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Francia respira pese a la ausencia de Benzema

Ni Deschamps ni los jugadores dramatizan la baja del Balón de Oro, que tampoco estuvo en el Mundial de 2018, ganado por los franceses

Coman y Mbappe bromean durante el entrenamiento del sábado en Doha.
Coman y Mbappe bromean durante el entrenamiento del sábado en Doha.FRANCK FIFE (AFP)
Diego Torres

Nadie dramatizó con la ausencia de Karim Benzema. Cuando los jugadores de Francia se reunieron para desayunar en el hotel de Al Messila, en el distrito más señorial de Doha, este domingo por la mañana, el delantero ya se había marchado. Tras conocer en el hospital que sufría una lesión que le impediría disputar todo el Mundial prefirió, dicen en la concentración, ducharse y subirse a un vuelo regular de Qatar Airways a las 8.00. No estaba de humor para esperar al mediodía para coger un avión privado. No tenía cuerpo para despedirse de sus compañeros. “Lo vi salir del entrenamiento camino del hospital y ya no lo volvimos a ver más”, dijo Konaté este domingo.

Héroe en Madrid y Balón de Oro de 2022, Benzema tenía en Varane a su gran apoyo en la selección. Nunca cultivó una relación excelente con Mbappé, ni con Griezmann, Coman o Giroud, el grueso del reparto ofensivo.

Según fuentes de la federación francesa, la mayoría de la plantilla sentía que su inclusión resultaba disonante en una maquinaria que había funcionado perfectamente sin él cuando ganaron la Copa del Mundo en 2018.

La prensa rara vez lo comentaba, pero de la memoria de hombres como Pogba, Kanté y Kimpembe, los líderes espirituales, nunca se borró la idea de que Benzema fue acusado de chantajear con vídeos de contenido sexual a un compañero de selección, Mathieu Valbuena, caído en desgracia desde entonces. La condena judicial en firme, en octubre del año pasado —el jugador madridista fue condenado a un año de prisión al considerar su implicación en el caso—, no contribuyó a despejar la atmósfera enrarecida en cada reunión del equipo. Benzema siempre fue como una isla.

“Tenemos jugadores para luchar por la Copa del Mundo”, dijo Camavinga, el centrocampista del Madrid, cuando le preguntaron si no temía que la baja de Benzema rebajara las posibilidades de Francia. “Aquí nadie tiene miedo. Ha sido un golpe duro. Pero creo que es el momento de que los jóvenes asumamos más responsabilidad; para eso el entrenador ha convocado a tantos jóvenes. Es una gran oportunidad”. “Mbappé está acostumbrado a la presión”, concluyó Camavinga. “Para él no es nada nuevo concentrar toda la atención de los rivales. Lo he visto muy sereno esta mañana”, añadió el centrocampista.

El seleccionador, Didier Deschamps, tampoco dramatizó la baja del delantero. El técnico rellamó a Benzema en 2021, dando satisfacción a la presión mediática, una corriente que seguía la opinión de Zidane, y que sostenía que Benzema debía formar parte del equipo.

Al técnico no le acababa de convencer la idea de jugar con un punta que no enfocaba sus esfuerzos en rematar centros y aguantar la pelota de espaldas, tanto como en armonizar el juego a base de asociaciones en el último tercio. Deschamps siempre sintió debilidad por Olivier Giroud, el espolón de 2018, un jornalero del área cuya máxima, “siempre creer”, se inscribe en el título de su autobiografía.

“Creo en Giroud porque él sabe lo que quiero”, dijo Deschamps antes de hacer la convocatoria. “Aquí lo que cuenta es ganar”. Jugar bien, algo que caracteriza a Benzema junto con un marcado sentido estético, no es algo que preocupara sobremanera a Deschamps. Al técnico también le da igual que Giroud tenga 36 años. Su corpulencia y su especificidad como catalizador del juego en largo encajan perfectamente en el orden conservador y simple que le dio tantos éxitos.

“Karim creó un desequilibrio”

Giroud manifestó en The Athetic, en 2021, una opinión muy extendida en el vestuario de Francia. “Karim creó un desequilibrio táctico en nuestro juego”, dijo. “No fue su culpa, pero fue dolorosamente obvio. Perdimos nuestra fuerza colectiva. Este repentino desequilibrio perturbó al equipo”.

”Dejo mi lugar a alguien que pueda ayudar a nuestro grupo a tener un gran Mundial”, declaró Benzema en un mensaje publicado en Instagram. Deschamps se apresuró a responder en Telefoot diciendo que no pensaba convocar a nadie que rellenara el hueco.

“Me enteré esta mañana de que había dejado la concentración”, dijo Konaté a propósito de la baja de su compañero. “Son cosas que pasan en el fútbol. Hay que dejarlo atrás cuanto antes y pensar en el futuro. Esto no altera nuestros objetivos. En esta plantilla tenemos suficiente calidad. Podemos llegar lejos con los jugadores que hay”.

Dembelé, como en 2018

Francia se prepara para relevar a Benzema desde mucho antes de que el madridista abandonara la concentración, una vez que la resonancia magnética determinó en la medianoche del sábado al domingo que sufría una doble rotura en el muslo de la pierna izquierda. En el cuádriceps y en el recto anterior izquierdo, la misma zona que le ha mantenido inactivo en el último mes.

Si las pruebas sobre el terreno se confirman, la historia se reproduciría. Igual que en el Mundial de 2018, Dembélé volvería a formar parte de la alineación titular en el día del debut ante el mismo adversario, Australia. El extremo del Barça se convertiría de nuevo en el vértice de un esquema pensado para el vértigo y los balones a la olla más que para la elaboración. Algo que agrada a Deschamps tanto como a su cuadrilla, menos por razones tácticas que de afinidad y sentido del compañerismo.

El buen ambiente se verificó en el entrenamiento del domingo en el estadio de Al-Sadd, en el curso de una sesión abierta a las cámaras y marcada por las risas que despertaban los juegos de posesión con castigos para los perdedores.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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