_
_
_
_
_
GALICIA

El alcalde de Bayona (Pontevedra), dispuesto a autorizar una urbanización junto al parador Conde de Gondomar

El enorme revuelo que ha causado en Bayona (Pontevedra) el conflicto de las vendedoras de la plaza de Abastos, que ha provocado incluso amenazas de muerte, no es el único tema que tiene divididos a los bayoneses. Recientemente, el alcalde de la villa, el independiente Benigno Rodríguez Quintas, ha manifestado públicamente que está dispuesto a conceder autorización municipal para construir una urbanización en la ladera de la península en la que se asienta el castillo de Monte Real y parador nacional Conde de Gondomar, a pesar de que esa parcela está calificada como zona verde de uso público.

La parcela en cuestión ocupa la ladera suroeste de la península de Monte Real, o Monte Boi, al pie del recinto amurallado que data del siglo XV y en cuyo interior se construyó el parador nacional Conde de Gondomar cuando era ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga.La península de Monte Boi era propiedad de la familia Bedriñana, a la que, a través del entonces ministro secretario general del Movimiento, José Solís, se le sugirió que rechazase una oferta de un grupo norteamericano para aceptar la del Ministerio de Información y Turismo (MIT). Los americanos ofrecían unos cien millones de pesetas, pero los Bedriñana aceptaron los diecinueve millones del MIT, por patriotismo.

El Ministerio de Información y Turismo se hizo cargo de todo el recinto amurallado y dejó a la familia propietaria una parcela de 15.000 metros cuadrados, en la que podrían construir hasta un máximo del 30% de su superficie, siempre que no se sobrepasen las dos alturas y media y que las construcciones resultasen acordes con el paisaje y con la perspectiva.

La parcela se desvalorizó sensiblemente, puesto que cualquier intento de la familia de obtener un beneficio tropezaba sistemáticamente con la oposición del Ayuntamiento y la legislación sobre protección de recintos militares, playas y costas.

Sin embargo, recientemente hizo su aparición en la zona una misteriosa sociedad, en la que aparecía como apoderado el alcalde de Gondomar, José Lis Costas, que logró comprar a la familia Bedriñana la parcela, por unos ocho millones de pesetas. Después se desvelarían las intenciones de los compradores: construir una urbanización de «chalés rústicos en una zona divina», según la expresión del alcalde de Gondomar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_