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Verstappen se lleva el correcalles del GP de Mónaco por delante del incansable Alonso

Cuarta victoria del holandés, que se rinde al asturiano, que logra su mejor resultado en nueve años a pesar de un error de cálculo de Aston Martin

Fernando Alonso celebra el segundo puesto conseguido en el GP de Mónaco con Esteban Ocon, tercero.
Fernando Alonso celebra el segundo puesto conseguido en el GP de Mónaco con Esteban Ocon, tercero.Ryan Pierse (Getty Images)
Oriol Puigdemont

Si ver correr los Fórmula 1 en Mónaco es ya de por sí un ejercicio de surrealismo en condiciones normales, la aparición de la lluvia convirtió la carrera de ayer en un frenético correcalles, un ejercicio de supervivencia en el que era más fácil meter la pata y terminar estampado contra el muro que salir con una sonrisa en la cara como la que lució Max Verstappen, el que nunca falla. La cuarta victoria del curso para el actual campeón volvió a dejar claro que Red Bull no solo dispone del mejor monoplaza de la parrilla, sino que lee las vicisitudes como nadie. A pesar de circular por un pasillo rodeado por muros resbaladizo como el cristal mojado, el holandés tiró de magia y de manos para controlar un búfalo más bravo que nunca a base de volantazos, culetazo aquí y culetazo allí, hasta cruzar la meta con más de 27 segundos de ventaja sobre Fernando Alonso, segundo en la parrilla de salida, que acabó también segundo en carrera. Sumó su quinto podio de seis posibles y se acerca peligrosamente a la segunda posición de la tabla general, esa que provisionalmente lleva la firma de Checo Pérez. Aunque por solo 12 puntos.

El español salvó la papeleta de la mejor manera posible si tenemos en cuenta que Aston Martin se metió en un charco. Los estrategas de la escudería de Silverstone (Gran Bretaña) se pasaron de optimistas cuando el agua comenzó a caer (vuelta 52) y le llamaron al taller (vuelta 54) para colocarle un juego nuevo de gomas de seco, justo antes de que el cielo se rompiera en mil pedazos y le obligara a volver a parar. Una maniobra arriesgada consensuada por la radio entre el piloto y sus guías. “Las curvas 7 y 8 están para intermedias, pero el resto del circuito para las de seco. No sé, colega”, le dijo Alonso a Chris Cronin, su ingeniero de pista. “Vale. Entra y te pondremos un juego de medias”, le respondió el técnico.

El margen que el asturiano se fabricó a su espalda, en parte gracias al tapón generado por Esteban Ocón, minimizó el desliz hasta el extremo de poder mantener la segunda plaza, su mejor resultado desde el Gran Premio de Hungría de 2014, cuando defendía los colores de Ferrari. Hace nueve años. “El mejor resultado posible era el segundo puesto, y terminamos los segundos. Lo intentamos, pero nos faltó un poco de ritmo y Max fue más rápido que nosotros”, resumió el bicampeón del mundo con Renault (2005 y 2006), que deberá seguir esperando un poco más para celebrar la 33, esa victoria que lleva persiguiendo desde 2012 y que ha convertido ya en toda una tendencia en redes sociales, donde conecta a las mil maravillas con las nuevas generaciones. A pesar del excelso estado de forma de Verstappen y Red Bull, Alonso recurre a su histórico para lanzar un mensaje sobre la actitud que mantendrá en lo que queda de Mundial. “Nosotros igual no somos los más rápidos, pero tampoco lo éramos en 2010 ni en 2012 y llegamos con opciones de título a la última carrera. Max puede abandonar un par de veces y que la cosa cambie”, advirtió.

Carlos Sainz, octavo

Ocón se sacó del sombrero el primer podio de Alpine en este ejercicio, después de una asombrosa vuelta en la cronometrada que ni él sabe cómo cuadró. Carlos Sainz, por su parte, concluyó el octavo y cabreado como una mona con el plan que puso en práctica Ferrari, quien, a criterio del madrileño volvió a jugar favor de Charles Leclerc (sexto).

Mónaco ha sido siempre un evento único dentro del calendario, y el de esta temporada aún ha sido más particular si tenemos en cuenta que muchas de las escuderías introdujeron aquí el primer paquete de mejoras en sus bólidos, después de que el temporal que zarandeó hace unos días la región de Emilia- Romaña forzara a la cancelación de la prueba en Imola.

Mercedes le dio la vuelta a su FW14 para corregir la desviación que las Flechas de Plata arrastraban desde hace un año y medio. Aston Martin retocó ligeramente su AMR23 con la intención de acercarse un poquito a Red Bull, y el equipo campeón apenas mandó a lavar su RB19, habida cuenta del margen que tiene respecto del resto. La intervención de unos y otros apenas alteró el panorama visto en las cinco citas anteriores, al menos en lo relativo al colchón del que goza la tropa energética, que compite con una apisonadora disfrazada de coche, especialmente en manos de Verstappen, capaz de correr bajo una cortina de agua casi sin mojarse. “No es una sorpresa ver así a Fernando. Crecí viéndole correr, me gusta su estilo y que esté todavía aquí, a sus 41 años, es algo impresionante”, piropeó el indiscutible líder del campeonato al asturiano, su inesperado rival. “Creo que es un gran ejemplo para la gente al demostrar que, si uno sigue comprometido y creyendo en sí mismo, puede conseguir muchas cosas”, remachó el corredor que se ha encasquetado las dos últimas coronas.

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