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El asalto a la plaza de Cataluña

Ultimátum a los secuestradores: "De ustedes depende que salgan como personas o como criminales terroristas"

Tras una noche tranquila, que transcurrió en un silencio casi sepulcral, las primeras horas de la mañana del domingo vieron incrementarse la tensión en el escenario del secuestro. El mando de las fuerzas policiales comunicó a los secuestradores desde una tanqueta de la Guardia Civil: «De ustedes depende que salgan de ahí como personas o como criminales terroristas». Frase que fue respondida con ráfagas de metralleta desde el interior del banco. Mientras tanto, los familiares de los rehenes lanzaban dramáticos llamamientos por la radio para que se respetaran sus vidas.

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La noche del sábado transcurrió en absoluta calma, tan sólo turbada por la Intermitente presencia de ambulancias para evacuar a los rehenes que eran liberados por encontrarse enfermos. La vigilancia policial incluso, sin ningún movimiento que denotara la intención de proceder al asalto de la entidad bancaria ocupada por el comando terrorista, se pudo apreciar más relajada.-Con la llegada, a las 8. 10 horas del domingo, a la plaza de Cataluña. del director general de la Guardia Civil, general Aramburu, la actividad en el mando operativo instalado en el sede del Banco de Bilbao volvió a hacerse más notoria y comenzó un cierto movimiento de fuerzas policiales estacionadas en los alrededores de la entidad bancaria ocupada por los terroristas.

A las 10.05 horas llegó a la plaza de Cataluña una tanqueta de la Guardia Civil, ocasionando un inmediato movimiento de reacción en, él interior del edificio del Banco Central. Los asaltantes obligaron a varios rehenes a colocarse frente a la puerta principal de acceso, por su parte interior. Desde la tanqueta, el mando de las fuerzas policiales dirigió un mensaje a los secuestradores, afirmando que su intento estaba totalmente frustrado y que «de su actitud depende que salgan como personas o como terroristas asesinos».

Desde el interior del banco se produjo una inmediata respuesta de ráfagas de metralleta contra la tanqueta, que se retiró unos metros. Al parecer, desde este vehículo se lanzaron algunos disparos., contra el banco, aunque el gobernador civil desmintió más tarde que las fuerzas de seguridad hubieran hecho fuego.

Se hizo un silencio, y poco después salió un rehén, que se identificó como cajero del banco, que hizo un llamamiento a la serenidad a las fuerzas policiales y advirtió que en el edificio había enfermos graves y que el edificio estaba preparado para dinamitarse.

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La primera comunicación oficial sobre el asalto al Banco Central por parte del gobernador civil de Barcelona, José María Coderch. se produjo alas 11.07 horas. mediante un comunicado leído por radio por el propio gobernador.

En este mensaje se aseguraba que desde el mando operativo se ha mantenido un frecuente contacto con los asaltantes desde poco después de producirse la toma del banco.

En estos contactos, el mando operativo ha intentado hacer desistir de su actitud a los asaltantes, tratando de mantener un clima de distensión que permitiera la liberación de todos los rehenes sin que se produjeran víctimas. Hasta el momento de ser difundido el comunicado del Gobierno Civil habían sido liberados 87 rehenes, y quedaban en el interior del banco cerca de un centenar.

Concluía el comunicado dando a conocer la presencia en Barcelona del director general de la Guardia Civil, general Aramburu Topete, y el general jefe del Estado Mayor del mismo cuerpo, general Rodríguez.

Con posterioridad a este comunicado, el gobernador civil de Barcelona se dirigió por radio a los secuestradores para conminarles a abandonar su actitud y les ofreció «una solución digna para salir como personas, o de lo contrario saldrán como criminales». En la misma comunicación, el gobernador aseguró que se había podido comprobar que parte del grupo asaltante fue engañado y responsabilizaba a los secuestradores de los heridos que se iban produciendo.

A esa hora continuaban por radio los dramáticos llamamientos de los familiares de los rehenes «para que los asaltantes no cometan una locura». Una señora, en un patético llamamiento a los terroristas. apeló al ejemplo del Papa, «que perdonó al terrorista que le hirió».

Nuevo ultimátum

Durante este tiempo, el gobernador civil consiguió de los asaltantes un nuevo aplazamiento de su ultimátum, que suponía la ejecución de cinco rehenes si a mediodía no se cumplían sus peticiones iniciales.

En declaraciones a los informadores, José María Coderch aseguró que había ofrecido a los asaltantes «una salida digna», que, sin concretar. parece consistir en facilitara los terroristas la salida de España por los medios que elijan.

En este punto se supo que en el interior del banco hay setecientos millones de pesetas. parte de los cuales se encontrarían desparramados por el suelo de la entidad bancaria en billetes de mil pesetas, según declaraciones de algunos de los rehenes liberados, y que los asaltantes habrían considerado en algún momento quemar. Las últimas noticias sobre este extremo apuntaban a la posibilidad de que los terroristas se llevaran este dinero en su salida de España.

Mientras en el reloj de la fachada principal del Banco Central sonaban las doce del mediodía, el interventor de la entidad, que, al parecer, fue utilizado por los asaltantes como intermediario en las comunicaciones con el exterior, dio lectura a las nuevas condiciones de los terroristas, y que tendrían relación con la «salida digna» que les fuera ofrecida por el gobernador civil.

Estas condiciones se centraban en el traslado de los asaltantes y rehenes en igual número que los terroristas en tanquetas blindadas hasta el aeropuerto de El Prat, donde tomarían -un avión para abandonar España. «Si se les ataca antes de salir morirían 150 rehenes», dijo el interventor, que añadió, como comunicado. textual de los asaltantes: «Sabemos que nosotros caeremos, pero también caerán los 150 rehenes».

Junto a la lectura de estas condiciones, que deberían haber sido cumplidas a las 12.30 horas bajo la amenaza de matar a cinco rehenes si para esa hora no había una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades, el interventor, que servía de portavoz a los asaltantes, lanzó un llamamiento al presidente del Gobierno, al de la Generalidad y a los diputados, recordándoles que hace tres meses ellos estuvieron en las mismas circunstancias y para rogarles que no hagan nada que ponga en peligro la vida de los rehenes. Sobre los asaltantes, el interventor dijo que no eran atracadores, sino personas que actúan por unas ideas y que hay que respetarles.

Tras un breve silencio en las comunicaciones con el interior del banco, poco antes de las 12.30 horas se produjo la salida de tres personas, que hubieron de ser atendidas en el hospital Clínico.

A media mañana, los asaltantes rehusaron recibir la entrega de tabaco y medicinas que previamente hablan solicitado y que trataban de servirles efectivos de la Cruz Roja. No obstante, a primeras horas de la mañana aceptaron una entrega de café con leche y pastas para doscientas personas, y cinco cartones de tabaco.

"Paréntesis importante"

Transcurrido el nuevo plazo concedido por los asaltantes sin que se registrara ningún nuevo hecho, sobre la una de la tarde se pudo detectar el establecimiento de un período de silencio de media hora de duración, durante el cual las emisoras radiofónicas dejaron de emitir desde sus unidades móviles instaladas en aplaza de Cataluña. Fuentes oficiales, sin explicar el alcance de esta nueva operación, confirmaban que «se abría un paréntesis importante».

Instantes después de las 13.30 horas entraron en el banco el delegado del Gobierno en Cataluña, Rovira Tarazona, y el jefe superior de Policía de Barcelona, Enrique Mosquera, que ante la puerta principal fueron cacheados por un asaltante encapuchado y en presencia del que se suponía interventor de la entidad bancaria y viene haciendo de intermediario en los contactos con el exterior.

Posteriormente se pudo saber que la persona que mandaba el grupo de asaltantes, y cuya identidad seguía sin establecerse, había mantenido una entrevista con un redactor de una emisora local de Barcelona, en la que reconocía el fracaso de la operación, llevada a cabo por tres comandos, integrados por ocho personas cada uno, y al mando de los cuales figuraba un solo hombre, coordinados por el que aparece como número uno, y ,que su intención en esos momentos era tan sólo salir de España hacia un país que no podía anunciar, para evitar que las autoridades españolas consiguieran su negativa a recibirlos, tal como ocurriera con Argentina.

En la entrevista con la referida emisora de radio, el número uno de la operación terrorista aseguró que habían pensado en el peligro que corren los rehenes «mucho más que lo que se puede nadie figurar», y que éstos habían mantenido contacto telefónico durante toda la noche con sus familiares. «No estamos dispuestos a rendirnos», dijo. «Ahora recibiré al delegado del Gobierno».

No obstante, transcurrida menos de una hora desde que las autoridades que parlamentaron con los asaltantes en el interior de la entidad bancaria abandonaran ésta, fueron liberados otros 34 rehenes, uno de los cuales sufrió un desvanecimiento cuando, ya en la calle, se encontraba a unos sesenta metros de la puerta principal del banco. Entre los liberados figuraban las dos únicas mujeres que hasta ese momento permanecían en el interior del banco, y que habían sido obligadas a permanecer de rodillas durante media hora ante la puerta de éste como castigo por haberse escondido en unos lavabos durante el asalto.

Antes de que se produjera esta nueva liberación de rehenes, la Cruz Roja efectuó otro suministro de víveres a los encerrados. La entrega consistió en treinta bolsas, una gran cazuela con alimentos y una caja con botellas. Asimismo, uno de los asaltantes, encapuchado, salió al exterior de la plaza de Cataluña acompañado de un rehén, al que apuntaba con su pistola, e inspeccionó la zona, mirando de manera ostensible a los tejados.

De las declaraciones realizadas por los liberados se desprendía que los asaltantes a esa hora, poco antes de las tres de la tarde, se encontraban en una situación límite. «Están muy nerviosos», aseguraron, «y en las últimas horas lo mismo nos trataban con consideración como nos insultaban y nos aseguraban que nos iban a matar a todos».

A última hora de la tarde de ayer, cuando se presumía una próxima solución al secuestro, el responsable de los terroristas declaró a la Cadena SER que había una lista de peticiones que se estaba negociando y que esperaba que se llevaran a buen término, «por el bien de todos los que nos encontramos dentro. Estamos en contacto cada hora, estamos negociando y creo que llegaremos a buen término. No sé si a las ocho, a las diez, a las once o a las doce. No le puedo, decir hora exacta porque no lo sé. Pero espero que el día de hoy sea un día feliz para la gente que se encuentra aquí, lo mismo que para muchos españoles».

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