esa espiral".

Carmen no tiene muy claro si la legalización ayudaría. "Pero creo que habría menos delincuencia y evitaría que se metieran en el cuerpo tanta porquería. Debería controlarse con recetas y poder ir a la farmacia a comprarla. Así desaparecería el delito. Ahora los más perjudicados son los toxicómanos, los pequeños traficantes que necesitan vender para drogarse y si no lo consiguen, cometerán algún pequeño robo hasta lograr la dosis que necesitan".

Mientras, La caseta de Paterna seguirá abierta a todos los que quieran acercarse a pedir ayuda. Y también a todos los que quieran ofrecérsela. De momento, después de mucho tiempo, consiguieron que les alquilaran la casa, el Ayuntamiento les ayuda con 20.000 euros al año. Pero algunos siguen necesitando un trabajo, un coche y todos los voluntarios que estén dispuestos a echarles una mano.

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