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Marcapasos para la incontinencia urinaria crónica

Seis hospitales aplican en España este nuevo tratamiento

La insuficiencia urinaria crónica, un problema que afecta a más de dos millones de españoles, tiene un nuevo tratamiento para determinados casos: el marcapasos urinario. Basado en principios de neuromodulación, este aparato permite regular en determinados tipos de incontinencia urinaria la intensidad de los reflejos nerviosos que generan el impulso miccional. Seis hospitales han comenzado a aplicar la cirugía que permite implantar este artilugio. Son los hospitales públicos Ramón y Cajal, de Madrid; Miguel Servet, de Zaragoza; Virgen de las Nieves, de Granada; La Fe, de Valencia; Universitario de La Laguna (Tenerife), y la Fundación Puigvert, de Barcelona, un centro concertado con la Seguridad Social.Los equipos pioneros han hecho un saldo de estos meses de experiencia en el último congreso nacional de la Asociación Española de Urología (AEU), celebrado en Zaragoza. Luis Ángel Rioja, jefe del servicio de urología del hospital Miguel Servet, advierte que el marcapasos urinario está indicado en la incontinencia urinaria de causa no neurógena o neurológica, como es la incontinencia por urgencia y la retención urinaria por vejiga acontráctil no obstructiva.

"La incontinencia urinaria", dice Rioja, "es una patología cada vez más frecuente por el envejecimiento de la población, ya que muchos procesos de la tercera edad cursan con alteraciones de la micción. Existen también otros problemas del sistema nervioso central, no necesariamente relacionados con la edad, como la esclerosis múltiple o las lesiones de la médula espinal, que también presentan incontinencia urinaria".

Prueba previa

Según Rioja, los casos de incontinencia urinaria generados por un problema neurológico no son susceptibles de ser tratados mediante neuromodulación o marcapasos urinario, salvo la esclerosis múltiple, en la que ya se están realizando ensayos. Se estima que de los dos millones de españoles que sufren incontinencia, sólo unos 125.000 serían tributarios de esta nueva terapia.

Pedro Araño Bertrán, jefe de la unidad de neurourología y urodinámica de la Fundación Puigvert, precisa que para la implantación del marcapasos urinario es imprescindible que previamente haya fracasado el tratamiento farmacológico y que no sea posible el autosondaje: "También es muy importante que el paciente esté preparado y dispuesto a colaborar, porque él mismo será quien controle su manejo".

Para asegurarse de que funcionará, antes de la implantación se realiza una prueba. En este paso preliminar se implanta por punción un electrodo en el sacro (espacio interglúteo) y se conecta a un neuromodulador o estimulador externo, del tamaño de un paquete de tabaco, que el paciente puede llevar colocado en el cinturón o en un bolsillo.

Si los resultados son los esperados, se procede a la implantación definitiva mediante una operación más compleja de cirugía abierta. La conexión entre el electrododo y el neuromodulador, que en esta segunda operación se coloca en el abdomen en una zona próxima al ombligo, se establece por debajo de la piel, de forma que todo el equipo queda alojado en el interior del paciente. La programación del neuromodulador se realiza mediante un mando a distancia, con el que el enfermo puede activar o desactivar el sistema o graduar la intensidad del estímulo.

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