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Reaparece en París el ex primer ministro iraní Bajtiar

Regodeándose visiblemente, en medio del enjambre de flash, micrófonos y periodistas, autodefiniéndose como el Charles de Gaulle iraní, ayer reapareció en un lujoso hotel de la capital francesa, Shapur Bajtiar, el último primer ministro del sha, barrido por la revolución coránica de Jomeini el último 12 de febrero, y desaparecido después misteriosamente. En una rueda de prensa que semejó a un llamamiento al pueblo iraní, el señor Bajtiar solicitó un «verdadero» referéndum para que el pueblo escoja libremente entre monarquía y república.

Desde que se lo tragó la tierra hace casi medio año, todos los rumores habían circulado sobre la suerte del ex primer ministro. Se le supuso detenido por los jomeinístas, asesinado, fugado, pero nadie daba noticias ciertas. Anteayer, por fin, un portavoz suyo anunció su reaparicion inminente en la escena política e incluso dejó entender que podría presentarse a las elecciones legislativas del próximo día 3 del mes que empieza hoy.Sobre este último punto y sobre su vida durante los últimos meses de autosecuestro, el señor Bajtiar se manifestó completamente evasivo. Lo que le interesa es el futuro y el papel que, según dejó entender claramente, aún cree que puede jugar él mismo: «Ninguna personalidad política o religiosa, dijo, es capaz hoy en Irán de rehacer el país.» En este sentido, lo primero que reclama el señor Bajtiar es un «referéndum verdadero para que el pueblo pueda pronunciarse libremente sobre el régimen que desea: monarquía o república». Acto seguido propone que «los mullahs vuelvan a sus mezquitas», es decir, que la jerarquía religiosa no se mezcle en la política.

Entre tanto «la élite iraní (800.000 personas) debe decirle la verdad al pueblo y prepararlo para el establecimiento de una democracia nacional y próspera». Refiriéndose a las reivindicaciones autonomistas kurdas se manifestó positivamente, «pero en un marco nacional».

El actual régimen «coránico-revolucionario» es juzgado severamente: «la revolución es una vuelta al pasado», dijo, y de una manera global todo lo que ocurre en Irán lo resume en dos palabras, «confusión y catástrofe». Según el ex primer ministro del sha, «en seis meses de jomeinismo hemos perdido más que en veinticinco años de robo y derroche bajo la monarquía». En su opinión, todas las «desgracias» de su país fueron originadas por «un malentendido grave entre Jomeini y las fuerzas vivas de la nación»: el primero luchaba únicamente por establecer un régimen «islárnico muy, muy especial», mientras las segundas aspiraban a derrocar la dictadura para recuperar la libertad y la independencia.

En apariencia, el señor Bajtiar es cortejado por descontentos del jomeinismo, pero negó todo proyecto relativo a la formación de un partido político o de un Gobierno en el exilio. Lo cierto es que, hoy por hoy, su ficha personal, respecto al jomeinismo reinante, no puede ser más desfavorable: socialmente es un burgués, descendiente de la «gran» familia de los Bajtiar. Políticamente es un prooccidental de tendencia socialdemócrata, como su antiguo partido, Frente Nacional, del que fue dirigente. Y religiosamente es un escéptico.

Por añadidura, cuando el régimen actual supo que el criminal Bajtiar se le había escapado de las manos, el tribunal jomeinista de Teherán lo condenó a muerte y pidió su extradición del país en el que se le descubriese. Este último detalle pudiera agravar el contencioso franco-jomeinista (suspensión de la compra de dos centrales nucleares, suspensión de la construcción del Metro de Teherán y de otros compromisos comerciales sustanciosos).

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Las autoridades francesas, exactarnente igual que en los tiempos recientes del turista Jomeini, adelantaron ayer que el señor Bajtiar ha entrado debidamente documentado en Francia, que en tanto que turista extranjero puede permanecer tres meses en el país y, por lo demás, que si no provoca agitaciones serias, nada le impide decir lo que le dé la gana.

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