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El dilema familiar de elegir equipo en Sevilla

Ángel Pachón: “Mi padre me llevaba a ver al Betis y mi tío, al Sevilla. Al final, ganó Suker”

Nacer en Sevilla es algo peculiar. En las familias hay sevillistas y béticos y todos intentan ficharte de niño para sus colores. El primero que lo intentó fue mi padre, Ángel, bético de toda la vida, que me llevó al Benito Villamarín a ver un Real Betis – Real Racing Club de Santander que ganaron los locales por dos goles a cero. Recuerdo que fue durante la Feria de Abril. El campo estaba a reventar. Más tarde, mi tío Pepe, hermano de mi madre y sevillista de cuna, me llevó a un Sevilla FC – Albacete BP, que ganaron los manchegos por cero a dos. Lo más lógico hubiera sido que me hubiese hecho aficionado de las 13 barras, ya que a cualquier niño le gusta más ganar que perder. Pero me hice sevillista. ¿Por qué? Por el ambiente. La afición no paraba de animar y ese escudo que lucía imponente en la fachada del estadio… Aquello me pareció increíble.

También influyó el fichaje de Davor Suker, mi ídolo de la infancia. Cómo controlaba el balón, cómo lo pisaba… Sobre todo, porque en aquella época, principios de los noventa, era el jugador que metía los goles del equipo. Para los niños sevillanos de esa época, lo más normal era decantarse por el Betis por sus jugadores. Finidi, con su celebración del sombrero, los goles del Toro Aquino, y, por supuesto, las botas blancas de Alfonso. Yo escogí al Sevilla por la facilidad con la que veía puerta aquel croata al que incluso seguía cuando jugaba con su selección. Me acuerdo también de un derbi contra el Betis, curiosamente en Feria, en el que Suker marcó.

Ángel Pachón (a la derecha de la imagen) con su tío, Pepe (izda.).
Ángel Pachón (a la derecha de la imagen) con su tío, Pepe (izda.).cedida

Con el tiempo, el Sevilla fue creciendo. Ya sabemos todos lo que vino después. Mi padre, el pobre, lleva muchos años aguantándome. Nunca vemos los derbis juntos, pero no porque discutamos. A mis 35 años, vivo entre Málaga y Madrid. Cuando estoy en mi ciudad, voy al campo como socio, y también voy a los partidos cuando hay derbi en el Villamarín. Mi padre, que no es tan futbolero como yo, prefiere verlos en casa. Aun así, me ha acompañado cuando he ido a ver al Sevilla fuera de España porque le encanta viajar, y ha llegado a animar incluso a mi equipo, siendo el eterno rival del suyo. Pero es que, al igual que nacer, crecer en Sevilla es algo peculiar, y con el tiempo, las rivalidades se van transformando.

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