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INNOVACIONES

Probado en cerdos un esfínter para la uretra que funciona con imanes

La imaginación, puesta al servicio, de la ciencia, ha hecho posible un invento que de confirmarse en humanos la eficacia de mostrada con cerdos, hará felices a los cerca de dos millones de españoles que sufren incontinencia urinaria. Se trata del primer esfinter artificial basado en electromagnetismo. El prototipo ha sido concebido y desarrollado en Madrid por fisicos del Instituto de Magnetismo Aplicado Salvador Velayos y urólogos de la clínica Puerta de Hierro.El proyecto está financiado por Renfe y por una beca del Fondo para Investigaciones Sanitarias.La idea es muy sencilla: implantar una válvula con un imán en su interior al final de la uretra, taponando la salida de la vejiga, y utilizar otro imán para abrir la válvula desde fuera del cuerpo. Cuando el portador de la válvula siente necesidad de orinar, basta con que acerque al abdomen el imán exterior; de este modo atrae al imán interior, abre la válvula y la orina fluye. Termina la micción, aleja del cuerpo el imán exterior y la válvula vuelve a cerrarse.

Antonio Hernando, director del instituto donde se gestó el prototipo, reconoce que "mejoraría la calidad de vida de los enfermos de incontinencia, supondría un ahorro considerable en pañales y eliminaría las infecciones producidas por el uso de sondas; pero aún es muy pronto para esperar resultados definitivos".

Los siguientes retos del equipo investigador son evitar la obstrucción del esfínter magnético por depósito de sales, coágulos o elementos en suspensión de la orina; estudiar la tolerancia del aparato urinario a la implantación de un elemento extraño; resolver la posible invasión del tejido mucoso que recubre la vejiga; reducir el diámetro del prototipo de 11 a nueve milímetros (mide 3,5 centímetros de longitud), pero manteniendo un caudal de orina aceptable, aproximadamente medio litro cada 10 segundos. Por último, diseñar un modelo que, una vez instalado, sea definitivo, o al menos que no haga falta sustituirlo en dos años.

El prototipo ha sido posible gracias al uso de imanes de última generación, que combinan pequeño tamaño (requisito pa-ra alojarlos en la uretra) y alta in tensidad. Es necesario que los imanes sean potentes para que puedan soportar la fuerte presión que hace la orina cuando llena la vejiga.

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