Medvedev tiene un plan ante Alcaraz, sí, pero todo pasa por el saque

Tal vez pueda sonar obvio, básico, elemental en esto del tenis y todavía más en Wimbledon. Y lo es. Pero incide el propio Daniil Medvedev, citado esta tarde (14.30, Movistar+) con Carlos Alcaraz en busca de una plaza en la final del domingo en Wimbledon. ¿Qué puede hacer para revertir el guion de hace un año en este mismo escenario, misma escala, mismo rival? “Tengo que jugar mejor, ya está. Pero lo que tengo que hacer, sobre todo, es sacar mejor, porque eso sigue siendo lo más importante aquí. Así es el tenis en hierba”, simplifica el ruso, cuyo discurso encuentra continuidad en el de su entrenador, el francés Gilles Cervara, que atiende después de una sesión en la que el tenista ha insistido con el servicio: “Si mañana [por este viernes] llegas a la pista sin saque, no tienes ninguna posibilidad. Si aquí no sacas bien contra los mejores, y Carlos lo es, creo que es como si vas a correr una carrera sin piernas…”.

De modo que el de Moscú lo tiene claro: saque o nada. Visionada la semifinal disputada el curso pasado en Londres, él y los suyos concluyen que “entre otros muchísimos detalles”, el de la primera bola en juego es primordial. Pinchó en ese sentido hace un año, y el precio fue muy elevado. Definitivo, en realidad. Con unos promedios discretos, fundamentalmente con los segundos servicios (30%), se ahogó en una tarde en la que solo pudo arañar nueve juegos, tres por manga, como un cuchillo al resto el español. Por eso, ahora se impone mantener la buena línea de estas dos semanas, en las que ha sido uno de los más destacados.

Además de ser el sexto que más aces ha firmado en el torneo —64 en total, una media de 12,8—, el ruso es el cuarto que más juegos ha retenido (91%), por detrás solo en este apartado de Alexander Zverev (97%), Novak Djokovic (96%) y Taylor Fritz (92%). Su efectividad asciende a un 67% y la retención de puntos con primeros (76%) y segundos (56%) alcanza unos parámetros considerables. Eso sí, acusa una tara con las dobles faltas; 26 ha cometido en los cinco primeros partidos, ligeramente mejor que Fabio Fognini (32) y Jan-Lennard Struff (27), los más reincidentes. Le expondrá Alcaraz seguramente a constantes situaciones de presión, por lo que cualquier déficit podría suponer una condena similar a la de 2023.

Hasta ahora, ambos se han encontrado en seis ocasiones y el murciano domina por 4-2. Las dos veces en las que prevaleció —Wimbledon 2021 y el último US Open—, Medvedev se vio obligado a alcanzar promedios sobresalientes para escapar a los mordiscos del rival en la devolución, especialmente con los primeros; el registro ascendió a un 95% en aquella primera ocasión en Londres y a un 82% en el episodio neoyorquino. El descenso en el resto de los capítulos (61%, 70%, 74%, 45%...) le privó de cualquier posibilidad. En todo caso, el gigantón tiene calidad más que de sobra en la maniobra, diferencial a lo largo de su carrera y no tanto por la potencia como por la colocación. Su heterodoxa mecánica —los famosos sartenazos— no es óbice para que sea capaz de dibujar ángulos muy variados, ya sea en un formato más curvado o bien más plano.

El lastre de los cinco sets

Así que, pese al optimismo que generan los precedentes, Ferrero desconfía. Recuerda todavía el preparador la respuesta de septiembre en Nueva York y matiza: “Medvedev se ha ganado el respeto de todos”. Menciona el triunfo contra Jannik Sinner en los cuartos —en, posiblemente, la mejor actuación del ruso sobre césped— y exige “máxima precaución y concentración” a su jugador. Entretanto, Cervara señala que el de Alcaraz supone “un gran desafío” y advierte de que su tenista moverá pieza: “Creemos que podemos lograrlo”. “Intentaremos hacer algo diferente para perturbar a Carlos mañana y presionarle, guiarle hacia diferentes situaciones que no le gusten”.

No olvida el entrenador galo el contundente mensaje emitido por el español en su recorrido hacia la semifinal, la capacidad exhibida para sortear los apuros. “Ha tenido algunos partidos que le han llevado al límite y eso demuestra que es un oponente muy duro, porque encuentra una solución para regresar”, indica, mientras su jugador (28 años y número cinco) ha dejado atrás escollos reseñables como Kovacevic (88º), Müller (102º), Struff (41º), Dimitrov (10º) y Sinner (1º). Formidable competidor sobre cemento y alérgico a la tierra, aspira ahora Medvedev —cuarto a partir del nuevo siglo que consigue ganar al número uno en tres ocasiones o más en los grandes— a la conquista soñada por todos, la de La Catedral.

Triunfó hace tres años en el US Open, pero se le escaparon tres finales en Australia y arrastra un lastre pesado en un territorio en el que el de El Palmar disfruta sobremanera: los cinco sets, 8-10 adverso. “No lo pienso demasiado, me encantaría tener seis Grand Slams, 10 o 26, más que Novak… Pero siempre he hecho todo lo que he podido. Intento siempre dar lo mejor de mí, creo en mí, en mi tenis, así que solo espero no arrepentirme de nada cuando acabe mi carrera”, zanja, mientras Alcaraz desea repetir final y le elogia: “Para mí, lo más difícil a la hora de enfrentarme a Daniil, o lo más especial que tiene, es que puede alcanzar todas las bolas. Es como una pared, recupera cada pelota; siento que puedo hacer un tiro increíble, que ahí estará él para devolverla... Es difícil jugar pensando en eso”. El muro, sin embargo, precisa de un plus para hoy: ser un cañón.

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