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Chus Mateo: “He estado siempre bajo la lupa, lo asumo”

La conquista de la Euroliga refuerza la figura del madrileño en su primer curso como técnico principal blanco tras la era de Pablo Laso

Chus Mateo, con el trofeo de la Euroliga.
Chus Mateo, con el trofeo de la Euroliga.Enric Fontcuberta (EFE)
Juan Morenilla

Sergio Llull acaparó los focos por su canasta para la historia, pero en la rueda de prensa posterior al encuentro, con el galardón de mejor jugador en sus interminables brazos, Tavares lanzó un largo y contundente discurso en defensa de Chus Mateo. “Estamos aquí por él, porque él ha creído en nosotros. Ha tenido mucha confianza en sí mismo y en lo que podía aportar. Muchos tendríais que pedirle disculpas porque ha habido muchas dudas y críticas a él. Es el jefe. Tiene todo el mérito. Se lo merece más que nadie. Es una de las mejores personas que he conocido. Deberíais darle todo el mérito. Hay muchos alfas en este equipo y eso hay que gestionarlo”, razonó Tavares.

Sentado junto al gigante, Chus Mateo apenas pudo contener las lágrimas. “No es fácil hablar ahora”, intentó arrancarse a continuación; “ser entrenador del Madrid es estar siempre bajo la lupa. He intentado ser pragmático, no hacer caso. Mucha gente con menos bagaje opina. Opinar es gratis, es fácil. Sé que está dentro de mi trabajo y lo asumo, es parte del juego. Yo controlo lo que puedo, a mis chicos, al cuerpo técnico. Si fuera piensan que soy un paquete, pues soy un paquete. Ahora no es que sea muy bueno, soy alguien que ha ayudado a su equipo a ganar con lo que ha podido. No hay que darle más importancia a que la gente piense que lo haces bien o mal”.

Mateo reconoció que en el vestuario vivió momentos inolvidables con sus jugadores. “Un tiro de buena suerte nos hizo campeones. Podía haber sido al revés. Es un cuento de hadas”, afirmó el técnico, triunfador en su primer curso como técnico principal blanco tras la era de Pablo Laso.

Kaunas fue la cumbre tras un camino empinadísimo para el Madrid, tercero en la fase regular de la Euroliga, tras el Olympiacos y el Barça, y enfrente del maestro Obradovic en los cuartos. El cruce ante el Partizán fue un dolor de muelas para los blancos, que cedieron los dos primeros partidos en casa, resuelto el segundo con una tangana que debilitó especialmente a su rival para los choques de Belgrado. Ahí emergió el colosal Tavares para estirar la serie hasta la quinta cita, remontar 18 puntos y ser el primer equipo que voltea un 0-2 en una eliminatoria. Descosido por las bajas, el Madrid batió en semifinales al Barça. En la final, frente a la gloria, la última bola era para el capitán Llull.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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