El Manchester City no deja de ganar
Haaland encarrila el estreno del campeón de la Premier, superior al Chelsea en Stamford Bridge
Ganó en el estreno el campeón, que busca su quinto entorchado consecutivo y dejó atrás una siempre incómoda visita al campo del Chelsea. Triunfaron en la jornada inaugural el Liverpool (0-2 en Ipswich) y el Arsenal (2-0 a los Wolves), que se barruntan como principales aspirantes, a la espera del regreso al más alto nivel del Manchester United, también vencedor (1-0 al Fulham el pasado viernes), o de la confirmación del Aston Villa, superior al West Ham a domicilio (1-2) en un duelo guipuzcoano de banquillos en el que Unai Emery se impuso a Julen Lopetegui. Vuelve la Premier con sus viejos protagonistas y un cierto tufillo a fútbol estival mientras tirios y troyanos empiezan a tomar velocidad de crucero. No es el caso de Erling Haaland, que sigue a lo suyo: aparece lo justo y golpea como un martillo.
La cita en el Stamford Bridge era el centenario del rubio delantero con el Manchester City. Son cien partidos oficiales en los que suma 91 goles. Un portento. En este inicio de temporada volvió a ser decisivo para romper un partido de ritmo lento en el que Guardiola entregó durante bastantes minutos la pelota al rival. No suele ocurrir, pero el Chelsea apostó por mantener una posesión que casi siempre fue inocua. El dictado lo lleva desde el banquillo Enzo Maresca, aquel centrocampista italiano que brilló en el Sevilla o el Málaga y que ahora se ha convertido en un sosías de Guardiola, más tras pasar por su sala de máquinas como asistente en el City. Tras comandar la pasada temporada el regreso a la Premier del Leicester asume ahora un reto mayúsculo: convertir al Chelsea de los 55 futbolistas en plantilla.
No lo tiene sencillo Maresca, que además este domingo generó un incendio al prescindir de Sterling, que se quedó al margen de la convocatoria. El Chelsea ha fichado caro y no anda sobrado de talento. Y en el Bridge late un murmullo porque se aprecia un centro del campo nada sobrado de ideas y una delantera sin colmillo.
Por Roméo Lavia le pagó una tarifa de 68 millones de euros al Southampton, el traspaso de Enzo Fernández poco después de ganar el Mundial con Argentina le supuso un desembolso de 121 millones en dirección a Lisboa, para el Benfica. Y por Moisés Caicedo ingresó el Brighton 133 millones. Cuando pagas ese dineral por tres centrocampistas la gente espera algo más que pases horizontales. Y ese fue el Chelsea que renqueó durante la primera hora de partido. Tampoco Nkunku y Jackson, al que le anularon un gol por fuera de juego, mostraron nivel cuando tuvieron opciones de remate, así que el campeón transitó más o menos tranquilo por el partido por más que Rodri, que empezó a adiestrarse de vuelta de las vacaciones el pasado miércoles, se hubiese quedado en Manchester. Las urgencias son bien distintas en el Chelsea, que tiró de Cucurella tras siete días de entrenamiento y que sobrevivió hasta que a un cuarto de hora del final un calambre le dejó tieso.
El City empezó perezoso, pero mejoró cuando, antes incluso del ecuador de la primera parte, Guardiola maniobró y colocó a Doku y Savinho, sus extremos, a pierna cambiada. Se activó el brasileño que la campaña pasada había jugado a préstamo en el Girona que generó acciones de todos los colores, afilado en el regate y preciso en las combinaciones. Hasta que poco antes del descanso tuvo una mala sensación en una rodilla y requirió asistencia. Tras el receso ya no salió de la caseta. Para entonces ya ganaba el equipo de Guardiola, que encontró el gol apenas rebasado el cuarto de hora de partido cuando Doku, en una de sus primeras intervenciones acostado a la izquierda, colocó un balón hacia la frontal, Bernardo Silva lo tocó y Haaland se encargó del resto, que no fue poco: la pelota le quedó atrás, le encimaron dos zagueros y el portero. Dio lo mismo, a base de fuerza y destreza, empleando los dos pies, el astro noruego se colocó en posición de remate para llevar la pelota a la red. Y lo hizo con una mezcla de contundencia y sutileza.
Las soluciones que tiene Guardiola, las busca Maresca, que retiró del campo al criticadísimo Jackson y le dio media hora a Marc Guiu, el novel delantero procedente del Barcelona. En su estreno apenas tocó bola, pero se aplicó en la primera línea de presión que necesitaba su equipo para desplegarse. Apretó el Chelsea, que dejó atrás el ritmo caribeño del inicio y agitó a su rival para llevarlo hacia su campo. Trató de aprovechar las indecisiones de Ederson, más fallón que de costumbre bajo palos. Mostró orgullo el equipo londinense, pero le golpeó en la recta final el City con un gol de Kovacic, que enseñó sus credenciales: recuperó en la medular el fruto de una mala salida desde atrás del rival, bajó la pelota al piso, la condujo en un prodigioso eslalom y colocó un preciso disparo de interior a la red. Todd Boehly, el multimillonario propietario norteamericano del Chelsea se levantó entonces de su palco y tomó las de Villadiego.
Mientras tanto Pep Guardiola sigue el ideario de Luis Aragonés. El pasado fin de semana viajó a Londres y se llevó la Commuity Shield, en este regresó para llevarse los primeros puntos en la Premier.
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