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Ibarrola ampliará 'Los cubos de la memoria' en el puerto de Llanes

El pintor y escultor vasco Agustín Ibarrola (Bilbao, 1930) proyecta ampliar su obra Los cubos de la memoria, realizada sobre los bloques de hormigón que protegen el dique del puerto marítimo de Llanes (Asturias), y cuya segunda fase fue inaugurada el sábado por el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; la consejera de Cultura, Ana Rosa Migoya, y el alcalde de Llanes y promotor del proyecto, Antonio Trevín. La prolongación del proyecto, inicialmente concebido sólo en dos fases, tiene por finalidad completar esta actuación artística, a mar abierto, sobre la totalidad del perímetro de la escollera que protege el espigón portuario llanisco, una vez que, meses atrás, fue reforzada con 300 nuevos bloques en el extremo más occidental de la estructura defensiva.

Ibarrola inició Los cubos de la memoria en 2001. En la primera fase pintó 300 caras de 100 bloques de hormigón, en la cara meridional del dique, ya en la bocana del puerto, cada uno de los cuales miden 2,5 por 3 metros y pesan entre 30 y 60 toneladas, y ahora acaba de concluir la segunda, en la que actuó sobre 177 caras de otros 66 cubos de 3 metros de lado y 60 toneladas de peso cada uno, situados en la cara norte de la escollera, la más castigada por el oleaje. El coste de ambas actuaciones ha ascendido a 300.506 euros, financiados por el Principado y diversas empresas.

La ejecución de una tercera fase, también en la vertiente septentrional del espigón, y sobre cuya concepción y diseño trabajará Ibarrola este invierno en su taller, dependerá de la consecución de la financiación necesaria. El alcalde socialista de Llanes se comprometió a que la materialización de esta obra, que ha logrado una inmediata aceptación popular en el municipio y que se ha convertido en un relevante referente artístico y turístico, no entrañe coste alguno para las arcas municipales tras las críticas vertidas por la oposición cuando se emprendió el proyecto.

"Creación total"

Ibarrola define Los cubos de la memoria como una realización de "alta investigación", "una obra abierta" y "una creación vanguardista, plena y total" porque rompe las fronteras entre pintura y escultura y la distinción entre arte figurativo y no figurativo; innova un paisaje y un universo inéditos, independientes del entorno, sobre una construcción de ingeniería -el dique del puerto-, que le ha "obligado", por la novedad del espacio elegido, "a revisar conceptos artísticos históricos".

Se trata, ha dicho, de "un gran mural con escorzos, con relieves, en el que las perspectivas del espectador son múltiples y cambiantes". En la cara sur del espigón, el artista ha hecho convivir la figuración y el expresionismo, combinando representaciones realistas y motivos conceptuales. En la segunda fase, la disposición de los cubos, verticales y horizontales, llevó a Ibarrola a plasmar "temas muy diversos de carácter geométrico, espacial, cromático y de estructuras lineales".

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